El mundial de ajedrez

El 'maître' que jugó con Magnus Carlsen

Guillermo García, maestro español de ajedrez, tuvo el honor de disputar una partida con el campeón noruego mientras preparaba el Mundial de Dubái en el hotel gaditano donde trabaja.

Guillermo García y Magnus Carlsen

Guillermo García y Magnus Carlsen / FLY ME TO THE MOON

Sergi López-Egea

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Mover las piezas de ajedrez con maestría no está al alcance de cualquiera. Ni mucho menos sentarse ante el tablero para intentar plantarle cara, por lo menos resistir, ante todo un campeón del mundo como es Magnus Carlsen, que estos días defiende título, tablas de por medio, frente al ruso Ian Nepomniachtchi en la final de Dubái.

Esta es la historia de Carlsen, de cómo preparó el camino para volver a revalidar el título de campeón del mundo, que mantiene desde 2013, en Andalucía, el pasado mes de octubre, pero también de Guillermo García, maître de hotel y maestro español de ajedrez, quien tuvo el placer a los 48 años de disputar una partida frente al fenómeno noruego. ¿Quién ganó? Es lo menos importante porque hasta la llegada de Carlsen, García había jugado más de 500 partidas simultáneas con los clientes del hotel Royal Hideaway de Sancti Petri y no había perdido ni una. “Tampoco es así de cierto. Diría más bien que nunca fui derrotado por un cliente adulto aunque a los niños siempre les ofrecí la posibilidad de las tablas”, explica Guillermo, introducido en el arte del ajedrez por su padre, Guillermo García Martín.

Magnus Carlsen (derecha) ante Ian Nepomniachtchi, en el Mundial de Dubái.

Magnus Carlsen (derecha) ante Ian Nepomniachtchi, en el Mundial de Dubái. / AFP

Todo empezó en Huelva cuando el principal protagonista de esta historia era un niño. "'¿Quiéres estudiar ajedrez?' Me lo preguntó mi padre. Yo no tenía ni idea que hubiese libros, ni nada. En aquella época no había internet y mi padre se las ingenió para buscar librerías en Huelva donde encontrar textos sobre la materia y también un club donde yo pudiera ir creciendo como ajedrecista". El niño se hizo adolescente y la prensa local onubense hablada de un fenómeno en los tableros, que iba para figura y enseguida lo vieron como un candidato a enfrentarse algún día a los Kasparov y Karpov, las dos figuras emergentes de los años 80 del siglo pasado.

El fenómeno escandinavo se estableció en octubre en Sancti Petri donde estudiaba con sus analistas el duelo frente a Nepomniachtchi, entre paseos por la playa, pádel y veía por la tele los partidos del Madrid.

Magnus Carlsen ni había nacido. Atraído por el buen tiempo, por conocer los atardeceres gaditanos y sabiendo que no tendría ningún problema para ver por la tele los partidos de su Real Madrid del alma, un equipo al que sigue atraído por las estadísticas blancas de goles y resultados, llegó a Sancti Petri, al hotel de Guillermo, cauto a la hora de explicar la vida andaluza de Carlsen para no romper la intimidad de un cliente de su establecimiento.

Carlsen paseaba por la playa, jugaba a pádel y también a fútbol. "No lo hace nada mal", se le arranca a Guillermo con mucha insistencia. "Y sí, sí (ríe mientras habla). Es muy del Real Madrid". Se instaló con su equipo de analistas, seis personas en total. Quedaban pocos días y había que tratar de encontrar vías de escape para derrotar a un Nepomniachtchi, que resiste y se revuelve en el tablero (cinco tablas, hasta ahora, con la partida de este miércoles).

"A los 19 años ya era maestro nacional pero entonces tomé la decisión de aparcar el ajedrez después de haber sido campeón de España escolar, lo que sería algo así como el título español sub 16", cuenta Guillermo García. Y lo hizo después de haber sido uno de los voluntarios que ayudó en la disputa del Mundial de Ajedrez, en la victoria que Kasparov logró ante Karpov en Sevilla, en 1987.

"Ahora he vuelto al ajedrez y también a las partidas simultáneas; 20 a la vez". Influenciado por la gran serie de Netflix 'Gambito de Dama', Guillermo creó el proyecto 'Gambito de Maître' para jugar con los huéspedes de su hotel. "Fue impresionate ver cómo Carlsen se sentaba en una partida simultánea, cuando realmente él debería haber sido quién ejerciese de maestro". Hubo varios movimientos, pero sin vencedores ni vencidos. Hasta que se sentaron los dos frente a frente; Guillermo con las blancas. Partida rápida. Hasta 22 movimientos. "Luego, al analizar las jugadas en el 'modulo' vi que hasta llegué a tener ventaja". El 'módulo' es un ordenador capaz de derrotar al mejor de los mortales y que si lo utiliza una persona que no tiene ni puñetera idea de ajedrez vence al mejor de los Carlsten. "Mal usado sería algo así como el dopaje en nuestro deporte". ¿Quién ganó? La respuesta queda en el aire.

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