EL CLÁSICO

La reivindicación táctica de Zidane

El Madrid ha conseguido dos victorias trascendentales guiados por dos planteamientos tácticos de un entrenador que se revela contra todos sus críticos

Zidane

Zidane / JAVIER SORIANO / AFP

Alejandro García

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Se han escrito ríos de tinta sobre la fortuna, la ventura o la suerte de un Zidane que, bien es cierto, en su primera etapa en el banquillo del Madrid acumuló unos números que contravienen la razón y la lógica, difíciles de aclarar, propensos a ser explicados con simplicidad, de la misma forma que las antiguas divinidades eran responsables de los truenos y la lluvia, como la que azotó inclemente el Di Stéfano. Pero cada vez que parece herido, sin argumentos, Zidane se regenera y sale reforzado, ahora contraviniendo a todos los que, entre sus problemas, señalaban la táctica: ese trabajo que va más allá del mental y motivacional, en el que los reconocimientos al francés son unánimes. 

El Madrid ha sacado adelante dos partidos clave: la ida de cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Liverpool y el clásico liguero, con un papel muy destacado de sus planteamientos tácticos, los ha resuelto propiciando los mejores minutos de su equipo con sus ideas para minimizar al rival y contraatacar con acierto. Todo ello con Sergio Ramos de baja, lo que solía ser sinónimo de problemas, con una defensa de circunstancias.

Ese hombre que repite con una constancia de magnitudes bíblicas su mensaje de unidad y trabajo conjunto, ha recuperado además para la causa a casi todos los descarriados. El caso de Bale es la excepción que confirma la regla. Zidane terminó jugando ante el Barça con Isco y Marcelo, durante más de 20 minutos, dos jugadores que cualquiera hubiera incluido en los cambios a realizar el último verano, para defender un resultado vital para la pelea por La Liga. 

Dos victorias decisivas

Las dos victorias del Madrid en unos días han dejado encaminada una semana decisiva, pero es un logro que computa en una categoría diferente al que también contempla al entrenador francés: mantener una temporada más la competitividad de una generación asentada en el éxito, que cuando estuvo sin su liderazgo desde el banquillo rozó el drama, y que con él ganó la última Liga y sigue con vida bien entrado el mes de abril: con la eliminatoria europea de cuartos encaminada y, aunque no dependa de sus resultados, líder momentáneo en la Liga.  

Zidane ha conseguido extender en el tiempo y potenciar la excelencia de Modric y Kroos en el centro del campo, con muchas opciones en cada partido para darle continuidad a un juego vertiginoso al contragolpe. En el partido que planteó Zidane en el clásico, con un repliegue acoplado en unos pocos metros, potenció la verticalidad de Vinicius, que volvió a ser el arma más desequilibrante. Además, el criterio con el balón en los pies de Benzema le da sentido a la velocidad del brasileño. 

Había recibido muchas críticas, desde sus cambios hasta su planteamiento, pero Zidane parece empeñado en discutir todo lo que se le pueda enjuiciar. Después de arrasar al Liverpool, el único cambio que hizo en la alineación contra el Barça también le salió bien. Sacrificó a Asensio para aprovechar el físico de Valverde, que cumple con su poderío, con la capacidad para sumar trabajo y otro integrante de ataque a la carrera de los blancos al espacio. Con su desequilibrio superó una línea defensiva del Barça y generó el primer gol. Remató al palo. “El plan era meter uno más en el medio, sabiendo que Valverde podía ir al espacio. Es lo que ha hecho en el primer gol”, dijo Zidane.

El francés consiguió dilatar muchos minutos la carga de un Barça que llegó a dominar y zarandear al equipo blanco. Entonces recurrió Zidane a su alternativa con tres centrales, con la que ha ensayado con éxito, y ganó. Está en camino de completar otra gesta que será difícil de explicar, más allá de la suerte. 

El Madrid le ha ganado los dos duelos al Barça, el tercero seguido si se le suma el último de la temporada pasada, números que no se habían visto en el Madrid desde hace 40 años. Ahora toda de nuevo el Liverpool, con algún problema más:  “Físicamente estamos al límite”, reconoció Zidane.