UN NUEVO REFERENTE SOCIAL

La rodilla de Colin Kaepernick se convierte en un símbolo universal contra el racismo

Colin Kaepernick, rodilla en tierra, en el centro de la imagen, escucha el himno de EEUU

Colin Kaepernick, rodilla en tierra, en el centro de la imagen, escucha el himno de EEUU / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Más de tres años después de su último partido con la camiseta de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick sigue sin equipo, sin ofertas sobre la mesa o siquiera una invitación para probar con algunas de las 32 escuadras de la NFL de fútbol americano. Pero el tiempo ha acabado reivindicando al quarterback negro que puso por delante los imperativos de su conciencia a los intereses de su carrera deportiva. Las masivas protestas contra la brutalidad policial y el racismo que han tomado las calles de Estados Unidos no solo han evidenciado la vigencia de los problemas estructurales que Kaepernick quiso visibilizar al hincar la rodilla en el suelo mientras sonaba el himno estadounidense, sino que han servido para que ese gesto se convirtiese en un símbolo universal de protesta contra el racismo.

Su rodilla hincada ha traspasado fronteras. La semana pasada la escenificaron los jugadores del Liverpool durante un entrenamiento y este fin de semana llegó a los campos de la Bundesliga. Los 22 titulares del Borussia Dortmund y el Hertha Berlin se arrodillaron junto al círculo central poco antes del partido, mientras los jugadores del Bayern lucían brazaletes negros con la frase ‘Black Lives Matter’ sobreimpresa en sus crespones. También en EE UU ha pasado a formar parte de la coreografía del duelo por la muerte de George Floyd a manos de la policía. En Minneapolis se arrodillaron cientos de personas durante cinco minutos, un gesto que han emulado algunos policías para solidarizarse con los manifestantes. También lo han escenificado políticos como el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, o el candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden

En gran medida Kaepernick ha guardado silencio. Solo se ha pronunciado puntualmente en las redes sociales para respaldar las protestas en todas sus formas. “Cuando el civismo conduce a la muerte, la revuelta es la única reacción lógica”, escribió a finales de mayo. “Lloverán los llamamientos a la paz y, cuando lo hagan, caerán en saco roto porque vuestra violencia ha propiciado esta resistencia”.

Pero como ha quedado muy claro a estas alturas, el 'quarterback' nacido en Milwaukee hace 32 años es un hombre de acción. Y a través de su fundación, Know Your Rights Camps, dedicada a la justicia social, está ayudando a pagar la defensa legal de los manifestantes detenidos en Minneapolis. 

El mundo del deporte grita estos días para que cese el boicot oficioso impuesto sobre Kaepernick, acusado de traidor a la patria por sus detractores y convertido en una suerte de persona non-grata por la NFL y sus propietarios. Pero las protestas raciales también han obligado a rectificar a la cúpula dirigente de la liga, que ha quedado retratada tras los homicidios de Floyd, Ahmaud Arbery o Breonna Taylor. El pasado viernes, su máximo responsable Roger Goodell, emitió un vídeo-comunicado pidiendo perdón por “no haber escuchado” las protestas contra el racismo de sus jugadores, incluidos los dos centenares que en algún momento han hincado la rodilla siguiendo el ejemplo de Kaepernick. 

“Nosotros, la NFL, condenamos el racismo y la opresión sistemática de la gente negra. Reconocemos que nos equivocamos al no haber escuchado antes a nuestros jugadores y animamos a todos a expresarse y protestar pacíficamente”, dijo Goodell. Sus palabras no han tardado en provocar la reacción del presidente Donald Trump, que ha dejado de manifiesto durante toda esta crisis su escasa tolerancia hacia la protesta pacífica y su nula empatía hacia las demandas legítimas de la población negra. “¿Acaso estaba sugiriendo que está bien que los jugadores se arrodillen o que no se levanten cuando suena el himno nacional, faltando así el respeto a nuestro país y nuestra bandera?”, escribió este lunes en Twitter en un mensaje dirigido a Goodell. 

En todo momento, Trump ha explotado la controversia para ganar puntos de cara a esa América blanca que le vota y se siente victimizada a medida que pierde peso demográfico. En 2017 llegó a pedir que se despidiera a todos los jugadores que se arrodillan cuando suena el himno. “Sacar a ese hijo de puta del campo ahora mismo”, dijo entonces.