El nuevo proyecto azulgrana

José Elías, el gran salvador del Barça

El propietario de la eléctrica Audax respalda a Laporta con su patrimonio personal y rubrica la última firma del aval de 124,6 millones

José Elías Navarro

José Elías Navarro / Ricard Cugat

Eduardo López Alonso

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El gran salvador del Barça. Hombre de negocios y emprendedor a partes iguales, José Elías Navarro (1976, Badalona) es el dueño de tres empresas cotizadas en bolsa y otras compañías. Y ahora el último en firmar un aval que desbloquea el futuro del Barça y abre una nueva etapa plagada de incógnitas, riesgo e ilusión, precisamente el terreno de juego preferido de un empresario poco usual pero de solvencia demostrada. "Seré el último en firmar, así que firmaré lo que falte", avanzaba antes de la rúbrica definitiva del aval de 124,6 millones de euros para las cuentas del Barça.  Elías se confiesa "gran admirador y seguidor de Joan Laporta" y por eso desea estar "detrás" de su proyecto con su patrimonio.

José Elías será en el futuro objeto de una atención de la que no ha gozado en el pasado. No forma parte del 'establishment' empresarial catalán y su notoriedad llega siempre más de los hechos que de discursos o posiciones defendidas en los foros empresariales habituales. Su empresa de cabecera es Audax (tiene el 66% del capital), una firma energética de integración vertical que ha sabido entender de manera rentable lo inexcusable de las energías renovables. Hace ya algunos años que la firma superó los 1.000 millones de facturación y capeó el temporal del año pasado con un beneficio neto de 26,4 millones de euros, el 3,8% más, y una facturación de 969.300 millones.

El vicepresidente del grupo Audax, Eduard Romeu, será integrante de la junta, aportará sus propios recursos económicos y también supervisará personalmente la eficiencia de la aportación económica y que no se despilfarre. "Soy consciente de los riesgos que asumo", aseguraba ayer ante alusiones directas y la pregunta de las razones que le llevan a avalar el 'proyecto Laporta". "Cumplo mi promesa", responde.

Explica que el día que contrató a Eduard Romeu este le hizo cuatro peticiones; un salario de 500.000 euros, poder ir en taxi a todas partes, poder vivir en un hotel y que si la compañía superaba el millón de euros de facturación le apoyaría para ser presidente o entrar en la junta del Barça. Ninguna de las peticiones fue aceptada excepto la última, reconoce Elías, ya que en esos momentos sonaba a entelequia lo de alcanzar ese crecimiento. "Pero Eduard Romeu es un genio de las finanzas y logramos superar los 1.000 millones. Lo primero que pasó es que Eduard tocó la puerta de mi despacho para recordarme la promesa". Elías reconoce que hace año y medio que está en contacto con Laporta. Y para cumplir su promesa Eduard y él eligieron una candidatura ganadora. 

"Mago de las finanzas"

"Pero no tiene sentido que ponga mi dinero en un proyecto que no controlo", reconoce Elías. No es Audax, insiste, quien asume el riesgo. Es Elías, que al no poder entrar en la junta delega en Romeu la supervisión del buen uso de los recursos aportados. "Eduard es un hombre emocional, de sentimiento culé sin límite y un mago de las finanzas. Es la mejor persona para refinanciar la deuda del Barça. Cumplo mi promesa de ayudarle y soy capaz de asumir el riesgo económico, pero no el deportivo. No tengo ni idea de fútbol. Eduard y yo somos lo mismo". 

Ser el último en firmar es asumir que al final es el gran salvador del Barça. A cambio reconoce haber recibido ya el primer rédito. "Hasta hoy pocos me conocían y no hablaban de Audax". Ante la desconfianza de su interlocutor aclara: "Es posible que mis empresas se beneficien del rédito de mi vinculación con el Barça, ya en estos momentos, pero si acaso nos beneficiaremos gracias al Barça, pero no de los negocios del Barça", promete. "La 'Llotja' del Barça es distinta del palco del Bernabéu", asegura. Opina que "en Madrid conduces un Ferrari y se te abren puertas, mientras que en Barcelona intentamos ser los más pobres de la reunión. 

Elías es el hombre hecho a si mismo que se acerca a la gigantesca maquinaria del Barça y tendrá dificultades para mantener su vida actual. Y eso que también goza del anonimato. "Cada día hago lo mismo, voy a desayunar al bar de los 2,5 euros", confesaba hace un par de años. Se define a si mismo como "arquitecto frustrado". Hizo tres asignaturas pero tuvo que reinventarse con la muerte de su padre a los 19 años. Gusta de diseñar viviendas con la ayuda de arquitectos titulados, viviendas con personalidad y su impronta de rasgos excéntricos. "Está todo el mundo obsesionado en quitarme esa parte de mi vida y resulta que es una de las que más me gusta", reconocía hace poco tiempo en una conversación informal.

Ingeniero técnico industrial, especialidad eléctrica, por la UPC, debe afrontar ahora una aventura quizá incompatible con su afabilidad mimética. Otra de sus aficiones también es de altos vuelos, de esas que te aleja del ciudadano de a pie. Tiene su propia compañía aeronáutica y suele pilotar su propio helicóptero sobre Barcelona. En momentos de disrupción se dibuja en torno al Barça un campeón de lo impredecible, aficionado a la búsqueda de soluciones imaginativas a situaciones que angustiarían a la mayoría.

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