liga inglesa

Cómo ganó la Premier el Manchester City

El equipo de Guardiola remontó un flojo comienzo de campeonato hasta que cogió velocidad de crucero a partir de Navidad

El técnico catalán ajustó la estructura prescindiendo del delantero centro y por primera vez un campeón de la Premier carece de un goleador prolífico

Guardiola, en un partido reciente.

Guardiola, en un partido reciente.

Pol Ballús

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“En Manchester siempre encontrarás alguien que te diga a qué hora empieza el fútbol, pero nunca a nadie que te pueda asegurar cuándo acaba el invierno”, teoriza Roy, carismático miembro de seguridad del Etihad Stadium, cada vez que divisa algún desalmado tratando de refugiarse del eterno chubasco que es esta ciudad.

No le falta razón, más tras un invierno especialmente crudo. Según la MET Office, servicio meteorológico nacional, Inglaterra atravesó el enero más frío de la última década, con una media de 2.2 grados. En abril aún nevaba en Manchester, justo el día que el Borussia Dortmund visitó la ciudad. Hace poco más de una semana, el PSG llegó al Etihad bajo una afilada tormenta de granizo.

Estampas de días grandes, que acompañarán el recuerdo de otro curso memorable para el Manchester City de Pep Guardiola, que acaba de proclamarse campeón de la Premier League tras la derrota de ayer del Manchester United ante el Leicester (1-2). Su décimo trofeo en las islas. La tercera liga en cinco cursos. Esta, sin embargo, se empieza a entender lejos del implacable clima mancuniano. Concretamente en las Islas Maldivas. 

El pasado octubre, en vísperas de un parón internacional, el entrenador del Manchester City hizo las maletas y se fue con su familia al Caribe, hacia uno de los pocos países entonces exentos de cuarentenas por parte del Gobierno británico. Se preveía un viaje de desconexión, si no fuera porque allí le esperaba Khaldoon Al-Mubarak, CEO del Manchester City, amigo personal de Pep y figura clave para entender la comodidad del catalán en el club. Fuentes cercanas afirman que en aquel viaje se sentaron las bases de la renovación de Guardiola.

La renovación de Guardiola, hasta el 2023, fue un mensaje de solidez, de garantías sobre un proyecto, de que el ciclo de Pep no acababa aquí y eso dio otro ángulo a la temporada

En noviembre se concretó la firma y el anuncio de su continuidad por dos temporadas más, hasta 2023 pero con opción de revisarse al final de cada año. La renovación fue un mensaje de solidez. De garantías sobre un proyecto. El ciclo de Pep no acababa aquí y eso dio otro ángulo a la temporada, aunque no solucionó todos los problemas. Porque a menudo, antes de tocar el cielo, tienes que asomarte al infierno.

Mal inicio

La temporada no empezó bien, al City le faltaron muchas cosas. Primero, vacaciones. Nadie tuvo tiempo para desconectar tras la traumática eliminación de Champions contra el Lyon, porque en cuestión de semanas iniciaba otro curso. No se pudo hacer ni un partido de pretemporada, fase clave en el método de trabajo de Pep. Tras 10 jornadas de Premier, el City ocupaba la 10ª posición de la tabla y le separaban seis puntos del líder. Los números reflejaban el peor arranque de curso de Guardiola en Manchester. La realidad, que el punto de inflexión estaba cerca de llegar. 

El 15 de diciembre, el Manchester City empató 1-1 en casa ante el West Brom. Con 26 tiros registrados, los celestes podrían haber ganado tranquilamente. Un sentir que no se reflejaba en la expresión de Guardiola tras el partido. "No somos nosotros. Tenemos que recuperar nuestra esencia", exclamó el técnico, entre el enfado y el desaliento, en una reunión con su equipo técnico en una oficina privada del Etihad. A la semana seguía analizando y desmenuzando la situación con gente de confianza como Txiki Begiristain, Manel Estiarte, Rodolf Borrell o Juanma Lillo. Este último, según dicen fuentes cercanas, es "otra de las grandes claves del año. Es el entrenador del entrenador. Conoce mucho a Pep, tiene autoridad para debatir con él y sabe cómo tratarlo".

Guardiola da instrucciones a Foden y Gundogan.

Guardiola da instrucciones a Foden y Gundogan. / REUTERS

A la jornada siguiente, el City sacó una trabajada victoria de Southampton (1-0), el primer día que Pep lució una sudadera de la ONG ‘Open Arms’, que le ha acompañado hasta asegurar el título. Pocos imaginaban que lo que seguiría aquel resultado serían 21 victorias seguidas.

La velocidad de crucero que amasó el Manchester City resquebrajó a todos sus rivales en Navidad. El Liverpool de Klopp gripó por completo, perdiendo 12 puntos en cinco jornadas tras el Boxing Day. El United aguantó hasta finales de enero, cuando lo tumbó el colista, el Sheffield United, en su propia casa. Los de Guardiola tomaron el liderato en la jornada 20 para no soltarlo más.

Con el falso nueve

Tampoco se puede explicar la reconquista del Manchester City sin pasar por Stamford Bridge, donde se plantaron el 3 de enero en pleno brote de Covid-19 en su plantilla. Llegaron a Londres con 14 jugadores del primer equipo disponibles, y ningún delantero centro. La exhibición de los de Guardiola en el primer tiempo fue imponente. Hay un miembro del staff técnico que, tras este partido, decidió lucir el mismo chándal, sin lavar, hasta el día que perdieran. Tardó tres meses en llegar. En Chelsea dejaron una constatación: el falso nueve también podía destrozar Inglaterra.

El fichaje del central Ruben Dias se ha demostrado fundamental y su voz es capital en el vestuario

De hecho, este Manchester City es el primer equipo de la historia que campeona la Premier sin un goleador prolífico. Su máximo artillero en liga es el pulcro Ilkay Gündogan, con 12 tantos. Alentado al ser incluido en el grupo de capitanes este curso, el turco-alemán ejemplifica espíritu coral sobre el que se ha construido un bloque ganador.

De Bruyne y Walker felicitan a Mahrez tras un gol.

De Bruyne y Walker felicitan a Mahrez tras un gol. / AFP

En los fundamentos está Rúben Dias. Por impacto, quizás el nombre del año. Fue el gran fichaje del verano, aunque no la primera opción. El City preguntó antes por Koulibaly (Napoli) y Koundé (Sevilla). Hoy en Manchester es imposible imaginar una opción mejor que el portugués: un portento defensivo, casi imbatible en los duelos y con un radar para cortar líneas de pase, pero sobre todo un líder. El impacto en el vestuario, haciéndose escuchar desde el primer día, ha sido capital.

A su lado ha florecido John Stones, desquitado de sus años irregulares y su fama de central blando. Con ambos en el eje de la zaga, el City ha encajado 19 goles en 29 partidos de Premier. También será la liga de Phil Foden, de la consolidación del hijo pródigo. El niño se convirtió en un torbellino de tal dimensión que fue capaz de liquidar al Liverpool en Anfield, o de decidir los cuartos de la Champions League con su talento. El año del adiós del Kun Agüero, la leyenda, pero del futuro con la era de Kevin De Bruyne, renovado hasta 2025. Porque, al final, siempre sale el sol. Incluso en Manchester, la ciudad en la que no saben cuándo acaba el invierno, pero no se cansa de ver a Pep Guardiola agrandar su leyenda.

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