PANDEMIA DE CORONAVIRUS

El fútbol del silencio

El inicio del fútbol tras el confinamiento

El inicio del fútbol tras el confinamiento. / periodico

Alejandro García

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Tres meses y dos días después del último partido oficial de fútbol en España, como si fuera una condena, este jueves vuelve a rodar el balón en Primera División, después del aperitivo del <strong>Rayo-Albacete</strong>. La pandemia de coronavirus que obligó al frenazo no está superada, pero todos los organismos implicados han hecho de su capa un sayo para que pueda volver el fútbol antes que casi todo, como símbolo de la recuperación y entretenimiento para el pueblo confinado. 

«Hoy es un paso, el más importante desde el problema del covid-19, pero nos queda llegar a la meta que es terminar las competiciones», dijo Javier Tebas, el presidente de LaLiga, en la calle Preciados de Madrid, entre camisetas colgadas a modo de guirnaldas, en la presentación pública del regreso de la Liga. «Creímos en reanudar el fútbol cuando parecía increíble y lo hemos conseguido», dijo Irene Lozano, presidenta del CSD.

Fútbol de subsistencia

El primer partido de la reanudación de la Liga es un atrayente derbi sevillano, pero será un fútbol bajo mínimos, de circunstancias, sin gente en la grada y con un montón de condicionantes, un espectáculo de subsistencia para evitar la suspensión y drama económico. 

Por muchas ganas que haya de que vuelva el fútbol, por muy importante que sea para el estado de ánimo general y por muy meritorio que sea el trabajo de quienes lo han hecho posible, los títulos de la temporada 19-20 quedará para la historia marcada con un asterisco. 

Superada la decisión entre la suspensión y la continuidad, jugar con nueva legislación para subsanar problemas derivados de la pandemia implica nuevos condicionantes con los que no se inició la competición, una injusticia en sí misma que se acepta tácitamente ante la necesidad.

Sin afición

El gran condicionante van a ser las gradas vacías, al menos hasta finales de mes, cuando el Gobierno prevé que todo el país haya dejado atrás las fases para llegar a la nueva normalidad, momento en el Consejo Superior de Deportes puede autorizar la vuelta de los espectadores a las gradas. Hasta entonces, no habrá más de 200 personas en los estadios. 

Las mentadas medidas higiénicas llegarán a los partidos: sin saludos iniciales, con contactos personales limitados, celebraciones a distancia, tomas de temperatura, desinfecciones de material y mascarillas. "Es muy importante no relajarse en los más de 30 días que nos quedan. Estamos aquí porque todos hemos cumplido las normas sanitarias y las que nos hemos impuesto por los protocolos", proclamó Tebas en el acto de LaLiga con las autoridades locales madrileñas. 

Calenadrio ininterrumpido

El primer cambio drástico en lo que afecta directamente al juego es el calendario, diseñado para cumplimentar las 11 jornadas que restan para finalizar la temporada en las próximas cinco semanas, hasta el 19 de julio. 

Por lo pronto, ya hay horarios para jugar 16 días seguidos, una acumulación ingente de partidos que, por un lado obliga a los entrenadores a hacer partícipes a cuantos más integrantes de su plantilla mejor y, por otro convierte en trascendentales lesiones que antes eran inconvenientes insignificantes. Un par de semanas de descanso obligadas por unas molestias musculares suponen, en el nuevo fútbol, dejar de jugar en la mitad de los partidos que quedan de Liga. 

Sin amistosos previos, el rendimiento en condiciones extrañas y después de una inactividad de 94 días (desde el Eibar-Real Sociedad del 10 de marzo) que hasta ahora solo se había dado en lesionados, es una incógnita. Por un lado a causa de los problemas físicos derivados de pasar de la inactividad al estrés competitivo de acumular partidos cada 72 horas, por el otro el entusiasmo y la frescura mental tras un descanso inusitado entre futbolistas de élite. 

Nuevas posibilidades

La introducción cinco cambios, sin exceder los tres parones habilitados normalmente, ha deparado el primer debate del fútbol después del covid, el primer intercambio polémico de opiniones sin el coronavirus de por medio, la primera demostración de que, con o sin pandemia, la competitividad sigue a pleno rendimiento en el fútbol. 

La posibilidad de sustituir a la mitad de los jugadores de campo abre un nuevo abanico de posibilidades nunca antes vistas en el fútbol. El planteamiento inicial de los entrenadores pasa a tener menos importancia porque se puede variar casi por completo en una tanda de cambios, pero también puede ser más decisivo porque le da a los técnicos una red de seguridad para intentar nuevos, inesperadas y ambiciosas aperturas de partido a las que nadie está acostumbrado.  

La vieja reivindicación de los preparadores de poder llevar a todos los disponibles convocados también ha sido atendida, otro aspecto que aumenta la nueva galería de iniciativas posibles desde el banquillo. 

Ejemplo alemán

El modelo a seguir es la Bundesliga, que ha celebrado ya cinco jornadas con éxito (ya no serán obligatorias las mascarillas en el banquillo) y ha demostrado que el factor de jugar como local ha desaparecido, sin la presión ambiental de la grada sobre el rival. Además, los equipos superiores sobre el papel han terminado imponiendo su mayor nivel con una frecuencia exagerada. 

Para los árbitros también es un regreso a la actividad con novedades: desde no sufrir el vandalismo dialéctico de la grada hasta escuchar con nitidez las protestas de los jugadores y los banquillos, más expuestos a una sanción disciplinaria y obligados a protestar a distancia.