Los precedentes olímpicos

Solo las guerras han podido con los Juegos Olímpicos

La cita olímpica se ha visto cancelada por las guerras mundiales y se ha visto afectado por boicots, atentados y bombas a lo largo de su historia

Un miembro de los comandos árabes en la Villa Olímpica de Múnich, en 1972.

Un miembro de los comandos árabes en la Villa Olímpica de Múnich, en 1972. / periodico

Alejandro García

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se trata de una medida de guerra y son los precedentes los que ponen en contexto las suspensiones o aplazamiento de los Juegos Olímpicos. Solo en tres ocasiones, a causa de las dos Guerras Mundiales, se había dejado de celebrar una cita olímpica desde la creación de los Juegos modernos en la edición de Atenas de 1896. Los Juegos de verano de Berlín 1916; Tokio / Helsinki 1940 y Londres 1944 nunca se celebraron. Los de Tokio 2020 han sido trasladados al verano del 2021 por culpa de la pandemia del coronavirus, "una guerra", tal como lo definió el presidente francés Emmanuel Macron

El aplazamiento de ahora se equipara por la pandemia del Covid-19 a un conflicto bélico global y le da sentido a las declaraciones con tono heroico de algunos líderes mundiales como Macron. A pesar de boicots políticos, casos de dopaje, atentados o incidentes racistas, solo la globalidad de la pandemia del coronavirus ha virado las prioridades tan lejos del deporte como una guerra, lo suficiente como para afectar a un cable de vida del mundo moderno.

La Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial estalló en verano de 1914, dos años antes de los Juegos previstos en Alemania dos veranos después, para los que ya había construido un estadio que fue demolido y reconstruido después para la cita olímpica de 1936. El barón Pierre de Coubertin, ideólogo del olimpismo moderno y jerarca del germen de un incipiente Comité Olímpico Internacional, combatió en la guerra en las filas del ejército francés y, además de suspender los Juegos previstos en territorio enemigo, fijó la sede del COI en la neutral Suiza, donde todavía permanece.

La segunda suspensión de la historia olímpica implicó también Japón, encargada de organizar los Juegos de verano de 1940 en pleno momento de expansión imperial. Con la Segunda Guerra Mundial a punto de estallar y con Europa dividida en dos facciones en guerra (Reino Unido y Francia contra la Alemania nazi y la Italia fascista), las invasiones japonesas de la parte oriental de China hicieron insoportables las presiones, cambiaron las prioridades y el país nipón terminó renunciando a organizar los Juegos. Con dos años de margen, el Comité Olímpico Internacional intentó reubicar el evento en Helsinki, pero el conflicto bélico se convirtió en global en 1939 y la invasión soviética de Finlandia obligó a tomar el camino de la suspensión. 

La masacre de Múnich

Durante los cuatro años siguientes se libró una cruenta guerra en varios frentes repartidos por todo el mundo y los Juegos Olímpicos previstos para Londres 1944 no pudieron dar ni sus primeros pasos, ya que la guerra terminó poco más de un año después, en septiembre de 1945, en el Pacífico. 

Más allá de las tres suspensiones precedentes, nunca antes han estado unos Juegos tan en el alambre como lo estuvieron los de 1972 tras la Masacre de Múnich, en la que un comando del grupo terrorista palestino Septiembre Negro secuestró y asesinó a 11 miembros del equipo olímpico israelí. Fue un asalto con rehenes que se alargó un día entero, con 17 muertos (también murieron cinco terroristas y un agente), pero el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, decidió suspender solo una jornada de competición y acometer la clausura cinco días después, como estaba previsto. "Los Juegos deben continuar", fue el lema que quedó de aquel suceso, aunque la delegación isralí abandonó Alemania el día después del asalto.  

Otra suspensión temporal, que no se extendió más de 24 horas, tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, después de que un terrorista norteamericano hiciera explotar una bomba en el Parque Olímpico del Centenario que provocó dos muertos y más de 100 heridos.

La Guerra Fría

Entre los boicots más masivos de la historia, que no consiguieron desestabilizar la competición hasta el extremo de la suspensión, la Guerra Fría marcó a fuego dos ediciones: Bajo el paraguas de Estados Unidos, 65 países se negaron a competir en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 debido a la invasión soviética de Afganistán. La respuesta llegó cuatro años después, en Los Ángeles 84, cuando la Unión Soviética y el Bloque del Este en pleno, salvo Rumanía, se ausentaron de la cita olímpica bajo el pretexto de que no se podía garantizar la seguridad de sus atletas.

Antes, en 1976, hasta 24 países africanos se unieron para no participar en los Juegos de Montreal como protesta por la no exclusión de Nueva Zelanda, que habían solicitado porque equipos del país austral habían accedido a disputar partidos de rugby contra sudafricanos, un país que estaba excluido del olimpismo desde los años 60 y sufría un boicot deportivo internacional por sus políticas racistas del 'apartheid' (no volvieron a participar en unos Juegos hasta la cita de Barcelona 92).

La última edición de los Juegos, en Río 2014, ya pareció atisbar lo que venía. Entonces, la pandemia del virus Zika sembró el miedo en los meses previos, varios científicos alertaron del peligros y algunos deportistas, como Pau Gasol, mostraron sus reticencias, pero luego no hubo ningún problema.