DESAFÍO INÉDITO

Los tres reyes de la pértiga mundial compiten entre ellos desde el jardín de sus casas

Lavillenie, Duplantis y Kendricks se retan en un duelo que recuperó el deporte en vivo por unos instantes

Renaud Lavillenie, en acción, en su casa de Clermont-Ferrand

Renaud Lavillenie, en acción, en su casa de Clermont-Ferrand / periodico

Noelia Román

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Fue un acontecimiento inédito. Media hora de deporte de élite en directo. En tiempos de confinamiento. Y con suspense final. Los tres reyes de la pértiga mundial retándose a duelo esta tarde desde el jardín de sus casas. Una barra situada a cinco metros los esperaba allí, sobre su imprescindible estructura. Quien la saltase más veces en 30 minutos sería el campeón de esta singular competición.

El francés Renaud Lavillenie en Clermont-Ferrand, el sueco Mondo Duplantis en Lafayette (Louisiana) y el estadounidense Sam Kendricks en Oxford (Mississipi) afilaron sus pértigas, le dieron al crono y, casi dos meses después, miles de aficionados en todo el mundo revivieron el placer de ver a los mejores del mundo competir en vivo.

El resultado era lo de menos. Pero un hubo un empate y un claro perdedor: el simpático Kendricks.

Con 26 saltos, el bicampeón mundial se quedó a 10 de igualar los 36 de Lavillenie, campeón olímpico en Londres 2012, y de Duplantis, actual plusmarquista mundial.

“Ha sido espectacular. Ellos han estado a un gran nivel. Reto a cualquiera en este planeta a saltar 36 veces en 30 minutos”, dijo un cansado y sonriente Kendricks desde la espectacular finca que poseen sus padres.

Una idea loca

Nadie llega a las metas alcanzadas por estos hombres sin competitividad y, a miles de kilómetros, el joven Duplantis quería más, un desempate. El pasado mes de febrero se elevó por encima de los 6,18 metros y aún se siente capaz de todo. Del otro lado del charco, el treintañero (33) Lavillenie no le dio opción.

“Le doy un trozo de mi medalla de oro y la revancha más adelante”, dijo el campeón francés, exhausto, tal vez arrepentido de haber lanzado el reto.   

Suya fue la idea de armar semejante evento para aprovechar los entrenamientos y paliar la falta de competición a la que ha obligado la crisis del coronavirus. Lo habló con Duplantis y con Kendricks. Ninguno se lo pensó.

"Me pareció una idea loca, pero yo haré cualquier cosa que me proponga Renaud", aseguró Kendricks, de 27 años, en una muestra más de la excelente relación que mantienen los tres mejores pertiguistas del mundo.

La ahora llamada World Athletics, antes IAAF, celebró la propuesta y le dio cobertura para que se pudiera ver en todo el mundo a través de su canal de Youtube y de sus redes sociales.

“Les doy las gracias por esta fantástica idea y por traernos un poco de deporte a nuestras vidas en estos momentos”, dijo Sebastian Coe, presidente de World Athletics, en un mensaje que precedió al duelo.

Dos partes de 15 minutos

El comentarista elegido para la ocasión, charló con los contendientes y explicó la mecánica: serían dos partes de 15 minutos con una breve pausa en medio. Cinco metros es una altura más que asequible para los multicampeones, pero se trataba de sumar el mayor número de saltos posible.

“Yo he calculado que tendré que hacer al menos un salto por minuto para poder ganar”, señaló Lavillenie desde su jardín, menos bucólico que el entorno arbolado en el que saltó Kendricks.

El galo superó esa marca y aun así no le alcanzó para ganar. El joven Duplantis fue siempre por delante en los primeros 15 minutos que concluyó con 18 saltos. Lavillenie, con su mano izquierda vendada, le pisó los talones con 17. Kendricks se lo tomó con más calma y se quedó en 13.

“No puedo creerme que haya fallado mi primer intento del salto 10”, dijo Lavillenie en la pausa de cinco minutos, después de recibir el abrazo de su hija.

En la segunda parte del duelo, Duplantis continuó con su ritmo infernal. El campeón francés, que saltaba casi sincronizado con el sueco, se mantuvo a la zaga. Kendricks, cuya esposa anotaba sus saltos en una pizarra, fue incapaz de recortar distancia.

Hasta el último minuto

A dos minutos para la conclusión, Duplantis y Lavillenie empataron a 33. El plusmarquista mundial se tomó una pausa un pelo más larga y Lavillenie firmó antes el número 34. Avisado por un ayudante que también contaba sus saltos, Mondo no demoró en igualar. Los dos entraron en el último minuto con 35 y ambos apuraron los últimos segundos para firmar el número 36. El galo lo completó unos instantes antes.

Lavillenie se veía agotado. Duplantis, cansado, pero con cuerda para más. “Va a ser una batalla. Todos queremos ganar”, había advertido el subcampeón mundial sueco antes del inicio del duelo.

A su manera, lo hizo. Fuera de tiempo y mientras el comentarista del evento intentaba sin éxito convencer a Lavillenie para resolver el duelo en una prórroga de tres minutos, Duplantis saltó de nuevo, colocó el número 37 en su pizarra y, con una sonrisa, se autoproclamó campeón.

“Yo soy el primer ganador y Mondo es el segundo ganador”, zanjó el pertiguista francés, secándose el sudor. “Hagamos más cosas así en el futuro”, terció Kendricks, que ya llevaba un rato relajado. Mondo se conformó.

Durante media hora, los tres devolvieron a nuestras vidas un ápice de la mejor competición.