El Barça, entre 'Memento' y 'Origen'

Los culés siguen anhelando vivir en el sueño eterno de hace 10 años, conscientes de que olvidarán pronto partidos como el de Valladolid

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Roger Pascual

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El fútbol, como la vida, se vive dos veces: en el momento y en el recuerdo. Como en 'Origen', muchos culés preferirían vivir en un sueño eterno del pasado idealizado, conscientes de que, como en 'Memento', habrán olvidado rápidamente partidos tan oscuros como el de este sábado en Zorrilla, del que apenas quedarán para el recuerdo el resultado y las manos milagrosas de Marc-André ter Stegen.

Hay quien aún recuerda la temporada de Ronaldo en el Camp Nou como lo más grande que ha visto en el Camp Nou antes de la irrupción del extraterrestre Messi y ha intentado borrar por su memoria el pasado madridista del actual presidente del Valladolid. Hace 21 años, en suelo pucelano, un joven y talentoso bajito, de 18 años y llamado Xavi Hernández, salvó la cabeza de Louis van Gaal. El décimo aniversario del Mundial hizo este sábado inevitables las evocaciones nostálgicas de ese Barça de Guardiola, que fue su base de la conquista de Sudáfrica. Xavi ya hace tiempo que no está (aunque muchos suspiran por verle de nuevo allí pronto) en un vestuario del Camp Nou en el que solo quedan dos campeones del mundo, Piqué y Busquets, y Messi y solo trazas de aquel estilo arrollador. 

Riqui Puig tenía 10 años cuando <strong>Andrés Iniesta</strong> marcó en Johannesburgo. Tirando del recuerdo hay quien quiere ver en él al sucesor del manchego mientras que otros le ven más siguiendo los pasos de Iván De la Peña. El tiempo dirá si su trayectoria se asemeja más a la del primero o a la del segundo. De momento en la horita de juego que dispuso volvió a demostrar ser un futbolista diferente y que, no solo se siente cada vez se siente más asentado en el juego del equipo, sino que de sus botas emergen los momentos de mayor creatividad en estos tiempos de ocaso. Momentos grises en los que el aficionado culé se debate entre el hartazgo, la desesperación, la nostalgia y el deseo casi irracional de ver brotes verdes por nimios que sean.

Claroscuros

En el juego de claroscuros, la luz de Riqui contrastó de nuevo con la oscuridad de Antoine Griezmann. El delantero francés sigue lejos del recuerdo de aquel delantero del Atlético que quería comer en la mesa de Cristiano Ronaldo y Messi. Tras el rayo de esperanza del partido de Villarreal, en Valladolid volvió a ser una sombra de su recuerdo. Se marchó al banquillo al descanso tras las dos pifias en primer cuarto de hora que precedieron el gol de Arturo Vidal, que llegó tras una buena combinación colectiva que evocó aquel juego combinativo que conquistó el mundo hace 10 años. El drama es que, una vez más, el mejor volvió a ser el que juega con las manos (aunque tenga mejor toque con los pies que muchos): un Ter Stegen que volvió a ponerse el traje de salvador.