El deporte de hielo más estratégico

Pekín 2022: Curling, unas medallas a golpe de piedra

Suecia ha causado admiración en el torneo bajo la dirección de un jugador magistral que se llama Niklas Edin.

El granito de las piedras se extrae de dos canteras, una en una isla escocesa y la otra en un pueblo galés y hay referencias de partidos disputados hace 500 años.

Niklas Edin

Niklas Edin / REUTERS

Sergi López-Egea

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Zhang Ali es uno de los 15 gaiteros chinos que llevan dos semanas interpretando el ‘Scotland the Brave’, según marca la tradición del curling, cada vez que se presentan los equipos. Él, como el resto de compatriotas, no ha dudado en colocarse el ‘kilt’, la famosa falda escocesa. "Aprendí a tocar la gaita por internet", explicó hace unos días a AFP. Le quedan tres interpretaciones entre este sábado y el domingo, las finales masculina y femenina y la lucha por el bronce entre suecas y suizas, que decidirán las medallas en una competición tan apasionante, amena e instructiva como desconocida resulta en España.

El curling es un deporte cuyas raíces hay que buscarlas en la Escocia de hace 500 años y es ameno e instructivo porque recoge pautas de los bolos, la petanca y hasta del ajedrez o del golf. Y es mucho más que ver a dos personas cepillando el hielo mientras avanza hacia la diana una piedra de granito que pesa 20 kilos y que ha lanzado el compañero, lenta o rápidamente, según convenga colocarla estratégicamente o desplazar la del equipo rival.

La banda de gaiteros de los Juegos de Pekín 2022 en el curling.

La banda de gaiteros de los Juegos de Pekín 2022 en el curling. / AFP

Pero no son piedras del montón, ni mucho menos. Para jugar al curling hay que hacerlo con granito de categoría, el que se extrae de las dos únicas canteras con denominación de origen, la que hay en la isla escocesa de Alisa Graig o en el pueblo galés de Trefor. 450 euros vale cada una de ellas, sin contar el sensor que tuvo que quitarse en Pekín 2022 porque fallaba más que una escopeta de ferias durante los primeros partidos del torneo.

Más de dos horas de duelo

Hasta dos horas y media puede durar un partido, como el que se prolongó la madrugada del viernes, la semifinal entre dos potencias mundiales, Suecia y Canadá. Diez series, con el lanzamiento de ocho piedras por parte de cada uno de los equipos, formados por cuatro jugadores. Uno lanza, dos cepillan el hielo para impulsar, frenar o variar la dirección de la piedra y otro dirige la estrategia, mientras el cuarteto habla por el ‘pinganillo’ y la audiencia escucha sus decisiones, sus felicitaciones y hasta sus cabreos cuando fallan, aunque pocas veces suele ocurrir.

Y más cuando está Niklas Edin al frente de las operaciones. Es uno de los ‘grandes’ y un auténtico mito del curling, como el estadounidense Matt Hamilton, la estrella de Norteamérica que parece extraída de la famosa película ‘El gran Lebowski’ y que no solo no repetirá el oro de hace cuatro años en Corea. sino que este viernes perdió el bronce ante Canadá, una tremenda decepción para Estados Unidos.

Matt Hamilton, estrella del curling estadounidense.

Matt Hamilton, estrella del curling estadounidense. / AGENCIAS

Edin, en cambio, ha sido en Pekín 2022 el ‘skip’ o capitán sueco, el que ha llevado a su equipo a la final contra Gran Bretaña (todos escoceses) que se disputa este sábado por la mañana. Era el que decidía dónde, cómo y de qué manera se lanzaban las piedras, cuando no lo hacía él, para dejarla milimétricamente en el lugar escogido casi para decir aquello de donde pongo el ojo coloco el granito.

Su palmarés es sencillamente impresionante a los 36 años, en un deporte en el que es fácil ver en acción a jugadores cuarentones y algún michelín a cuestas. Edin ha sido cinco veces campeón del mundo, siete veces campeón europeo y ya posee dos medallas olímpicas (plata y bronce). Está considerado como uno de los mejores ‘skip’ de todos los tiempos.

Teledirigidas por los cepillos

Es un espectáculo verlo con las piedras. Son años de adiestramiento, de saber colocarse sobre el hielo, de adoptar una posición casi de patinador artístico y de ordenar a sus compañeros que barren la pista con el cepillo, sin tocar la piedra, que está prohibido, como teledirigir los movimientos para dejar el granito en el punto ideal de la zona de juego o sobre el mismo círculo de la diana.

Curling es curling para lo bueno y para lo malo y, aunque unas veces se gana y otras se pierde, es difícil que lo último ocurra cuando Edin tiene el brazo ágil. O cuando las jugadoras británicas, perdón escocesas, se ganan una plaza para disputarle el domingo el oro al sorprendente Japón tras una memorable semifinal (con desempate incluido) ante las favoritas; suecas, por supuesto.

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