LA GRAN CITA EUROPEA DEL PALAU

El Barça conquista su tercera Champions de fútbol sala en una final agónica contra El Pozo

El equipo azulgrana resistió el acoso murciano con una gran actuación del meta Dídac Plana (2-1)

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Raúl Paniagua

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Seis años después, el Barça vuelve a reinar en Europa. El equipo azulgrana conquistó este domingo su tercera Champions en una intensa final ante El Pozo de Murcia disputada a puerta cerrada en el Palau (2-1). El triunfo tiene premio doble: el ansiado título y la participación en la próxima edición del torneo. El batacazo en cuartos de la Liga en junio fue solventado con un gran éxito que sitúa de nuevo al fútbol sala azulgrana en lo más alto. El bloque catalán supo sufrir y el meta Dídac Plana se agigantó en un final agónico que llevó al Barça a la gloria.

El parón causado por la pandemia alteró por completo los planes del Barça en este curso. La 'final four' debía disputarse en abril en Minsk, pero todo se detuvo. En el regreso, el Barça cerró la Liga anterior con un fiasco y empezó la actual con otra derrota. La Champions era la mejor medicina para los males y los hombres de Andreu Plaza no fallaron.  

Inicio demoledor

El campeón repitió un guion similiar al protagonizado contra el KPRF, el equipo del Partido Comunista ruso que acabó el torneo en tercera posición. Si en la semifinal se adelantó con dos goles en los minutos 6 y 8 este domingo se movieron ligeramente los guarismos. El primer tanto llegó en la primera ocasión con un disparo de Ferrao que desvío Dyego y despistó a Espíndola (m. 4). Cinco minutos después, el gaditano Aicardo marcó el segundo en otro inicio estelar de un Barça demoledor.

Con dos goles en sus dos primeros tiros a puerta, todo volvía a ponerse de cara. Es cierto que antes del 2-0 el cuadro murciano acarició el empate, primero con un disparo a la madera de Rafa Santos y después con un fallo increíble a puerta vacía de Darío Gil. 

Segundos después, el Barça puso tierra de por medio. El duelo ante el KPRF, cuando el cuadro azulgrana bajó el pistón tras tomar ventaja, debía servir de lección. En una final no se podía repetir esa desconexión. Era necesario mantener la tensión y no dar ni una concesión a un rival que había perdido las 11 finales anteriores contra el club catalán. La maldición se prolongó con la 12ª derrota en la principal cita.

Bartomeu, en las gradas

En un Palau sin los Dracs, el presidente Josep Maria Bartomeu asistió con su mascarilla al éxito de una sección por la que el club ha apostado en la  última década. Tras el duro choque del viernes, el dirigente esperaba una noche más plácida, pero tocó sufrir de nuevo. Una gran parada de Dídac ante Pol permitió llegar al descanso con ese 2-0 que puso de manifiesto la eficacia y pegada del campeón ante un rival con menos definición.

El tanto de Leo Santana (m. 25) puso la dosis de dramatismo clásica de estas finales. Quedaba mucho por delante, pero el Barça defendió con grandeza y supo competir en todo momento. El Pozo se volcó en el tramo final con portero-jugador, pero Dídac apareció una y otra vez para cerrar con llave su portería. No fue el mejor partido del equipo azulgrana, pero el campeón resistió con orgullo para recuperar la hegemonía continental.