PROBLEMAS EN EL REAL MADRID

Florentino y Zidane: sobrevuela el divorcio

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Alejandro García

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El amor eterno que transmitía Florentino Pérez hacia Zidane, en la enfermedad y en la salud, en el éxito y en el fracaso, como se promete en las bodas; se quedó anclado en aquel día en el que el francés regresó al Madrid para iniciar su segunda etapa en un momento de extrema dificultad.

Entonces, hace algo menos de dos años, el presidente blanco había despedido a su segundo entrenador de la temporada con un comunicado impropio e hiriente contra Lopetegui. Y Zidane volvió al banquillo madridista como el último escudo de Florentino Pérez ante el hundimiento de un equipo que ya estaba hecho un jirón. 

Un título de La Liga y ninguna solución aceptable desde los despachos después, el drama ha alcanzado inevitablemente a un proyecto obsoleto, con carencias graves para marcar goles y con recambios de antiguas piezas que no encajan. Una situación que era inevitable, que tarde o temprano tenía que llegar, y que el técnico francés solo ha pospuesto todo lo que ha podido. 

Al final, todo en el fútbol depende de los resultados y Zidane no es una excepción, por mucha historia que haya hecho desde el banquillo madridista y por mucho crédito que pudiera tener. 

Ultimátum filtrado

Unas horas después de perder en Ucrania ante el Shakhtar, aún con el dolor fresco, sin gabinete de crisis y con el abrigo de la noche, las altas esferas del Madrid filtraron con avidez que Zidane se juega el puesto en una semana ante el Borussia Monchengladbach. Más allá, se ha deslizado que el apoyo del vestuario al francés no es el de la temporada pasada, informaciones contravenidas por otras en sentido contrario. Lo que es innegable es el hastío que demuestra el francés en sus últimas ruedas de prensa, aparentemente cansado de los debates que le rodean constantemente y de una exigencia mayor que los medios de los que dispone.

Aún así, el rendimiento que ha conseguido el entrenador francés de su equipo esta temporada es cuestionable. El Madrid es el décimo equipo de La Liga que más goles ha recibido (12 en 10 partidos) y en la Liga de Campeones no ha conseguido más goles de los que le han marcado (9), cifras incompatibles con el modelo de defensa espartana con el que Zidane levantó el equipo después del confinamiento para ganar La Liga y con el que pretendía sobrevivir esta temporada sin fichajes. 

Una verdadera final

Apenas unos meses después de celebrar el título liguero, el destino inmediato del Madrid está en juego a un partido, una de esas finales que le gusta mencionar a Zidane antes de cada partido, pero una de las definitivas de verdad, de las que no hay más opciones que triunfar o morir.

Si el equipo blanco gana al Borussia y supera el grupo de Champions, Zidane recuperará su estatus de figura central de la doctrina madridista, luego vendrán las eliminatorias en primavera y los problemas volverán a estar al descubierto. Al contrario, si pierde y termina eliminado, las informaciones más cercanas a la dirección del club blanco señalan sin pudor que sería cesado de su cargo. Siempre que no dimita antes, una opción que se contempla en una vertiente más moderada entre los mandos blancos si Zidane no saca adelante la situación.

Antes y después de ese partido decisivo en Champions (el Madrid nunca ha caído eliminado en una liguilla de la Liga de Campeones), el equipo de Zidane visita al Sevilla de Lopetegui, puede que ya con Sergio Ramos disponible, y recibe en casa al Atlético en un derbi que ya se presume resolutorio para La Liga. Si Zidane sobrevive a la próxima semana, se acerca su canonización como gran obrador de milagros. 

Experiencias pasadas

La temporada pasada, por estas mismas fechas, ya se empezó a vislumbrar cómo acabaría la segunda etapa de Zidane en el Madrid. Después de una derrota en Mallorca y antes de visitar Turquía en un partido decisivo de Champions ante el Galatasaray, el nombre de Mourinho reapareció en la prensa como una alternativa que manejaba el Madrid. El equipo salió adelante y esa opción cayó en el olvido, pero cuando han vuelto los problemas, las culpas desde la dirección del club han caído hacia el mismo sitio. 

Desde la afición, las responsabilidades se reparten entre la gestión de Zidane y la confección de la plantilla blanca, sin fichajes es la última ventana y con fracasos en las inversiones de los últimos años: con Jovic a la cabeza, los brasileños Rodrygo y Vinicius siempre en el centro del debate, Odriozola, Mariano o Militao sin minutos y las lesiones de Hazard. Todo aderezado con las ventas masivas del último verano con las que el club recaudó casi 100 millones de euros no invertidos. 

Ya se habla de nombres que podrían ocupar el banquillo blanco si se precipita un cambio en los próximos días. Mauricio Pochettino y Raúl González casi monopolizan las opciones, con aparente preponderancia para el argentino.