la crisis deportiva

Suspensión indefinida del fútbol en España y en los torneos europeos

Leo Messi celebra el gol del triunfo, conseguido de penalti.

Leo Messi celebra el gol del triunfo, conseguido de penalti. / periodico

Alejandro García

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La cambiante realidad en que nos ha sumido la pandemia del coronavirus había deparado, hasta ahora, infinidad de teorías, mezcladas con ilusiones, sobre cuándo y cómo se iba a volver a jugar al fútbol en España. Había proclamas de los que, con la boca pequeña o con un megáfono, se rigen por las directrices que mandan los intereses económicos y querían a toda costa terminar la temporada, pero primero tendrá que pasar la emergencia sanitaria.

Ya se sobreentendía con la prórroga del estado de alarma, pero este lunes La Liga y la Real Federación Española de fútbol se tuvieron que unir, más que les pese, para hacer oficial conjuntamente una suspensión total y sin fecha de regreso de toda la actividad del fútbol español. El fútbol no debe ser una prioridad en momentos de crisis y, hasta que las autoridades no lo consideren oportuno, no se volverá a disputar una competición.

El parón en España tiene visos de hacerse extensible en los próximos días al resto de ligas europeas, con el anuncio de este lunes de la UEFA de que las finales de sus competiciones de clubes (Champions League femenina y masculina y Europa League) que ya estaban reprogramadas para finales de junio quedan pospuestas, sin decisión sobre las nuevas fechas que podrían ocupar. 

PLANES FRUSTRADOS

Primero se había acordado el aplazamiento de dos jornadas de los profesionales, hasta la que se debía haber jugado el pasado fin de semana, después llegó un aplazamiento generalizado y ahora el parón, sin cabida para más especulaciones. Los planes más optimistas que barajaban una vuelta a la competición en los primeros días de mayo, pese a los casos positivos en tres equipos de Primera División, ya son papel mojado.

Los primeros calendarios alternativos trabajaban con la posibilidad de volver a jugar antes de verano, aunque fuera a puerta cerrada, y el límite para acabar la temporada sin demasiados prejuicios se estableció en el 30 de junio. Ahora, incluso más allá de esa fecha, terminar la temporada y salvar parte de los derechos de televisión se antoja complicado, conforme pasan los días sin mejoras significativas en los datos europeos de contagios por Covid-19.

La suspensión significa el paso definitivo a un segundo plano del fútbol, hasta que se aplaque la pandemia del coronavirus, y el objetivo de terminar la temporada queda muy en entredicho. Es la primera piedra del camino hacia una edición de La Liga 19-20 desierta, sin campeón ni descendidos, un vacío en la historia del campeonato ocupada por un conflicto planetario. 

Se avecina un constante goteo de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en clubes más y menos modestos del fútbol español, es la primera consecuencia económica de muchas que vendrán en entidades con contratos suscritos y sin ingresos para sustentarlos. El apoyo que les ha brindado La Liga no hace más que reforzar el repliegue de un Javier Tebas que se había mostrado muy optimista pese a la pandemia.