Un Madrid eficiente gana y pasa a cuartos ante un cándido Atalanta

El Madrid de la segunda etapa de Zidane, en los tiempos de la pandemia, no es un equipo brillante, pero el francés está ocupado en que sea lo más eficiente posible. Con la fiabilidad defensiva y el trabajo colectivo como grandes virtudes, la fabricación de los goles es un arte para la que el equipo blanco no está diseñado. 

Así las cosas, los goles van llegando con la fluidez de la casualidad. En la eliminatoria ante el Atalanta: con un derechazo imprevisible de Mendy desde fuera del área en la ida, y gracias a un error flagrante del portero rival y a un penalti en la vuelta. En los diez últimos minutos, con el partido roto, no conservó el Madrid su portería a cero y Asensio volvió a marcar tras una buena jugada, como si una cosa llegara con la otra.  

Con solvencia, bien pertrechado y con capacidad para aprovechar la candidez y los errores de un Atalanta inconsistente, consiguió una victoria clara el Madrid en una eliminatoria que trajo más ruido de lo que luego ha deparado. Está en cuartos de final de la Champions, a la espera de rival en el sorteo del viernes. 

Entre tanto, también están en Madrid pendientes de otra lesión de un Hazard que, si decide pasar por el quirófano para solucionar sus eternizados problemas de tobillo, se perdería lo que queda de temporada. 

Inicio dubitativo

Zidane repitió con la defensa de tres centrales, además de por el buen estado de forma de los tres integrantes, por protegerse de los previsibles ataques masivos del rival. La solución para la baja de Casemiro fue el doble pivote formado por Modric y Kroos, una garantía cuando el equipo consiguió conservar la posesión del balón. Ni la alineación de Valverde alteró ese dibujo, Zidane colocó al uruguayo en una posición antinatural, como extremo, desde donde no pudo aportar mucho más que su poderío físico en el trabajo sucio.

Al contrario que en la ida, el Atalanta salió a atacar y llevó la iniciativa en el inicio de partido, aunque de forma poco constante. Más allá de los veinte minutos, el Madrid empezó a disfrutar de más posesión y así fue amansando el entusiasmo del rival. El equipo de Zidane apenas había empezado a generar peligro y, poco después de la media hora, llegó un regalo de Sportiello: el portero del Atalanta asistió en un pase errático a Modric, que le regaló el gol a Benzema. 

La aparición de Vinicus

Se apaciguaron los ánimos bergamascos hasta más allá del descanso y, entre tanto, Vinicius llegó hasta la frontal del área del Atalanta después de una carrera kilométrica y danzó, como un equilibrista con el balón controlado, hasta que el gol se quedó a la distancia de un pase a la red. Aun así, no marcó. Su toque suave se marchó fuera entre los lamentos generalizados. 

Con espacios en los que explotar su velocidad, Vinicius es capaz de explotar sus mejores virtudes. En la siguiente ocasión que pudo correr y driblar provocó el penalti, en una acción plena de impotencia de Toloi, con el que Ramos sentenció antes de irse al banquillo 

Con tres goles de ventaja para los blancos, el partido se encaminó a la locura que promulga el Atalanta, pero no recortó distancias hasta los últimos diez minutos gracias a un gran golpeo de falta directa de Muriel, un insuficiente con el que se marcha de la Liga de Campeones con más ruido que nueces.  

No dejó espacio para los nervios el Madrid. En la siguiente jugada, otro contragolpe a placer, Asensio volvió a marcar y sentenció definitivamente la eliminatoria.