los cruces de semifinales

La hora de la verdad en la Champions

PSG y Bayern se enfrentan a dos 'cenicientas' para alcanzar la gran final de Lisboa

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Emilio Pérez de Rozas

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No ha sido, no está siendo, una Champions normal, ni siquiera, por supuesto, tradicional o moderna. Se trata de una Champions donde solo se mantiene el estremecedor himno, el que todo el mundo espera y desea que suene en su honor. Es lo único que queda de la vieja Champions.

Es una Champions de pandemia, de burbujas impenetrables (o así debería ser), de formato impensable, sin público, sin "gallina de piel" en las gradas, que diría Johan Cruyff, pero, eso sí, con goleadas como la encajada por el Barça ante el Bayern de Múnich (2-8), que demuestran que esto, sea el formato que sea, sigue siendo fútbol, donde hasta los debutantes pueden alcanzar la final y conquistar la orejona.

Los dos cruces

Una Champions cuyas semifinales serán RB Leipzig-PSG (este martes, a las 21.00 horas) y Bayern de Munich-Olympique de Lyon (el miércoles, a las 21.00 horas). Una Champions cuya final, quién sabe, nadie es capaz de adivinarlo, como tampoco acertaron 100x100 en la elección de los semifinalistas. Podría ser RB Leipzig-Lyon frente a un histórico Sevilla-Inter de Milán en la Europa League, es decir, un partido que sonaría más a Copa de Europa que el que se viviría en Lisboa.

Una Final Four en la que, por vez primera en la historia desde que se creó el nuevo formato, no hay ningún semifinalista español (desde el 2007-08, el Real Madrid y el Barça han sido semifinalistas ocho veces cada uno y el Atlético, tres), italiano ni inglés. Y, justo cuando más desprecian o minusvaloran campeonatos como la Bundesliga o la Ligue 1 por el tremendo dominio de Bayern (ocho títulos consecutivos) y PSG, aparecen dos clubs alemanes y dos franceses en las semifinales.

Los protagonistas

Una Final Four que tiene cuatro curiosos protagonistas a cual más original. Ahí está el (casi) omnipresente Bayern de Múnich que, no nos engañemos, en diciembre estaba en un estado (deportivo, evidentemente) tan lamentable como el que vive ahora el Barça y que, de la mano de un entrenador interino, Hans-Dieter Flick, colocado ahí mientras buscaban un técnico más creíble, ha hecho que la fórmula liderada en su momento por Franz Beckenbauer y capitaneada ahora por Karl-Heinz Rummenigge, la fórmula de exfutbolistas mandando, se haya convertido en la gran favorita para campeonar.

Esa fórmula, que el prestigioso economista catalán, exvicepresidente económico del Barça y actual presidente del Cercle d’Economia, Javier Faus, cree que tienta a más de un exfutbolista y/o futbolista azulgrana, llámense Piqué, PuyolGuardiolaHernández y/o Iniesta, para asaltar la presidencia del Barça, tiene el contraste más tremendo en el PSG del jeque Nasser Al-Khelaïfi, de nuevo a las puertas de la gloria, con Kylian Mbappé, ya, sin duda, camino de ser el sustituto de Leo Messi en la cúspide del fútbol mundial, y Neymar Júnior reivindicando su fútbol filigranero, de samba y amor, velocidad frenética, dribling generando la perplejidad y, sobre todo, dulzura.

El Olympique de Lyon

Frente a ellos, uno de los clubs más presidencialistas del mundo (tipo el Real Madrid de Florentino Pérez), como es el Olympique de Lyon de su propietario y presidente Jean-Michel Aulas, un mandatario al que pocos tosen en Francia, que vendió una parte de la entidad a los chinos y que posee una influencia (no total) en la Ligue 1. Curiosamente, esa influencia no le sirvió para impedir ("si lo hacemos será un desastre para nuestros clubs cuando regrese la Champions", vaticinó, sin acertar) que la pandemia suspendiese (fue el único gran campeonato europeo que lo hizo) la Liga francesa. Y, miren por donde, ahora hay dos equipos franceses entre los cuatro mejores.

Y, finalmente, dicen, el equipo más odiado de Alemania, el Red Bull Leipzig, cuyo dueño y mecenas no es otro que Dietrich Mateschitz, creador de la bebida energética de la que vende 6.000 millones de latas al año y cuya fortuna personal, cuentan, es de 16.000 millones de dólares. Mateschitz, inventor (o casi) del más difícil todavía, compró, en el 2009, el Leipzig, equipo del noreste de Sajonia, cuando era un equipo muy menor y en 11 años lo ha convertido, representando los valores comerciales del fútbol, en la admiración del mundo del balompié, con un entrenador, Julian Nagelsmann, de 33 años recién cumplidos, que pronto se sorteará el mundo entero.

Imprevisibles semifinales

La fiesta de estas imprevisibles semifinales, que ha roto los pronósticos, como poco, en un 50% (pocos preveían la eliminación del Atlético y el City, mientras todos coincidían que al Barça no le daba para eliminar al Bayern y ya no digamos lo que sufrió el PSG ante el Atalanta), se abre hoy con un Leipzig que, según el Cholo Simeone, "es incisivo, decidido, vitalista, fresco, intenso y entusiasta", enfrentándose a un firmamento de estrellas.

A horas de que todo empiece a decidirse, es evidente que la final soñada es PSG-Bayern. Porque si hoy la pareja Mbappé-Neymar se nos antoja implacable, la apisonadora alemana (los clubs alemanes siempre que han sido campeones de Europa cuando los entrenaba un técnico alemán) no debería de tener problemas mañana para arrollar al Olympique de Lyon, aunque hay quien piensa que Aulas tiene hasta el móvil de Dios.