Un doblete de Luis Suárez neutraliza el gol del portero Dmitrovic

Los partidos del Eibar de Mendilibar siempre son atractivos, entre otras cosas porque la filosofía clasicista de presión en campo rival y ataque vertical sin especulación del técnico de Zaldibar es innegociable, y sobre todo porque es un equipo que siempre ofrece lo que promete. Así consiguió incomodar sobremanera al líder de La Liga, con más energía y vigor que su rival en un mal partido de los de Simeone que resolvió Luis Suárez con dos goles que sacó de la nada que fue el Atlético. El segundo fue en el minuto 90, cuando la victoria era una quimera para los rojiblancos, y con un penalti de esos que no son, y que, como toda la vida, se fabrica el delantero y que el VAR no soluciona.  

Antes, sucedió lo que era inconcebible en un partido de Mendilibar, que el portero fuera el encargado de chutar un penalti a los diez minutos. No había tenido que parar ningún balón. Lo primero que hizo en el partido Marko Dmitrovic fue marcar un gol. "Es que los demás fallan y él le pega muy bien", dijo Mendilibar después.

Un gol para la historia

El portero serbio del Eibar se encaminó pleno de confianza a tomar el balón, asintió ante la sorpresa del árbitro y se colocó con cuidado para ejecutar. Oblak se reía incrédulo, y así se lanzó a un lado a un vano intento de parada, todavía sin creer que otro señor vestido de negro le estaba disparando un penalti. 

Con la seguridad de Rogério Ceni (que consiguió 65 goles con Sao Paulo), Dmitrovic consiguió un gol para la historia. No marcaba un gol un portero en La Liga desde 2011 (Aranzubia con el Deportivo ante el Almería), y hacía casi 20 años que un guardameta no marcaba de penalti, fue el último de los seis que marcó con Las Palmas el argentino Nacho González (14 en toda su carrera). 

Superioridad eibarresa

Apenas se había desperezado el partido, antes de los diez minutos, cuando Carrasco hizo un penalti por pisotón sobre Muto, metido a labores defensivas por su posición de carrilero. A partir de ahí, la defensa adelantada del Eibar alejó de su área a Luis Suárez y, de paso, cortocircuitó el plan de los de Simeone No estuvo cómodo el Atlético, con un punto menos de intensidad que el infalible Eibar. También es incuestionable el poderío físico y la entrega de Llorente, que le robó el balón a Sergio Álvarez para habilitar a un Luis Suárez ávido, que disparó rápido, con ansia por conseguir el gol del empate. 

Los cambios de Simeone al descanso no cambiaron la tendencia del partido, siguió más cómodo un Eibar que también llegó con más peligro que un Atlético sin fluidez, que llegó al tramo final sin ocasiones, hasta un disparo de Joao Félix, lo único que ofreció el Atlético hasta el penalti final.