La cita olímpica de Pekín

Thibault Magnin: el 'tapado' de España para una medalla

Nació en Suiza, se crió en Mallorca, se formó como esquiador en Estados Unidos y ahora reparte su vida entre Andorra y la República Dominicana.

Aspira a una medalla en la modalidad del esquí acrobático donde concurre junto a Javier Lliso. Aparte de esquiador trabaja como modelo.

Thibault

Thibault / COE

Sergi López-Egea

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China tiene que prepararse para el 'show de Thib'. Lo avisa este joven esquiador acrobático de 21 años en cada entrevista que realiza. Y va mucho, mucho más lejos. Se llama Thibault Magnin y aunque su nombre suene a afrancesado, tiene pasaporte español y pasa por ser, aunque todavía resulte un desconocido para el público en general, uno de los valores deportivos al sur de los Pirineos, el 'tapado' del equipo olímpico invernal que concurre a los Juegos de Pekín. Y el que avisa que va a luchar por las medallas en el esquí acrobático y, concretamente, en el Big Air Shougang de la capital china.

Desde esta madrugada Thib, junto a su compañero madrileño Javier Lliso, compite en 'freeski'. Toma carrerilla con sus tablas, gira, busca la pista de lado a lado. Llega el obstáculo y vuela. Y es allí donde empieza el 'show de Thib', una vuelta, dos vueltas y hasta tres, giros inverosímiles hasta retornar a la nieve artificial olímpica para buscar la línea de meta y levantar los brazos feliz por su ingenio y convencido de que los jueces han alucinado con sus vuelos.

"Mi sueño sería volver con una medalla, pero mi primer objetivo es estar en el Top-10 y clasificarme para la final". La final se disputa el miércoles. Antes él y Lliso debían ganarse el puesto en las dos series clasificatorias que se disputan esta madrugada. Los horarios son terribles para seguir la competición entre los aficionados europeos a los deportes invernales.

"No voy a esquiar con presión. Voy a disfrutar de mi esquí como he hecho en las dos últimas competiciones antes de venir aquí, que me ha ido muy bien", explicaba este domingo en Pekín, adonde ha llegado después de acabar entre los diez primeros en las dos pruebas de la Copa del Mundo que ha disputado como entrenamiento pensando en los Juegos y donde ha escondido parte de su repertorio con el afán de estrenarlo en Pekín.

A los 8 años perdió a su madre

De padre suizo y madre española (Blanco es su segundo apellido), Thib se pasó hasta que cumplió los 12 años viviendo seis meses en Friburgo y otros seis en Mallorca. Fue entonces cuando decidió ir a los Estados Unidos para perfeccionar el esquí y de paso estudiar. Mantenía el pasaporte español y coincidió precisamente en Suiza con la selección del país de su madre, fallecida cuando él tenía solo 8 años. "Para mi es un honor representar al país de mi madre", confesó hace unos días en una entrevista en 'Marca'.

No le costó mucho convencer a los técnicos españoles para que le dieran una oportunidad y, poco a poco, convertirse en una perla, en un diamante en bruto que quiere presentarse ante la gran sociedad mundial en los Juegos. Y eso que ha tenido que pasar nueve meses recuperándose tras fastidiarse una de sus rodillas, ligamento y menisco rotos, terrible diagnóstico para cualquier deportista.

Espectacular para saltar

Ahora reparte su vida entre Andorra y la República Dominicana, donde pasa los veranos, lejos de la nieve y cerca del mar. También busca, aparte del deporte, otra orientación profesional puesto que trabaja para una agencia de modelos de Barcelona.

"He hecho aquí en Pekín una de las mejores sesiones de entrenamiento de mi vida. En este Big Air hay el mejor salto del mundo. Y llego a la competición con una gran mentalidad", dijo este domingo Thibault. Así que con esta mentalidad, en el debut de España en el esquí olímpico acrobático, una medalla no parece un sueño imposible de cumplir. 

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