saga de atletas

Duplantis: el niño que jugaba con una pértiga y batió el récord del mundo

El sueco nacido en EEUU intentará este sábado en Glasgow superar la flamante marca que rompió la semana pasada

Armand Duplantis, llevado en volandas tras saltar 6,17 metros en Torun.

Armand Duplantis, llevado en volandas tras saltar 6,17 metros en Torun. / periodico

Gerardo Prieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Armand Duplantis, un veinteañero sueco nacido en Estados Unidos y flamante plusmarquista mundial de salto con pértiga (6,17 metros), volverá hoy a intentar superar su récord en el Emirates Arena de Glasgow (BBC en directo a partir de las 13.00), una semana después de su extraordinario vuelo en Torun (Polonia).   

“Que tengas un buen día, baby, pero no demasiado bueno”, le advirtió el francés de 33 años Renaud Lavillenie al atleta sueco, horas antes de perder su condición de vigente plusmarquista. Esa mañana, Lavillenie mantenía su tope mundial  todavía vivo (6.16 metros). El francés había superado un 15 de febrero de hace seis años al legendario Serguéi Bubka y sus 6.15, un récord que duró 21 años y cayó en su presencia, en una reunión que organizaba el ucraniano en su querida Donetsk antes de la intervención rusa. 

Renaud intuía claramente que su colega y rival Armand estaba a punto de superarle en la tabla de los récords. El joven sueco acababa de fallar tres intentos sobre 6,17 en una competición bajo techo en Dusseldorf, con tres ¡uuuyyy, por muy poco!, seguidos. Volvió a intentarlo en la pista cubierta polaca cuatro días después, probablemente espoleado por el mensaje del recordman galo. Falló en el primer intento sobre 6,17, pero lo pasó a la segunda para colocarse sobre el listón de los mejores de siempre con apenas 20 años, muy por encima del gran Serguéi a su edad (5,70). 

Pertiguista a los 4 años

Duplantis da la sensación de saltar con suma facilidad, con la naturalidad de un niño asomado ahora al límite humano, dos centímetros mejorado en 27 años. Nacido con el cambio de milenio, en noviembre de 1999, el pequeño Armand ya brincaba ayudado de una garrocha con 4 años de edad en el jardín de los Duplantis. Su ídolo era su padre, un saltador de  5,80 metros en los 80, la década en la que irrumpió el fenómeno ucraniano Serguéi Bubka, el pertiguista del Siglo XX. 

El padre de Carl Lewis se las arregló para disponer de un foso de arena en su jardín. Cuatro oros olímpicos consecutivos en salto de longitud de su hijo –uno de ellos en Barcelona-92-  avalan aquella iniciativa de William McKinley Lewis. Greg Duplantis ingenió algo parecido: acondicionó el 'backyard' de su casa en Luisiana para que sus tres hijos aprendieran a saltar con una garrocha.

De tal palo, tal astilla. Para el pequeño Armand, su progenitor diseñó una pértiga especial porque su físico no daba para doblarlas y sentirse así catapultado. Pero el benjamín le ponía más entusiasmo que nadie. Con 7 años quería ser el mejor del mundo y batir el récord. Un amigo italiano le puso de apodo 'Mondo', su mundo en seis metros de garrocha, que el atleta sueco agarra tan arriba como solo se atrevía a agarrar el campeón ucraniano.

Mito superado

El nuevo plusmarquista (1,81 metros de estatura y 79 kilos de peso) está físicamente y técnicamente alejado del mítico Bubka, pero salta a la vista que eso no supone un impedimento para triunfar en esta complicada especialidad. Sus implacables progresiones dan fe de su calidad, en ambos casos. El ucraniano mejoró el récord en 14 ocasiones, centímetro a centímetro a partir de 6,05. El pequeño Duplantis ha ido mejorando cada año hasta subirse a la cima de esta especialidad. Sus registros se han elevado a medida que su físico se ha hecho más rápido y más fuerte con la edad y el entrenamiento. 

Bubka también usaba pértigas de fibra que solo doblaba él. Poseía un físico poderoso, casi de lanzador, con tendencia a coger peso. Sus entrenadores soviéticos le formaron técnicamente a un gran nivel, su gran obsesión,  pero le hacían pasar hambre. Cuando viajaba a Estados Unidos para probar las nuevas pértigas, salía del hotel a hurtadillas en busca de un McDonalds. Sufría para ser el mejor. La impresión que transmite el sueco-estadounidense es bien distinta. Se ve que disfruta con un oficio que aprendió jugando y que ejecuta con naturalidad.

Como rasgo de buen milenial, el hijo del pertiguista estadounidense suele reivindicar el papel de su madre Helena, una destacada heptatleta sueca, cada vez que le preguntan por su 'influencer' padre. Armand Duplantis compite con la nacionalidad de su progenitora desde que cumplió los 15 años. Dentro de seis meses tendrá la oportunidad de disputar el oro olímpico en Tokio como indiscutible favorito.