Noche aciaga

El mosqueo de Koeman: "Mejor será que no hable de los árbitros"

El gol agónico de Villalibre y el misil de Williams privaron al holandés de su primer título como entrenador del Barça.

Un año después del despido de Valverde, la Supercopa volvió a ser un torneo maldito para un equipo que necesitaba una alegría con la Liga muy cuesta arriba.

Koeman mira una acción con Capa y Griezmann disputándose el balón en la final de la Supercopa.

Koeman mira una acción con Capa y Griezmann disputándose el balón en la final de la Supercopa. / Marcelo del Pozo / Reuters

Raúl Paniagua

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Es evidente que la Supercopa no es el título por excelencia de la temporada, pero nunca viene mal una alegría cuando hay más turbulencias que calma. Ese es el contexto que rodea a un Barça que se quedó sin levantar el primer título de la temporada en un 2021 que se abre con decepción.

Hace justo un año, el mismo torneo se llevó por delante a Ernesto Valverde tras caer ante el Atlético en semifinales. Fue una decisión que supuso cualquier cosa menos un golpe de efecto positivo en el equipo. Llegó Quique Setién al banquillo, fracasó y cedió el testigo a Ronald Koeman, que este domingo sufrió otra desgracia en Sevilla en una Supercopa maldita. 

Ocasión perdida

El técnico holandés tiene una gran colección de trofeos. Antes de la final ante el Athletic contaba con 27 títulos (19 como jugador y 8 como entrenador). Tenía el 28 en el zurrón, pero Villalibre llevó el partido a la prórroga en una acción desastrosamente defendida y Williams certificó el drama con un misil imposible para Ter Stegen.

Tendrá que esperar Koeman para engrosar un palmarés que se abrió en 1985, cuando conquistó la Liga holandesa como jugador del Ajax. En La Cartuja tenía una ocasión magnífica en una cita que suponía su primera final con el Barça desde la Supercopa de España que ganó contra el Zaragoza en el verano de 1994. Entonces estaba a las órdenes de Johan Cruyff en aquel mítico dream team que ya languidecía.

Batalla distinta

En Sevilla, una ciudad en la que ya se escapó la final de la Copa de Europa contra el Steaua de 1986 y la final de Copa ante el Valencia de 2019, se medían dos técnicos con una curiosa coincidencia. Tanto Ronald como Marcelino ganaron la Copa con el Valencia, pero no pudieron disputar la posterior Supercopa en un club acostumbrado a los incendios.

"Mejor será que no hable de los árbitros, tendría que repetir cosas y no me gusta. Esta final nos debe servir de experiencia para el futuro"

— Koeman, entrenador del Barça

Once días después de enfrentarse en la Liga en San Mamés (2-3) repitieron batalla con idéntico resultado pero distinto vencedor. «Perder ha sido muy duro. Mejor será que no hable de los árbitros, tendría que repetir cosas y no me gusta. Esta final nos debe servir de experiencia para el futuro», valoró el holandés. «Estos jugadores son increíbles. Ganaron al Madrid y al Barça. Su mérito es mayúsculo», aportó el asturiano.

Los tiempos de grandeza parecen lejanos en el Barça. Con la Liga muy cuesta arriba (es tercero a 7 puntos del Atlético que pueden ser 13 si los rojiblancos ganan sus dos partidos pendientes) la atención se traslada al resto de competiciones. La Champions, la más deseada, volverá el 16 de febrero con el exigente duelo en el Camp Nou ante el PSG de Pochettino y Neymar en la ida de octavos. Antes se ventilará casi toda la Copa del Rey, con el choque del próximo jueves en Cornellà como primera prueba. 

La agresión de Leo

El holandés no era el único que esperaba estrenar su lista de éxitos en su nueva etapa culé. Hasta 13 jugadores tenían el mismo objetivo (Neto, Dest, Araujo, Mingueza, Junior, De Jong, Pjanic, Matheus, Braithwaite, Trincao, Griezmann, Pedri y el lesionado Ansu).

Nada que ver con el álbum de Messi, que suma 34 títulos de azulgrana. En Sevilla también se quedó sin el 35 y acabó expulsado por una agresión que finiquitó una noche aciaga.