El Tourmalet

Un Tour sin Gianni Mura

Había debutado como periodista en la ronda francesa de 1967 y murió esta primavera en uno de los días más criminales de la pandemia

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Sergi López-Egea

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El 21 de marzo fue un día duro. Azotaba la pandemia con toda la rabia y hasta daba miedo escuchar las noticias y los datos que se ofrecían por televisión. Solo se hablaba de muertos y más contagios. Italia no era diferente. El 21 de marzo murió Gianni Mura. El 21 de marzo murió un amigo, un periodista de casta, historia viva del Tour. Este año la sala de prensa de la ronda francesa viene a ser algo así como el salón de los enmascarados. Pero faltan dos personas, dos asiduos, dos clásicos: Mura Raymond Poulidor.

La relación de ambos con la ronda francesa es totalmente diferente. Uno la vivió  desde 1967 como periodista, como enviado especial del diario progresista 'La Repubblica' y el otro como ídolo de la afición francesa, como el eterno aspirante a la victoria y desde hacía más de cuatro décadas como imagen del principal patrocinador de la prueba, vestido de amarillo, la prenda que jamás llevó como corredor.

'Pou-Pou' se sentaba en los primeros días de la carrera al fondo de la sala de prensa, cuando las sillas estaban juntas, cuando no había distancia social, cuando nadie llevaba mascarilla, ni geles para el lavado de manos. Murió en otoño, mucho antes del estallido de la maldita pandemia.

La Guía Michelín

Gianni soñaba con volver al Tour. Era parte de su vida, como la gastronomía y el amor por la 'azzurra', su principal relación con el fútbol. Jamás reservó con antelación un hotel para el Tour. Primero, cuando los teléfonos móviles aún eran un objeto extraño, se iba hacia las cabinas telefónicas y con su eterna Guía Michelín comenzaba a llamar, a buscar una habitación para él y otra para su amigo Carletto. Viajaban sin prisas porque sabían que por muy lento que fueran siempre llegarían a la meta antes que los ciclistas. Lo más importante para Gianni era saber si el hotel formaba parte de una zona vinícola y se ilustraba sobre la mejor añada y el tipo de uva. No había nada más importante que relajarse por la noche con su amigo Carletto, más colega que chófer,  y los sabores de la uva. Cada plato debía tomarse con su vino sin importar el cambio de colores. Hubo un Tour en el que Gianni llegó sin su amigo Carletto. El cáncer se lo había llevado en el invierno. Para él, el Tour había perdido un encanto...

Pero siguió disfrutando de la escritura. Porque lo suyo era contar historias y también escribir libros. Cuando las redes sociales ya se habían apoderado de todos los mecanismos, internet dominaba la humanidad, los teléfonos móviles se habían convertido en pequeñas máquinas diabólicas, Gianni seguía tecleando su vieja y pequeña Olivetti Lettera 32. Todos con ordenador... con Gianni era como volver al pasado, como estar eternamente en aquel Tour de 1967 en el que debutó con apenas 21 años.

Menos Lyon

Le gustaba y amaba Francia, excepto Lyon. Siempre discrepaba cuando se le decía que era una ciudad preciosa, incluso más bonita que París. Pero nada, su formulario interno, por mucho que la Guía Michelín le informase que habían tantos y tantos hoteles que siempre encontraría sitio, le exigía tomar el coche y recorrer aunque fueran 100 kilómetros extra antes que detenerse en Lyon.

Un día apareció con un ordenador. ¡Gianni con un ordenador! ¡Lo nunca visto! Y no lo hizo porque comprendiese que era inevitable rendirse a la técnica moderna sino porque la última teclista de su diario se había jubilado y no había nadie que pudiera coger la crónica. Así que tuvo que sumergirse en el mundo de los correos electrónicos y simplemente avisar por teléfono móvil de que había pasado el artículo.

La sala de prensa del Tour está mucho más vacía este año, pero no solo porque se haya disminuido el número de enviados especiales a consecuencia de la pandemia, sino porque falta Gianni (y también 'Poupou'). Pero seguramente, en algún momento de silencio, hasta parecerá que se escucha el sonido de las teclas de la vieja Olivetti, la que tan bien cuidaba en un estuche de piel.