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Hockey sin fronteras

Andreu Enrich dando una charla a sus jugadores del Mannheimer HC

Andreu Enrich dando una charla a sus jugadores del Mannheimer HC / DIRK MARKGRAF

Joan Carol

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Si bien es usual ver como jugadores de hockey hierba salen a jugar fuera, los entrenadores normalmente se quedan esperando la vuelta de sus estrellas. Este hecho está empezando a cambiar, y el número de entrenadores españoles repartidos por el mundo va en aumento. Andrew Wilson es de nacionalidad inglesa, pero con más de 10 años en España y trabajando con la selección femenina absoluta desde 2013, por lo que se siente uno más de la “piña” que es ese equipo. Ahora empieza una nueva etapa en Canadá como seleccionador. Además ha sido entrenador del equipo de División de Honor femenino del Club Egara durante 4 temporadas, en las que su equipo protagonizó emocionantes duelos ante el Atlètic Terrassa que dirigía Andreu Enrich, quien ahora manda en el Mannheimer de la Bundesliga alemana.

Andreu es uno de los privilegiados que tuvo el honor de jugar junto a Santi Freixa, con quien fundó “Sticks for India”, un proyecto solidario para promover la práctica del hockey y el desarrollo social entre la población infantil en la Anantapur. Freixa, miembro clave de la plata en Pekín 2008, entrena ahora al primer equipo masculino del Amsterdam, un histórico europeo en pleno relevo generacional. En aquellos Juegos de 2008 participó también Maria Romagosa, que actualmente dirige  al Doncaster Hockey Club, de la Premier League de Melbourne.

Andrew Wilson, un servidor del hockey

Andrew Wilson (Canterbury, 32 años) entró en el mundo del hockey hierba gracias a su padre, presidente del Old Bordenian Hockey Club, equipo de la ciudad de Sittingbourne (Inglaterra). Ahí fue donde Wilson empezó a flirtear con este deporte. “Al inició yo entrenaba por apoyar al club. Pero quería mejorar y decidí empezar a hacer cursos. Pitaba partidos, jugaba y hacía de entrenador. El hockey empezaba a ser el centro de mi vida” explica Wilson a EL PERIÓDICO recordando sus inicios.

"En Bélgica, Holanda y Alemania ser entrenador a nivel top se entiende como una profesión y los clubes ofrecen un salario digno", cuenta Enrich

Llegó a España en el 2008 como parte de su Erasmus, y fue entonces cuando empezó a trabajar en el Club Egara. Inmediatamente, se enamoró del club y vio el potencial del equipo. Las internacionales María Tost y Carola Salvatella son algunas de esas primeras jugadoras con las que ha trabajado Wilson a lo largo de los años. “Ví que me gustaba esto. El objetivo que me puse en el 2009 era dedicarme al hockey 10 años y valorar luego el camino a seguir. Una década después, justo estábamos ganando el bronce en el Mundial, he vivido unos Juegos, y ahora voy a Canadá. Aunque es cierto que me da mucha pena no ir a los Juegos Olímpicos de Tokio con España. Me habría gustado disfrutar de todo el trabajo que hemos hecho con las chicas, ya que estoy seguro de que van a competir muy bien.”

El nuevo seleccionador del combinado femenino de hockey de Canadá ha vivido por y para el hockey, buscando siempre su mejor versión. “En el Canterbury coincidí con Kwan Browne, top 5 del mundo en aquel momento. Era la primera vez que recibía un análisis de vídeo de los partidos, y pese a que yo no iba ni convocado, era el único con una libreta A4 apuntando todo lo que decía el entrenador. Lo que aprendí por aquel entonces es la base de todo lo que hago hoy”.

Andreu Enrich, el juego estético como ambición

Andreu Enrich (Terrassa, 36 años) dirige el primer equipo de chicos del Mannheimer HC, un histórico del hockey alemán. Allí llegó como segundo entrenador, pero rápidamente obtuvo el cargo de jefe de la embarcación. “Surgió la oportunidad del Mannheimer HC para hacer de asistente, pero por cosas de la vida, no encontraron al entrenador que querían. Me ofrecieron ser el primer entrenador, yo también me ofrecí y me tiré de cabeza”, confiesa el entrenador formado en el Atlètic Terrassa.

En su etapa dirigiendo al primer equipo femenino del Atlètic, Andreu mostró en cada jornada que su objetivo iba más allá de los resultados. ”Mi premisa es intentar promover un juego del cual el equipo se sienta orgulloso. Obviamente tienes que intentar ser efectivo, pero creo que tiene que contener un componente estético. Si el equipo se siente orgulloso de que eso que hace es bonito, siempre va a estar más contento. A corto plazo puede funcionar ser más pragmático, pero el objetivo de formar al mejor jugador que puedes crear es más ambicioso a largo plazo”, argumenta Andreu.

Como jugador, Andreu ya escogió el camino de jugar fuera, y como entrenador ha terminado eligiendo la misma opción. “Espero que el movimiento de los entrenadores sea el mismo fenómeno que él de los jugadores, pospuesto en el tiempo. Así como hace 20 años era extraño ver jugadores fuera y se convirtió en algo recomendable e incluso promocionado por los clubs, creo que con los entrenadores debería ser igual. La complicación es que ser entrenador requiere más dedicación temporal que jugar y eso a veces echa para atrás al entrar en el mundo laboral”.

Mientras en España, muchas veces entrenar se ve como un hobby, Andreu, quien lo ha vivido dentro y fuera de nuestro país, explica: “En Bélgica, Holanda y Alemania, ser entrenador a nivel top se entiende como una profesión y los clubes ofrecen un salario digno. A mí me hace mucha ilusión poderme dedicar a tiempo completo al hockey”.

Santi Freixa, una estrella olímpica en Holanda

Santi Freixa (Terrassa, 37 años) es una leyenda del hockey español. Con 193 encuentros en sus sticks, tuvo un papel vital en la histórica plata conseguida en los Jugos Olímpicos de Pekín 2008. Actualmente, entrena al primer equipo masculino del Amsterdam, conjunto en el que ya militó como jugador, y con el que afronta el reto de renovar la plantilla. “Estamos haciendo un proceso de cambio. Estoy muy ilusionado porque un relevo generacional nunca es fácil. Tenemos jugadores muy buenos que han dado mucho al equipo en los últimos años, y todas mis energías y ganas están en hacer este cambio de la mejor manera posible”.

Fue en la temporada previa a Pekín-2008 cuando Santi salió a jugar fuera. Tal y como colgó el stick después de 8 años jugando en el extranjero -dejando de lado una temporada de retorno a su casa, el Atlètic-, entró como asistente en la selección holandesa, y de ahí pasó a ser el primer entrenador del Kampong. En Holanda, Santi ha podido ver de cerca la diferencia entre los dos países a nivel de hockey.

"Hay chicas preparadas, pero los clubs no tienen la valentía de darles oportunidades. Somos capaces como cualquier chico”, dice Romagosa

“Ahora llevo dos años en el Amsterdam, donde la tradición del hockey no tiene nada que ver con España. Es un país muy pequeño, en un momento estás en todos sitios. En cada ciudad puedes ir de un campo a otro de hockey con bici. Al ser más popular tienen más sponsors y por lo tanto los equipos reciben más ayudas. Esto hace que los clubs sean más profesionales. La forma de trabajar de los clubs en España no tiene nada que envidiar a la de fuera, la estructura, los entrenadores… todo. Pero la popularidad influye mucho”.

Con tanto tiempo fuera, Santi formó una familia en Holanda. Su mujer es holandesa, como sus tres hijos, y con ellos está superando los difíciles tiempos que vivimos. “Una situación así te rompe los planes. En el club trabajamos con grupos de 4 jugadores y no sabemos cómo va a ser en una semana. Durante el confinamiento pude pasar un mes con la familia en Matadepera y las raíces te tiran a querer volver. Pero estoy muy bien en Holanda, he formado ahí una familia. No cierro la puerta a regresar, pero de momento estamos muy bien en Holanda”.

Maria Romagosa, en la otra punta del mundo

Maria Romagosa (Barcelona, 35 años) es una de las mejores tiradoras de penalti córner que ha tenido la selección española. En el 2014 dejó el Junior para arrancar una aventura en Australia que sigue hasta día de hoy. “Decidí irme por temas personales. Mi pareja es australiana y vinimos a jugar aquí. Jugué una temporada en el Doncaster, luego estuve con el equipo de chicos de asistente y ahora será mi cuarto año con el equipo de las chicas”. Además, Romagosa lleva la escuela del club, y ha estado con las categorías inferiores del estado de Victoria.

En un hockey totalmente distinto y lejano al nuestro, Romagosa explica cómo viven este deporte allí. “Lo que les gusta es atacar. No entienden otra forma de jugar, es su mentalidad. En mi caso dirijo a un equipo amateur. Entrenan siempre dando su máximo, pero juegan para pasarlo bien. Es divertido porque esto se refleja en el juego. Al jugar sin presión son mucho más valientes, toman más riesgos. Hay una fuerte influencia del fútbol australiano”.

Pese a que en categorías inferiores acostumbra a haber más entrenadoras que entrenadores, a medida que la edad de los jugadores es mayor, los chicos monopolizan la figura del entrenador. “Creo que no se dan las mismas oportunidades a la chicas, así como es cierto que muchas no están interesadas. Hay chicas preparadas, claro, pero los clubs no tienen la valentía de darles oportunidades. Hay que potenciar nuestra presencia en los banquillos porque somos capaces como cualquier chico”, concluye.