Apunte

Sí o No, he ahí la cuestión para la asamblea

Joan Laporta se dirige a su asiento por delante de Reverter.

Joan Laporta se dirige a su asiento por delante de Reverter. / Alejandro García / Efe

Marc Menchén

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No es exagerado decir que hoy el FC Barcelona afronta una de las asambleas de más importantes de la historia reciente. Del discurso de la junta y el temple de los compromisarios dependerá que se aprueben una serie de decisiones estratégicas. En mi opinión, hoy debería darse luz verde a todos los puntos del orden del día. El club no puede paralizarse en un debate que podría ser eterno sobre las cuentas y, aunque dé respeto, la inversión en el Espai Barça puede ser la más rentable en la historia del club, aunque de entrada suponga una mochila de 1.500 millones. Dicho esto, aquí unos breves comentarios para calibrar la situación.

Sí. La junta de Josep Maria Bartomeu no supo gestionar ni la llegada, ni la salida de Neymar. Su fichaje y su salario obligaron, primero, y su marcha al PSG después por 222 millones provocaron que la masa salarial pasara de 407 millones en 2016-2017 a 636,4 millones en 2018-2019, un aumento del 56,4%. Los contratos crecientes que traspasaban a futuro parte de los compromisos amenazaban con llevar el coste de la plantilla a 835 millones en 2021-2022.

La autoimposición de vender

No. La evolución de los ingresos no permitía sostener este crecimiento del gasto deportivo. En el mismo periodo, los ingresos ordinarios subieron un 31,4%, por lo que soportar ese gasto extra fue a costa de la rentabilidad necesaria para poder reinvertir y controlar el endeudamiento. De ahí la autoimposición de vender cada año más con criterios económicos que deportivos, como evidencian los últimos trueques. Otra de las mochilas dejadas.

Sí. La junta de Laporta ha aprovechado que el desastre ya era monumental para hacer una limpieza de balance de 263 millones entre depreciación de jugadores y coberturas de litigios. El auditor, EY, considera que hay “un excesivo juicio de valor” y solo el tiempo nos dirá cuánto fue cargar más muerto a Bartomeu para generar ingresos extraordinarios que aceleren la generación de beneficios. 

El Barça tiene vida

No. El Barça no es el centro del universo deportivo, por más que aquí nos consideremos los más guapos. El club, con una de las marcas más potentes, eso sí, no escapará a las dinámicas del marketing deportivo y se hace un flaco favor pensando que superará los 55 millones que le daba Rakuten solo por el escudo. Esto va de ROIs e inventario de activos, y hoy no hay tridente. Ojo qué dinero y de qué marcas/sectores se acepta.

Sí. El Barça tiene vida y no está quebrado. Si bien las pérdidas de 578 millones de euros provocadas principalmente por el covid-19 llevan al club una situación de quiebra técnica, ni la junta ni el auditor cuestionan la viabilidad de la institución. Más que marca, que sí, lo que tiene son suficientes activos -jóvenes promesas y no tan jóvenes- como para reparar la situación en un año.

A la FIFA se le acaba el chollo del FIFA

A los que hemos sido de dedicar muchas horas a la videoconsola, recordamos muy bien el día en que dejamos el FIFA por el Pro Evolution Soccer y el momento en el que volvimos a cambiar de franquicia para cumplir el sueño de jugar con nuestro equipo. Y otro día clave en la industria de los simuladores de fútbol puede estar al caer, pues Electronic Arts ha abierto la puerta a que su videojuego deje de usar el nombre del regulador del fútbol mundial, un peaje que le cuesta 150 millones de dólares al año. ¿El problema? Que, al margen del nombre, poco más valor añadido le da. Este mismo mes, la empresa ha renovado con Fifpro para poder seguir usando los derechos de todos los futbolistas, y desde hace años tiene acuerdos con las principales ligas -a la española le paga 10 millones al año- y la UEFA para que en su simulador no falte de nada. Y ojo porque ya podría tener un potencial nombre: EA Sports FC, nombre que la compañía ya ha registrado en la Unión Europea (UE). Ahora, está por ver cómo impactará entre los consumidores ese potencial cambio, si bien hace años ya que los jugadores del FIFA apuestan por el modelo en el que lo de menos es qué competición estás jugando. 

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