INCERTIDUMBRE OLÍMPICA

Teresa Portela: remar sin agua y en un mar de dudas

La piragüista gallega, que busca sus sextos Juegos Olímpicos, advierte de la "clara desventaja" con la que los deportistas españoles llegarán a Tokio 2020

Teresa Portela celebra una de sus medallas de oro en un Mundial de K1 200m.

Teresa Portela celebra una de sus medallas de oro en un Mundial de K1 200m. / periodico

Noelia Román

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Si hoy fuera un día normal de un mes de marzo normal de un año olímpico al uso, Teresa Portela (Cangas de Morrazo, Pontevedra, 1982) estaría buscando su mejor palada en las tranquilas aguas del Embalse de Pontillón. Allí forjó sus cinco diplomas olímpicos. Y allí seguía entrenándose para alcanzar sus sextos Juegos cuando el coronavirus cambió sus metas por incertidumbre.

“Yo tenía mi objetivo, que era el selectivo, en dos semanas. Ahora no lo tengo porque se canceló y todo son dudas”, afirma Portela en conversación telefónica con EL PERIÓDICO.

Portela sugiere que aplazar los Juegos "sería la mejor solución" si el confinamiento sigue alargándose

"Nadie me ha dicho si habrá un selectivo o no y, la verdad, no tengo idea de nada”, continúa quien estaba llamada a convertirse en la primera deportista española en disputar seis Juegos Olímpicos. Puede que aún lo consiga: a diferencia del selectivo español y de la mayoría de competiciones, Tokio 2020 todavía se mantiene en pie. Y de ahí, buena parte de las dudas.

El selectivo es la prueba que, en dos semanas, debía determinar si la piragüista gallega se queda definitivamente con la plaza olímpica de K1 200 m. que ella misma conquistó para España en el último Mundial.

Allí, Portela debía demostrar que, casi dos décadas después, sigue siendo la mejor candidata para remar a toda velocidad por el único gran premio que aún no tiene: el podio olímpico que acarició en Londres 2012.

“Tendré que competir con rivales muy buenas, pero yo me encuentro bien. Quiero estar en Tokio y, para ello, sé que tengo que pasar este selectivo español; ahora mi vista está puesta ahí”, señalaba Portela a este diario apenas dos semanas atrás.

“Me lo tomo con paciencia porque sé que esto es algo que incumbe a todo el mundo y que todos salimos perdiendo”

Paciencia obligada

Hoy, su vista mira pero no ve. Imposible hacerlo cuando el estado de alarma decretado por el Gobierno español a causa del coronavirus la mantiene encerrada en casa e impide que salga a remar, la esencia de su deporte y de su entrenamiento.

Me lo tomo con paciencia porque sé que esto es algo que incumbe a todo el mundo y que todos salimos perdiendo”, asegura la piragüista gallega que, como muchos otros deportistas, se ha sumado a la campaña del #yomequedoencasa y, a través de las redes sociales, ha insistido en la necesidad de priorizar la salud.

“Pero también sé que, si los Juegos se mantienen, cosa que tampoco tengo clara, nosotros vamos a llegar en clara desventaja respecto a otros países que sí se están entrenando”, aclara, mientras, de fondo, su hija de casi seis años reclama su atención.

Ni el Comité Olímpico Internacional (COI) ni el español (COE) parecen demasiado concernidos por esta circunstancia. Mientras todas las grandes competiciones internacionales han optado por posponer la celebración de sus eventos, el COI mantiene aún las fechas previstas para los Juegos: del 24 de julio al 9 de agosto.

El COE, de momento, se ha limitado a acatar. Y a desoír las voces que, de manera creciente, reclaman un permiso especial para que los deportistas profesionales puedan desempeñar su trabajo en las condiciones que necesitan.

Lejos de eso, Alejandro Blanco, su presidente, ha insistido en los últimos días en la necesidad de respetar el confinamiento, sin renunciar a los Juegos. Mandatarios de comités y federaciones de otros países, en cambio, han advertido ya de que sus atletas no participarán de Tokio 2020 si no pueden hacerlo en igualdad de condiciones y con seguridad.

“Yo me entreno al aire libre, sola, con mi piragua y mi entrenador a metros de distancia en una motora. No veo por qué no podría seguir haciendo eso y, después, regresar responsablemente a mi casa”

Sola en el embalse

“Yo me entreno al aire libre, sola, con mi piragua y mi entrenador a metros de distancia en una motora. No veo por qué no podría seguir haciendo eso y, después, regresar responsablemente a mi casa”, se pregunta Portela, que compatibilizó su carrera deportiva con un grado en Fisioterapia y otro en Magisterio en la especialidad de Educación Física.

En esa casa, en O Grove, en una habitación, guarda con orgullo las 33 medallas que conquistó en Mundiales y Europeos. ¿Podría haber muestra más elocuente de responsabilidad?

"Una cosa es perder unos días de entrenamiento y otra perder semanas. Yo, cuando me paro un mes, pierdo muchísima masa muscular y el tacto de la pala con el agua, que es muy importante"

También en esa casa, estado de alarma obliga, sigue con su preparación: “Hago bici y core trabajando con mi propio peso, y también tengo un ergómetro [la máquina que simula la acción de remar], pero lo que yo necesito es remar en el agua”. No parece que lo vaya a poder hacer en breve.

La solución de aplazar los Juegos

El Gobierno, que decidió mantener el trabajo a salvo de las prohibiciones de su decreto, no contempló que los deportistas profesionales no tendrían manera de desempeñar el suyo.

“Una cosa es perder unos días de entrenamiento y otra muy distinta perder semanas”, incide Portela, consciente de que el confinamiento pude seguir ampliándose. Hasta que se decretó el estado de alarma, su jornada laboral incluía una sesión doble de entrenamiento con trabajo aeróbico, físico en el gimnasio y, sobre todo, muchas sesiones de remo en las aguas del embalse.

“Yo, cuando me paro un mes, pierdo muchísima masa muscular y el tacto de la pala en el agua, que es muy importante”, describe la piragüista los efectos de la inactividad. Ante semejante panorama, Portela concluye: “¿Aplazar los Juegos? Quizás sería la mejor solución”.