Igualdad

La discriminación de las deportistas a través de la ropa: del bikini a los chándales unisex

El balonmano playa se ha visto obligado a cambiar sus normas de vestuario para las mujeres, pero las nuevas siguen siendo sexistas

La falta de prendas adecuadas es un problema recurrente en el deporte femenino: "Muchas veces no encuentran lo que necesitan"

Las jugadoras de selección de Noruega de balonmano playa que se negaron a jugar en bikini.

Las jugadoras de selección de Noruega de balonmano playa que se negaron a jugar en bikini. / ARCHIVO

Sergio R. Viñas

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La Federación Internacional de Balonmano anunció el martes la modificación de las normas de vestuario para el balonmano playa femenino, unos meses después de que las integrantes de la selección de Noruega se negaran a competir en bikini, como marcaba la norma vigente hasta ahora. Los titulares se centraron en el fin de la obligatoriedad del bikini, pero la realidad es que la discriminación sexista continúa. Mientras a los hombres se les exige "camiseta sin mangas" y "pantalones cortos" para competir, la nueva regla obliga a las mujeres a vestir con "camiseta sin mangas ajustada al cuerpo" y "pantalones cortos ajustados". Quizá con menor intensidad que antes, pero la sexualización y el machismo continúan vigentes en esa disciplina.

Por fortuna, casos como el del balonmano playa son cada vez menos habituales, aunque todavía existen ejemplos similares. En el caso del voleibol playa, la normativa exige a los hombres jugar con "camisetas sin mangas y pantalones", mientras el uniforme femenino consta de "top y parte inferior de bikini", aunque en el caso de ellas deja margen para el uso de vestuario alternativo (pantalones, camisetas con mangas e incluso llevar todo el cuerpo cubierto salvo el rostro) por "motivos culturales o religiosos". Una salvaguarda normativa, aplicada tras los Juegos Olímpicos de Londres 2012, que no aplaca la pretendida diferenciación entre la ropa que ellos y ellas deben llevar para competir.

Voleibol playa

En líneas generales, las normativas sobre vestimenta de las federaciones internacionales tienden a ser mucho más asépticas y sin distinciones de género, una tendencia cada vez más asentada en los últimos años. Ocurre así, en la mayoría de casos, por cuestiones culturales o religiosas como las que menciona el reglamento del voleibol playa. A modo de ejemplo, el de la Federación Internacional de Atletismo recoge lo siguiente en su apartado sobre vestimenta: "En todas las competiciones, los atletas deben usar vestimenta que esté limpia, diseñada y llevada de forma que no sea ofensiva. La vestimenta debe estar confeccionada con un material que no sea transparente ni aun estando mojado. Los atletas no podrán usar vestimenta que pueda estorbar la visión de los jueces".

Pero eso no implica que, en cuestión de vestuario, mujeres y hombres deportistas hayan alcanzado un estatus de igualdad, pues el machismo prevalece en cuestiones mucho menos evidentes, y que no siempre tienen que ver con la sexualización de las deportistas. El problema al que se enfrentan muchas deportistas es que no cuentan con ropa adaptada a las necesidades su género para la práctica de su deporte o para los actos protocolarios que lo rodean. Un déficit y una discriminación que se tienden a justificar, desde federaciones y clubes, a partir de motivos económicos: comprar menos variedad de ropa implica un menor gasto económico en esa partida.

Los proveedores

Las federaciones deportivas de cada país o comunidad autónoma alcanzan acuerdos privados con marcas deportivas para que les provean de ropa y material deportiva. Este periódico ha consultado con deportistas de diferentes disciplinas y todos ellos coinciden en que las federaciones no consultan con ellos el tipo de ropa que quieren o necesitan para las competiciones, más allá de que puedan atender alguna queja puntual. "Y como la mayoría de las juntas directivas de las federaciones están copadas por hombres, más aún en los puestos con mayor capacidad de decisión, no se paran a pensar en las necesidades de las mujeres", denuncia Pilar Calvo, secretaria general de la Asociación Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP).

"De entrada, lo que los proveedores ofrecen a las mujeres es la braguita o la malla corta. No suele haber pantalones cortos específicos de mujeres y, si los quieren, tienen que llevar los de los hombres, que son diferentes y no responden a sus necesidades. Para algunas atletas el pantalón es lo más cómodo, pero acaban eligiendo otras opciones porque no encuentran lo que necesitan", explica Pablo Villalobos, de la Asociación de Atletas. Esa brecha también existe en algunos casos, sobre todo en clubes o federaciones más modestas, con las camisetas: o de tirantes femeninas o las de mangas de hombres. La opción de camiseta con mangas hechas para mujeres no siempre existe.

Tiro al plato, judo...

"Hay deportes donde no se necesita un uniforme concreto, como es el mío, el tiro al plato. Pero para viajar, desfilar al inicio de la competición o recibir los premios, estás obligada a llevar la ropa oficial de la Federación que le hace llegar su proveedor, que es de hombre. Si eres pequeña, igual la talla S de hombre te va grande. Yo mido 1,78 metros y la M de hombre me queda siempre mal, es incómodo, la manga corta me va por el codo... No tenemos el mismo cuerpo y las hechuras son diferentes, pero les importa un comino, no se molestan en comprar ropa de hombre y mujer", denuncia Calvo, que remarca que sólo dos de las 66 federaciones españolas están presididas por mujeres.

El caso de los chándales y ropa de paseo supuestamente unisex, que en realidad es ropa para hombres que también utilizan las mujeres, se repite en otras federaciones como la de judo. Un deporte en el que se da una discriminación en las antípodas de las del balonmano y el voleibol playa. Las mujeres "deben llevar una camiseta de cuello redondo, blanca y no transparente" bajo la chaqueta del judogi, mientras que la normativa no dice nada sobre los hombres.

Realidades que no esconden los avances que se han vivido en los últimos años. El surf sirve de ejemplo: "Hace una década, sólo había trajes para mujeres de gama baja. Si querías un traje mejor, fueras profesional o lo tuvieras como un hobby habitual, en invierno te tocaba ponerte un traje de hombre que te sobraba por los hombros, por la entrepierna... Por todos los lados. Ahora también hay bikinis específicos para el surf si quieres, sin el miedo a que una ola los arrastre. Por suerte, se ha avanzado bastante", explica Garazi Sánchez, una de las mejores surfistas de España.