la entrevista

Esther Guerrero: "No quería emular a nadie, solo dar espectáculo"

La atleta catalana cierra la temporada después de bajar en Doha de los dos minutos en el 800

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Noelia Román

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Es la atleta de moda, la estrella de este 2020 atlético al que el coronavirus robó grandes competiciones y entrenamientos al uso; no así la sonrisa perenne de Esther Guerrero (Banyoles, 1990) ni su tremenda competitividad: en los recientes Campeonatos de España, igualó el viejo doblete de Carmen Valero (800 y 1.500 metros), a quien antes ya había arrebatado el récord nacional de los 2.000. "Mi objetivo era ser competitiva internacionalmente y lo he conseguido",  cuenta, por teléfono, desde Doha.

-Este viernes, en la Diamond de Doha, cerró la mejor temporada de su carrera y bajó de dos minutos en los 800. ¿Quería acabar ya o más bien prolongar la racha?

-Por una parte, es una pena que se termine esta temporada tan buena, pero, por otra, es cierto que, desde el Campeonato de España, ya tenía ganas de descansar. Han sido muchísimas competiciones en dos meses. La semana pasada me costó ya mucho. Tengo ganas de estar en casa con los míos y empezar a prepararme para 2021.

-¿Ya piensa en 2021? Necesitará tomarse al menos unas semanas de descanso.

Lo que quiero es tener 10 días para estar en casa, desconectar y recuperar mi vida social, que es lo más echo de menos. Empezar a entrenarme después no me importa porque octubre y noviembre siempre son más suaves.

-Sus grandes resultados de esta temporada le habrán dado energía extra.

-El año pasado ya afronté esta temporada con mucha ilusión y muchas ganas. Fue el de mi verdadera profesionalización; dejé de trabajar y empecé a dedicarme exclusivamente al atletismo, que es lo que me gusta y me ilusiona. Y fue una buena apuesta, las cosas han salido bien este año. También tengo un año más de experiencia y todo ello me ha permitido subir un peldaño.

-¿En qué objetivos se ha traducido ese peldaño?

-En ningún objetivo, pero he corrido en 4.03 (el 1.500) y he sido competitiva internacionalmente, que era mi objetivo. Mi reto no era ganar campeonatos de España, sino alcanzar logros más reconocidos. El año pasado, me metí en las semifinales del Mundial de Doha y eso ya era un progreso, pero las chicas que corrieron la final me sacaban cinco segundos. Este año, en cambio, ya no me sacan tanto, he podido competir con ellas e incluso ganar a alguna. Ahora, ya estoy con ellas.

-Las semifinales del Mundial del año pasado, no obstante, ya fueron un gran avance respecto a su actuación en el Mundial del 2017, donde se quedó en las series.

-Sí. De hecho, el 2017 fue un año decisivo. Ahí me di cuenta de que, en el 800, internacionalmente, me costaba mucho. Pese a que llegué muy bien a ese Mundial, me costaba colocarme, no era tan rápida como mis rivales y no pude pasar ronda. Esa experiencia me sirvió para hacer el cambio.

-¿Se refiere a dar el salto al 1.500?

-Exacto. Me replanteé lo que mi entrenador ya me venía diciendo desde hacía un tiempo: que el 800 no era mi prueba, que en el 1.500 tenía más margen de mejora. Me costó porque a mí siempre me había gustado el 800 y era la distancia que siempre había corrido. Pero se ha visto que él tenía razón.

-¿Qué cambios implicó ese salto de distancia?

-Hacer una preparación totalmente enfocada en la resistencia, en la parte aeróbica, que era lo que yo llevaba peor. He mejorado muchísimo y me está gustando más de lo que pensaba. La evolución en los entrenamientos ha sido brutal.

-¿Y en el enfoque de las carreras?

-En el 800, hay que salir a tope y aguantar, es muy agónico. El 1.500, en cambio, es una cuestión de ritmo y de estrategia. No vas tan a tope, tienes que controlar la carrera, usar la cabeza, trazar una estrategia y encontrar el ritmo adecuado. Y me gusta mucho eso. Vivo las carreras de otra forma y, además, esta temporada, las he acabado muy fuerte. Me ha costado dos años adaptarme, pero ahora ya estoy en el buen camino.

-Durante el confinamiento, ¿qué la motivó para seguir entrenándose?

-Entrenarme no es ningún sufrimiento para mí, es mi trabajo y me gusta este estilo de vida. Y si algo no quería, es que hubiese un parón que supusiera un corte en mi carrera porque luego nunca sabes si vas a poder continuar.

-¿Temió que un parón largo pudiera suponer el fin de su carrera?

-No era temor, pero sí lo que más me preocupaba; que hubiera un corte, perder la forma, una lesión. Llevo años trabajando para estar donde estoy ahora y no quería que algo externo lo parara.

-No sólo no la paró, sino que se atrevió con el 800 y el 1.500 en el Campeonato de España, un reto que nadie había afrontado desde Carmen Valero en 1976. ¿De quién fue la idea?

-Del compañero que me hace de liebre en los entrenamientos. Mi entrenador y yo dijimos que no por lógica, pero después le dimos vueltas a la idea y, al cabo de unos días, pensé: '¿y si lo hacemos?'. Mi representante me dijo que sería algo histórico y yo pensé que el atletismo necesita repercusión, espectáculo. Lo que no se hace, no se ve. Así que nos lanzamos, pese a que no pudimos cambiar el horario de las pruebas porque ya estábamos fuera de plazo. No teníamos nada que perder. Mi motivación era mayor que el riesgo que podía implicar y tenía mucha confianza en mí misma.

-¿Qué estrategia siguió para que el físico le aguantara las dos pruebas?

-Intenté controlar el ritmo del 800 para desgastarme lo menos posible, lo conseguí y los 100 últimos ya los pude hacer más relajada.

-¿Qué hizo en esos 10 minutos escasos que tuvo entre prueba y prueba?

-Me los tomé como cuando hago series porque es el tiempo que tengo normalmente de descanso entre una y otra: caminé, tomé agua, me cambié el dorsal, hice una recta y me fui a la salida del 1.500. No tuve tiempo ni de pensar.

-¿Usted tenía referencias de Carmen Valero, sabía lo que había hecho?

-No. No es verdad, como se ha dicho en algún medio, que yo me había propuesto emularla; yo ni la conocía ni siquiera había oído hablar de ella. A mí me gusta correr, pero no sigo esos datos. Ahora sí sé quién es y, en el caso del récord de España de los 2.000 metros que le batí, creo que el suyo tiene más mérito porque ella lo logró en el paso de un 3.000 y yo, en un 2.000 directo.

-¿Ha dimensionado ya lo que ha hecho?

-No. Lo valoraré cuando pase un tiempo. Yo no quería emular a nadie, sino hacerlo por mí, por dar espectáculo, que es lo que necesita nuestro deporte.

-¿Qué ambiciona para los Juegos de 2021?

-Un puesto en la final del 1.500 y ser competitiva internacionalmente. Son palabras mayores, pero, si salgo de las semifinales pensando que tengo opciones en la final, ya estaré satisfecha.

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