LUTO EN LA HÍPICA MUNDIAL

Muere Galileo, el caballo semental que cobraba 600.000 euros por coito

El mejor semental de la historia, padre, entre otros, del potro Iniesta, deja un legado de 2.306 purasangres, con 4.163 carreras ganadas y 250 millones de euros en premios

Cuando el dueño de una yegua quería contar con Galileo, que generaba 40 millones de euros al año a sus dueños, debía preparar un talón de 300.000 o 600.000 euros por coito

Galileo

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José I. Castelló

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Todos lloran por él. Sus damas, hijos, nietos y bisnietos. Los aficionados, los jinetes y los entrenadores. Los jeques, los reyes y los más modestos reyezuelos. Todos lloran. Ha muerto Galileo, el mejor reproductor de caballos de carreras que el mundo jamás haya visto. Un auténtico purasangre que ha sido capaz, en casi 20 años de semental, de engendrar 2.306 corredores, que han ganado 4.163 carreras y recaudar hasta 250 millones de euros en premios. Una brutalidad.

Una lesión crónica, que ha afectado su pata delantera, ha acabado, a los 23 años de edad, con la vida de Galileo, un purasangre cuyo dominio en el mundo de las carreras de caballos ha sido abrumador, primero como corredor, con un comportamiento ejemplar en las pistas, con triunfos como el Derby de Epsom en 2001, y luego, ya retirado, como semental en sus cuadras de Coolmore, esa especie de santo grial de la cría que se encuentra en Irlanda. Allá, desde 2010, no ha dejado de ser campeón de sementales y dar ganadores por todo el planeta, ya que hasta en 45 países han corrido los descendientes de esta estrella de las carreras de caballos cuya influencia en los hipódromos quedará por los siglos de los siglos.

Un caballo impagable

Un solo coito de este Messi, MBappé o Cristiano Ronaldo de la hípica ha costado hasta el último día de su vida una burrada para cualquier aspirante. Era el único purasangre del mundo sin un precio de partida para recrear. Las yeguas, auténticas princesas de las carreras, solo acudían a sus aposentos si los dueños de Galileo consideraban que estas hembras tenían el suficiente linaje azul en sus sangres y un palmarés de triunfos acreditados. Luego, el afortunado dueño de la yegua debía sacar de su chequera un talón que se estimaba entre 300.000 y 600.000 euros. Eso valía su coito, y siempre sin tener asegurado que la potra quedase embarazada.

Pero Galileo no acostumbraba a fallar. De su monta casi siempre nació un auténtico campeón. Cracks como Frankel, hoy considerado el mejor purasangre de carreras de todos los tiempos, Churchill, Roderic O’Connor, Antonhy Van Dyck o un potro llamado Iniesta, son algunos de sus legados. Todos con nombres ilustres porque sus dueños, Michael Tabor y John Magnier, exaccionistas del equipo de fútbol del Manchester United, siempre quisieron que los hijos de Galileo honrasen la fama de su padre, un semental capaz de proporcionarles al año con sus coitos ganancias de hasta 40 millones de euros al año y un sinfín de triunfos de sus descendientes. “Este es un día muy triste, pero todos nos sentimos muy afortunados de haberlo tenido. Ha dejado un legado que siempre permanecerá”, ha declarado Magnier.

Más caro que los futbolistas

Galileo estaba valorado en estos momentos en 200 millones de euros, o sea una tasación muy por encima de muchas de las mejores estrellas del mundo del fútbol. De ahí, que su pérdida suponga un golpe muy fuerte para la industria y la afición hípica, pues no siempre se encuentran caballos capaces de trasmitir genéticamente una cualidad tan innata por correr y ganar en las pistas.

Con una estrella como esta, todo un hito en las pistas y en la cría, a nadie le sorprende que este purasangre con nombre de científico italiano estuviese 11 años liderando las estadísticas de sementales; ganase tanto millones de euros reproduciendo; sus descendientes sigan venciendo en miles de carreras, o cualquier humano suspire por uno de sus hijos, nietos o bisnietos. Por eso, y por más, hoy todos lloran a Galileo.