GIMNASIA ARTÍSTICA

Simone Biles, inscrita en la final de barra de equilibrio

Había renunciado a los concursos por equipos e individual y al resto de aparatos para priorizar su salud mental

Este martes, a partir de las 10.50, puede colgarse su segundo metal, tras la plata por equipos

Simone Biles

Simone Biles / AFP / LOIC VENANCE

Roger Pascual

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Desde que dio un paso al lado en la final por equipos y explicó que renunciaba al concurso completo por equipos e individual para priorizar su salud mental, había la incertidumbre de saber si Simone Biles volvería a competir en Tokio. La gimnasta norteamericana, llamada a ser la gran estrella de los Juegos Olímpicos y que pasará a la historia por un gesto que ha ayudado a la salud mental a salir del armario, había ido renunciando también a las finales de salto, barras asimétricas y suelo. Pero finalmente se ha inscrito para la última, la de este martes (10.50) de barra de equilibrio, en el que es la vigente campeona del mundo y fue bronce en Río.

«Debemos proteger nuestros cuerpos y nuestras mentes y no salir ahí a hacer lo que el mundo quiere de nosotros», explicó Biles sobre su retirada temporal. "De verdad siento que llevo a veces el peso del mundo sobre mis hombros. Sé que a veces parece que la presión no me afecta, pero a veces, maldita sea, es duro". Simone notó en el ejercicio de salto de potro una pérdida de confianza, afectada por la presión y un problema de "pérdida de figura", o pérdida de referencia en el espacio, que la pone en peligro en las acrobacias.

La gimnasta compartió en su Instagram vídeos de sus entrenamientos en los que se la veía caer sobre las colchonetas de espaldas, para evidenciar el riesgo que suponía competir en esas condiciones no solo para su salud mental sino también física.

Tras descartar la final de asimétricas el domingo porque aún no se veía con fuerza, decidió apuntarse en la de barra de equilibrios, donde hay menos giros que en suelo o salto, dos de las tres finales a las que renunció. Su inscripción este lunes en la última final ha despertado la euforia en su selección. "Estamos muy emocionados de confirmar que veréis a dos atletas estadounidenses en la final de la viga de equilibrio mañana: ¡Suni Lee Y Simone Biles! ¡No podemos esperar a verlas a ambas!", anunció la federación estadounidense, una semana después de anunciar la renuncia de su estrella.

Siguiendo los pasos de Andrés Iniesta y Michael Phelps, entre otros, su confesión contribuyó a resquebrajar el tabú de la salud mental en el deporte. Porque cuando alguien se rompe la rodilla o un pie no tiene problema en decirlo pero cuesta más hablar de ansiedad, depresión o adicciones, como si reconocerlo sea una debilidad cuando es un ejercicio de valentía. Además de ser el primer paso para la sanación. Simone ha puesto el foco en este aspecto abriendo el debate sobre la presión que reciben los deportistas y cómo gestionarla.

La gimnasta, durante uno de los entrenamientos en Tokyo.

La gimnasta, durante uno de los entrenamientos en Tokyo. / REUTERS / DYLAN MARTINEZ

Biles, lejos de esconderse o recluirse, ha acompañado a sus compañeras en todas las finales, animándolas como una fan más desde la gradas. "Está manejando todo mejor de lo que pensaba, todos los días se ríe con nosotras, nos anima, tal vez sea diferente una vez que llegue a casa, pero a la vista de como está a nuestro lado, probablemente va a competir, lo está intentando", había adelantado el domingo Mykayla Skinner después de su segundo puesto en la final de salto. Igual que ha jaleado este lunes a Jade Carey, su heredera de la corona en suelo.

Ahora Biles, que a sus 24 años suma cuatro oros y un bronce en Río y la plata por equipos en Tokio, podría despedirse sobre la barra este martes de unos Juegos marcados por su valiente revelación. Haga lo que haga ya habrá ganado.

Jade Carey, heredera en suelo

Jade Carey heredó la corona en suelo de Simone Biles ante la ausencia de la campeona en Río. La estadounidense conquistó el título en una jornad en la que el chino Yang Liu se coronó en anillas y el coreano Jeahwan Shin en salto. 

A sus 20 años, Carey se quitó el mal sabor de boca de la final de salto, donde era favorita pero el primer intento la dejó sin opciones de medalla. Tras sobreponerse al varapalo sufrido el domingo, en suelo no falló. Con un ejercicio sin fisuras impuso a la veterana italiana Vanessa Ferrari (14.200) mientras que en el tercer cajón subieron dos gimnastas, la japonesa Mai Murakami y la rusa Angelina Melnikova, que sacaron la misma puntuación (14.116). 

También hubo empate entre los dos primeros clasificados en salto masculino (14.783), pero el coreano Shin se quedó el oro por la mayor dificultad de su primer ejercicio. Denis Abliazin, como le ocurrió al español Ray Zapata en suelo, se tuvo que conformar con la plata pese a empatar con el campeón olímpico. El armenio Artur Davtyan (14.733) completó el podio.

En las anillas masculinas hubo doblete chino: y es que al oro de Yang Liu (15.500) se unió también la plata de Hao You (15.300), mientras que el bronce fue para se lo llevó el griego Eleftherios Petrounias (15.200).