Polémica en el fútbol catalán

La batalla de Primera Catalana

La categoría amateur se reemprende este fin de semana pese al rechazo inicial de 31 de los 40 clubs y en plena crisis con la federación

El Tàrrega se planta y no jugará en un retorno volcánico con reproches entre todas las partes y varios partidos aplazados

Los clubs piden en su última carta que sea voluntario competir y no se castigue a nadie con descensos 

Los jugadores del Viladecans y la Rapitenca en el estreno de la Liga en Primera Catalana, el pasado 4 de octubre.

Los jugadores del Viladecans y la Rapitenca en el estreno de la Liga en Primera Catalana, el pasado 4 de octubre. / Sandra Vericat

Raúl Paniagua

Raúl Paniagua

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La dichosa pandemia ha hecho estragos en todas las esferas del deporte. Mientras las categorías profesionales se las ingenian para seguir adelante con todo tipo de protocolos y prevenciones, los sectores más modestos empiezan a ver la luz en un contexto marcado por el caos y la incertidumbre. Es el caso de la Primera Catalana, que se reemprende este fin de semana en plena crisis con la federación y el rechazo de 31 de los 40 clubs implicados. 

El carrusel de reproches y disputas entre las partes es de dimensiones mayúsculas. La categoría territorial fue suspendida en octubre con solo dos jornadas disputadas. Este sábado regresa con un formato polémico que albergará solo la primera fase hasta el 13 de junio. Serían 16 partidos en cuatro meses y medio en los cuatro subgrupos de 10 equipos.

La amenaza del descenso

Promocionarían los cuatro primeros para dos ascensos y bajarían los tres últimos de cada subgrupo. Esa es la teoría. El próximo lunes hay una reunión clave que podría deparar la suspensión de la Segunda Catalana, lo que facilitaría más de una retirada en Primera si finalmente no hay descensos.

"Nos hacen competir a punta de pistola sin valorar los riesgos. Un día un jugador me dirá 'mi padre está enfermo por tu culpa'. Me siento responsable"

— Ivan Carrillo, presidente del Gavà

Todo se empezó a agitar a principios de febrero cuando el Procicat autorizó el regreso de las competiciones que dan acceso a categorías estatales. Es el caso de la Primera Catalana, que está por debajo de la Tercera División. Inmediatamente, los clubs se reunieron y el día 10 ofrecieron su veredicto: 31 de 40 se postularon en contra del regreso, uno se abstuvo (el Can Vidalet) y 8 votaron a favor.

La Federación Catalana de Fútbol (FCF) no se inmutó y elaboró el calendario del retorno, con la idea de no sancionar económicamente a los clubs que decidieran no jugar. El castigo sería el descenso fulminante.

Carta conjunta

Este jueves las entidades volvieron a enviar una carta al organismo reclamando que se pueda competir voluntariamente y solo haya ascensos, nunca descensos. Su negativa se fundamenta en motivos sanitarios (no se han hecho PCR y el riesgo de contagio es alto), económicos (faltan ayudas, los partidos a puerta cerrada no generan ingresos) y deportivos (muchos jugadores se han ido a equipos de Tercera y hay clubs que han entrenado mejor que otros durante el confinamiento).

De momento ya se han aplazado varios partidos de este fin de semana por casos de covid, como el Vista Alegre-Gavà, el Manlleu-La Jonquera y el Parets-Sant Cugat, y todo apunta a que será algo habitual. «Nos hacen competir a punta de pistola sin tener en cuenta los riesgos. Nosotros hemos tenido un caso esta semana que ha estado en contacto con todo el mundo sin mascarilla. Un día un jugador me dirá: 'mi padre está enfermo por tu culpa' y lo pasaré fatal. Yo me siento responsable de mi futbolista y su familia», reflexiona Ivan Carrillo, presidente del Gavà, en una extensa charla con EL PERIÓDICO.

Sin ayudas

Carrillo es uno de los dirigentes más beligerantes con la FCF. Asegura que estos cuatro meses de competición suponen un gasto mínimo de 50.000 euros para cada club contando desplazamientos, árbitros, fichas de jugadores y técnicos... «No tenemos ayudas. No hay socios, no hay sponsors, no hay subvención del ayuntamiento, el bar está cerrado, no tenemos tíckets... Nos piden soportar a pulmón un gasto tremendo. Muchos dirigentes con dos dedos de frente hemos dicho ‘basta’», denuncia el mandatario del club de La Bòbila, harto del silencio federativo. «No han contestado a ninguna de nuestras alternativas. Es una federación opaca, oscura. Nos están echando un pulso. Me parece de moción de censura».

"No jugaremos. Nuestra decisión es por motivos sanitarios, no económicos. La salud está por delante de la competición. No es un capricho"

— Gerard Caro, presidente del Tàrrega

La idea de Carrillo, según manifestó en su cuenta de Twitter, era no competir en estas circunstancias, pero el equipo ha seguido entrenando. El castigo sería terrible para un club que estuvo en Segunda B hace apenas cuatro años. «Descender a Cuarta Catalana sería la desaparición, pero tienen que pasar al menos tres partidos para poder ejecutar esa medida», avanza.

División en las plantillas

Ni siquiera esa amenaza ha frenado al Tàrrega, el único que ha anunciado oficialmente que no competirá. «No jugaremos. Nuestra decisión es por motivos sanitarios, no económicos. Pensamos que la salud está por delante de la competición. No es un capricho, es una pandemia que nos afecta todos», dijo su presidente Gerard Caro en Radio Marca.

Amistoso entre el Viladecans y el Martorell, el pasado domingo.

Amistoso entre el Viladecans y el Martorell, el pasado domingo. / Sandra Vericat

Los técnicos y jugadores consultados por este medio están divididos. Muchos tienen ganas de volver a disfrutar del balón, pero en mejores condiciones; otros consideran que este retorno no tiene sentido. «Todo ha sido muy caótico. Me parece inmoral en los tiempos que corren, en plena alerta sanitaria», afirma Miquel Muñoz, entrenador del Parets.

"Este regreso es inmoral en plena alerta sanitaria, pero yo no soy el tonto del pueblo ni un líder espiritual. Haremos lo que nos digan"

— Miquel Muñoz, entrenador del Parets

«Me reuní con los jugadores y les dije mi sincera opinión, pero a los dos minutos estábamos entrenando. Yo no voy a ser un mono de feria, ni el tonto del pueblo ni un líder espiritual. Si me niego a entrenar, dirán que tengo muchos valores, pero me echarán y vendrá otro. Haremos lo que nos digan», agrega con sinceridad el técnico, molesto por las presiones de la federación para jugar.

Ni PCR ni antígenos

Para jugar en Primera Catalana basta con el certificado de autorresponsabilidad. No se hacen pruebas PCR ni de antígenos. «Es esperpéntico. Todo es un show, un circo. Aquí todo el mundo va por su interés», remata Muñoz, al tiempo que denuncia una «adulteración» de la competición. «Nosotros llevábamos meses sin vernos, en otros clubs se han juntado 12 o 13 jugadores al ser del mismo pueblo o pasándose por el forro las reglas de confinamiento».

"Lo lógico sería que nos hicieran pruebas para tener más seguridad. La ilusión de todos es jugar. Hay que convivir con el virus"

— Albert Cámara, entrenador de la UE Vic

A favor del regreso se postularon la Llagostera B, Sant Cugat, Bescanó, Ascó, Martorell, Viladecans, Mollerussa y Atlètic Sant Just. Al frente del Vic se encuentra Albert Cámara. «Hay intranquilidad. No sabemos cómo va a quedar todo. Empezaremos a competir, pero si la Segunda Catalana no se reanuda puede ocurrir que se retiren equipos y no valgan los puntos sumados contra ellos. Existe mucha incerteza», comenta el antiguo central de la Grama y el Badalona, entre otros.

Temor por las lesiones

El técnico explica las dificultades de un regreso precipitado y teme las lesiones durante el primer mes. «Hemos jugado ya tres amistosos, pero hay que tener mucho cuidado», advierte Cámara, que concluye con una sensata reflexión en plena batalla: «Lo lógico sería que nos hicieran pruebas como en Segunda B, Tercera o División de Honor de juveniles. Así habría más control y seguridad. Al final, la ilusión de todos es jugar. Lo primero es la salud, pero hay que convivir con el virus. Si no estaríamos todos encerrados y no saldríamos de casa. Ojalá esto sirva de ejemplo para el futuro».