GIMNASIA

Ray Zapata, plata en suelo tras los pasos de su descubridor Deferr

El hispano-dominicano saca la misma nota que el campeón israelí pero queda segundo por una décima de dificultad

Logra el mismo metal y en el mismo aparato que 'Gervi' hace 13 años en Pekín

El español Rayderley Zapata celebra en el podio tras conseguir la medalla de plata en la final individual de suelo masculino de Gimnasia Artística durante los Juegos Olímpicos 2020.

El español Rayderley Zapata celebra en el podio tras conseguir la medalla de plata en la final individual de suelo masculino de Gimnasia Artística durante los Juegos Olímpicos 2020. / Enric Fontcuberta/EFE

Roger Pascual

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Nadie sabe cómo sería la vida de Ray Zapata si Gervasio Deferr no se hubiera fijado en él. El triple medallista olímpico vio en un campeonato de España a ese dominicano que había llegado con nueve años a España y al que, con 17, muchos consideraban que ya era demasiado mayor para la gimnasia. Ray estaba lesionado pero 'Gervi' se quedó pasmado por su potencia, pensando que ni él llegaba tan alto, sin entender como nadie apostaba por ese talento tardío. Le sacó de Lanzarote, donde estaba haciendo festivales en la playa, y se lo llevó al CAR de Sant Cugat. Once años después Ray se ha colgado la plata en suelo, lo mismo que hizo hace 13 años su descubridor en Pekín. El hispano-dominicano ha sacado la misma nota que el campeón israelí Artem Dolgopyat, pero ha quedado segundo por una décima de dificultad.

Ray Zapata, en pleno vuelo en el ejercicio de suelo.

Ray Zapata, en pleno vuelo en el ejercicio de suelo. / Efe / Tatyana Zenkovich

La gran baza de la gimnasia española ha añadido así su nombre a los de Deferr (oro en salto en Sydney y Atenas y plata en Pekín) y Patricia Moreno (bronce en suelo en Atenas-2004). Ray reconocía que había ido a Río acojonado, pero que a Tokio ya iba a por todas. A los 28 años y cuatro después de romperse el tendón de Aquiles afrontaba sus segundos Juegos convencido de que había llegado su hora. Llegaba a la final con la cuarta mejor nota y con el Zapata 2 en la mochila. En febrero se operó del tobillo izquierdo y desde entonces estuvo practicando un nuevo movimiento, evolución del 'Zapata'. Si la primera versión era una doble mortal hacia adelante con giro y medio longitudinal, con el cuerpo encogido, en la evolución ha subido la dificultad al hacerlo con el cuerpo extendido. La puesta de largo fue hace un mes en la Copa del Mundo de Doha, donde le valió la plata.

La estrategia

La duda era si arriesgar en la final con el 2.0 o ser conservador con el 1.0. El ruso Nikita Nagornyy ha abierto el fuego arriesgando con un triple carpado, ha fallado y le ha dejado fuera de sus opciones de podio. Ray ha salido el siguiente con el Zapata sencillo, la apuesta conservadora que ha clavado al igual que todas las series menos una. Tras realizarlo ha mostrado el babero con el nombre de Olympia, que nació en mayo y que vino al mundo con una medalla bajo el brazo.

Faltaba ver qué hacían los otros rivales, cruzando los dedos para que cometieran errores. El otro gran favorito, el israelí Dolgopyat, ha empezado con un Zapata que no ha clavado, igual que ha tenido desequilibrios en las dos siguientes diagonales. Ha calcado la nota de Ray, 14.933, pero se ha colocado primero al ser un ejercicio con una décima más de dificultad. Zapata, pese a que ya veía muy cerca el podio, no podía ocultar su decepción y sus lágrimas. Hasta en eso calcó la sensaciones de Deferr en Pekín, que sintió que los jueces le habían arrebatado el oro para dárselo al anfitrión Zou Kai.

Las lágrimas de rabia se transformaron en lágrimas de emoción al subirse al podio para colgarse él mismo, por los protocolos del covid, la plata. Una metal que se tatuara junto al bronce del Mundial del 2015 que luce en el pecho junto a un tigre. Las mismas lágrimas que vertía su mujer, Susana, que le había escondido el babero de Olympia en la maleta y que Ray descubrió al desempaquetar en Tokio. "Se la dedico a mi hija, por supuesto, va 100% para ella", comentó el subcampeón olímpico, que paladeaba cada vez más el logro. "Esta plata sabe superbien, sabe al pulpo a la gallega que me voy a comer con mi mujer, con mi suegra y con mi familia, sabe a la mariscada que me voy a comer con Néstor Abad, al Foster's Hollywood al que voy a invitar a Javier Hinojosa. Le he enviado todos los vídeos para ver qué ejercicio tenía menos penalización", apuntó.

Hinojosa, ahora juez, y Jeroni Casassas eran los gimnastas junto a los que Zapata empezó a entrenar en el CAR de Sant Cugat bajo la tutela de Víctor Cano y un Deferr exultante. «Tenía que ser él el sucesor», decía Gervi entre lágrimas en la retransmisión de TVE al ver que su discípulo había recogido su testigo.