OLIMPISMO

Una antorcha hacia los Juegos más complicados de la Historia

Las jugadoras de la selección nipona han realizado el primer relevo en Fukushima

antorcha fuku

antorcha fuku / Getty Images

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La antorcha de 1,2 kilos que esta mañana ha iniciado su periplo nacional en Fukushima contiene aluminio reciclado de las viviendas prefabricadas donde se alojaron los desplazados por el tsunami que barrió la costa noreste. Japón había planeado que Tokio-2020 simbolizara el triunfo sobre la adversidad y en la pandemia vio la oportunidad de que Tokio 2021 sellara también la victoria global contra el mayor reto de este siglo. Una catártica fiesta que aliñara la fraternidad de las civilizaciones con el saludo a una nueva era. 

Ese discurso tan olímpico de superación ha chocado con la realidad. A Fukushima y sus aledaños aún no han podido regresar miles de vecinos por la radioactividad a pesar de los sustanciales progresos. La prohibición de turistas extranjeros limitará la fraternidad global al gremio de atletas. Y las vacunas acercan la rendición del coronavirus pero aún es pronto para las aglomeraciones olímpicas.  

La ceremonia de esta mañana, sobria incluso para los estándares japoneses, subraya los temores a la pandemia, sin más público que 150 invitados guardando una escrupulosa distancia social. La promesa de priorizar la seguridad también alcanzará a los 121 días durante los que la antorcha viajará por el país. El comité olímpico ha amenazado con suspender el recorrido si ve muchedumbres, ha desaconsejado a los japoneses que abandonen su prefectura y les ha animado a que sustituyan los gritos por aplausos y llevar mascarilla. Los 10.000 relevistas tendrán que informar de su salud y cenar a solas en la víspera. 

Japón, con menos de 9.000 muertos, no ha salido mal parado de la pandemia si lo comparamos con las sangrías de Occidente. Pero suma un millar de contagios diarios, los expertos alertan de la cuarta ola y muchos japoneses sospechan que en el reciente levantamiento del estado de excepción sobre Tokio después de tres meses ha influido más el calendario olímpico que los criterios médicos.

Tokio confirmó la semana pasada lo que ya se sospechaba: renunciaba a que 40 millones de visitantes disfrutaran de su cortesía, orden, limpieza y esa mezcla sin parangón de tradición y futuro. Pero lidiar con miles de atletas llegados de todos los rincones del mundo, algunos con la pandemia desatada, será también una tortura logística.   

El comité organizador se enfrenta a la mayor oposición popular de las últimas décadas. Un 77 % de los japoneses apoyaban la cancelación o el retraso de la cita olímpica en una reciente encuesta de la cadena NHK aludiendo a la factura estratosférica o el coronavirus. Unos Juegos Olímpicos con público doméstico atentan contra la casuística y las vacunas sugieren un cuadro más benigno para los desplazamientos el próximo año. Pero la razonable posibilidad de otro aplazamiento fue descartada meses atrás por Japón: los juegos serían en 2021 o no serían. Es probable que influyeran los costes. El año de retraso ha elevado la factura de los 15 a los 25 mil millones dólares y convertido a Tokoo 2021 en los Juegos más caros de la Historia.  

 Antes de que el mundo oyera hablar de Wuhan, la organización olímpica había sido armoniosa, sin más turbulencias que las habituales: un caso de corrupción por aquí, otro de plagio por allá, la delicada gestión de una demanda de entradas que multiplica por diez la oferta y cierta preocupación por los 40 grados de la canícula tokiota. Los comités olímpicos se habían enfrentado a guerras mundiales o boicoteos pero la ausencia de pandemias globales en el manual de instrucciones recomienda un juicio benévolo. Otros problemas, como el machismo, merecen menos piedad. El jefe del Comité Organizador de los Juegos, Yoshiro Mori, y el director artístico de las ceremonias de apertura y clausura, Hiroshi Sasaki, han dimitido por comentarios ajenos al protocolo.