La gran cita del 2021

Tokio abre otra vez la cuenta atrás

Unos anillos olímpicos gigantes iluminan el puente de Odaiba, una de las zonas olímpicas de Tokio

Unos anillos olímpicos gigantes iluminan el puente de Odaiba, una de las zonas olímpicas de Tokio / periodico

Noelia Román

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Un año. 365 días. Unas 52 semanas. Todo eso falta para que el Estadio Olímpico de Tokio acoja la ceremonia de apertura más esperada de la historia, la de los Juegos del 2020.

Si el coronavirus no hubiera cambiado el curso de la historia, este jueves muchos estaríamos pegados a las pantallas para ver cómo el baloncesto y el fútbol estrenaban por adelantado la fiesta mundial del deporte que se habría inaugurado mañana.

Estamos, sin embargo, a justo un año de que los mejores deportistas del orbe vuelvan a acaparar nuestra atención, si el covid-19 no les roba de nuevo el protagonismo y permite, finalmente, que la XXXII Olimpiada culmine tras cinco años de trayecto.

¿Cancelación definitiva?

"Un año puede parecer largo, pero a mí estos cuatro que van desde Río se me han pasado súper rápido y la cuarentena también y, aunque ahora deberíamos estar listos para competir en Tokio, cuando queramos darnos cuenta ya lo tendremos ahí; se va a hacer corto y ameno", señala Álvaro de Arriba, actual campeón de Europa de los 800 metros en pista cubierta.

“Yo ya estoy enfocado en esa nueva fecha, independientemente de lo que luego ocurra. Es evidente que, hasta que no haya una vacuna, el riesgo de que se puedan cancelar existirá. Aunque no haya público, unos Juegos mueven a deportistas, voluntarios y personal de todo el mundo y viajar, de momento, sigue siendo complicado”, continúa el atleta salmantino en conversación telefónica con EL PERIÓDICO.

La posibilidad de una cancelación definitiva está ahí, como reconocen con la boca pequeña el Comité Olímpico Internacional (COI) y las autoridades japonesas. La ausencia, de momento, de una vacuna y de un tratamiento eficaz para la covid-19, así como la dispar afectación de la pandemia en los distintos países, los rebrotes y el miedo de muchos a un posible contagio impiden descartarla y perpetúan unas dudas que, probablemente, tardarán meses en despejarse.

Contador a cero

Los deportistas, en cualquier caso, trabajan como si tuvieran la certeza de que el 23 de julio de 2021 Tokio inaugurará finalmente sus Juegos. No tienen otra opción. Los españoles pusieron su contador a cero un par de meses atrás y ahora se preparan para disputar sus primeras competiciones.

Hay pocas y están amenazadas. Pero tampoco aquí tienen elección.

“En circunstancias normales, yo estaría ahora al 200 por ciento. En éstas, estoy ultimando la base de carga porque esperamos poder competir a mediados de agosto en la Diamond League. Tengo ya plaza confirmada en alguna cita y estoy intentando entrar en la de Mónaco; es complicado porque sólo hay ocho plazas”, cuenta De Arriba a este diario.

La Diamond League, el torneo atlético del verano, reprogramó sus citas de mayo, junio y julio para agosto, septiembre y octubre. Algunas quedaron descartadas -Rabat y Londres, por ejemplo-, otras está aún pendientes de confirmación. El inicio en Mónaco está previsto para el 14 de agosto con una reducción considerable de plazas para minimizar riesgos y la obligación de que todos los atletas se sometan a una PCR antes de acudir.

La factura de los nadadores

Para los nadadores, el próximo horizonte competitivo aparece en el Meeting de Portugal también a mediados de agosto (14-16). Fueron de los últimos en poder recuperar su actividad normal por el largo confinamiento decretado para las piscinas y aún arrastran las secuelas de haber pasado tanto tiempo sin entrenarse en el agua.

“Yo he recuperado sensaciones, pero aún estoy en proceso de estar igual que estaba antes del confinamiento”, señala a EL PERIÓDICO Jimena Pérez, que aspira a disputar su primer 1.500 en unos Juegos.

“A los nadadores, tanto tiempo sin tocar agua, nos ha pasado bastante factura. No haber podido nadar en tanto tiempo no nos había pasado nunca y lo notamos mucho”, añade la fondista cántabra, convencida también de haber mejorado en otros aspectos durante este periodo.

Jimena Pérez, como De Arriba, Ana Peleteiro y muchos otros deportistas españoles, ya tenía mínima olímpica cuando el coronavirus paralizó todo. Esperaban a sus respectivos Campeonatos de España para asegurarse la plaza que debía garantizar su presencia en la capital nipona. Se postergaron antes de que el COI desplazara los Juegos a 2021.

Año extra

Aquella decisión generó una gran desazón entre la mayoría de olímpicos españoles que, durante semanas, temieron tener que competir en Tokio en clara desventaja respecto a sus rivales. El confinamiento decretado por el Gobierno español les había impedido entrenarse con normalidad, mientras deportistas de otros países seguían con su preparación.

La mayoría sintió “alivio” cuando el COI decidió posponer los Juegos. Se abría la posibilidad de competir en igualdad. O de competir directamente. Lastrados aún por sus graves lesiones, Pau Gasol y Carolina Marín, por citar a dos de los más ilustres, habrían tenido serias dificultades para llegar en plenitud a la cita nipona de haberse celebrado este año. 

Ahora, coronavirus mediante, todos disponen de un año extra para intentar alcanzar su mejor forma y cumplir en Tokio sus sueños olímpicos por fin.

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