UNA DISCIPLINA EN AUGE

La hora del 'skimo'

Cuatro adolescentes catalanes aspiran a repetir en los Juegos de Cortina-2026 la cosecha de medallas recogida en esquí de montaña en los primeros JJOO de la Juventud

Maria Costa, Marc Radua, Ares Torra y Ot Ferrer posan con la medalla de bronce en los Juegos de la Juventud de Lausana.

Maria Costa, Marc Radua, Ares Torra y Ot Ferrer posan con la medalla de bronce en los Juegos de la Juventud de Lausana. / periodico

Miguel Martínez

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La cita son los Juegos Olímpicos de Milán-Cortina-2026. La especialidad, esquí de montaña sprint, el 'skimo'. Los nombres: Maria Costa y Ares Torra, Ot Ferrer y Marc Radua. Estos chicos de 16 y 17 años  son la viva encarnación de que los tiempos están cambiando, también la forma de encarar la vida, el deporte. Las nuevas especialidades, más ecológicas, más libres, más esenciales, toman posiciones.

Entrenan al máximo, hacen todo lo que está en su mano, pero el esquí alpino español no puede aspirar a más que a meterse, un día, entre los 30 mejores de alguna prueba de Copa del Mundo, de un Mundial... Núria Pau, Joaquim Salarich, Juan del Campo y Álex Puente son ahora la punta de lanza de la disciplina en el peor momento del alpino de los últimos 50 años. Es así de duro. 

Francisco Fernández Ochoa (oro en Sapporo-72) estuvo regularmente en el top 10 durante los años 70. Su hermana Blanca (bronce en Albertville-92) permaneció en la élite desde mediados de los 80 hasta el arranque de los 90. Tomó el testigo Ana Galindo, con varios cuartos en mundiales y Copa del Mundo en la segunda parte de los 90. 

La siguiente década fue la de María José Rienda, que logró cuatro victorias en la Copa del Mundo. Carolina Ruiz alargó un poco más su carrera, con un brillante triunfo en el descenso de la Copa del Mundo de Meribel en el 2012. Se retiró en el 2015. Y con la hija de Isidoro Ruiz, se apagó la luz en el alpino.

Amar la montaña

Los Ochoa vivían en Cercedilla, al pie de Navacerrada; Galindo, en Jaca; los Rienda y Carolina Ruiz, en la misma estación de Sierra Nevada... "Para lograr campeones, tienen que salir de la montaña, gente que ame la montaña y no quiera cambiarla por nada, que quiera competir y después seguir viviendo en la montaña. Mientras busquemos esquiadores en Madrid, Barcelona, Pamplona o San Sebastián, no tenemos nada que hacer", repetía una y otra vez Paquito Fernández Ochoa, fallecido en el 2006. Clubs como el granadino Monachil, el Mayencos (Jaca), el Caei y el Ceva (ambos en la Vall d’Aran) entrenan a chicos de fin de semana, de vacaciones escolares, buenos estudiantes en su mayoría. Pocos de ellos descuidarán su plan escolar por un deporte que en España no da para vivir.

Ese nunca fue el problema en el snowboard. Regino Hernández, bronce olímpico de 'boardercross' en los pasados Juegos de PyeongChang (Corea); Lucas Eguibar, ganador de la Copa del Mundo de esa especialidad la campaña 2014-15; y Queralt Castellet, plata mundial de 'halfpipe' en el 2015 y vencedora de una prueba de Copa del Mundo la semana pasada en Laax, tomaron el relevo del esquí alpino como referencia en el invierno español en la segunda parte de esta última década. Solo el patinador de hielo Javier Fernández, siete veces campeón de Europa y bronce olímpico en los Juegos de PyeongChang, ha dado más alegrías en los deportes de invierno españoles que el 'snowbard' en los últimos seis u ocho años.

Crecimiento notable

Pero si uno se da una vuelta por las estaciones de esquí, puede intuir rápidamente que cada vez hay menos practicantes de snowboard. Es fácil comprobar que en los parks abundan mucho más los 'freeskiers' como Javi Lliso, que el fin de semana pasado se metió cuarto en una disputadísima Copa del Mundo 'slopestyle' en la estación italiana de Seiser Alm. El chico del Esquí Club Colmenar que ha crecido en el 'park' de Cerler se ha puesto como meta los próximos Juegos de Pekín, o quizá los de Cortina 2026.

"No se muy bien en qué parte de los Alpes está Cortina. Solo sé que me gustaría estar allí y competir en esos juegos", asegura convencida Ares Torra, uno de los componentes del equipo español de esquí de montaña en modalidad sprint que arrancó tres medallas en la primera edición de los Juegos Olímpicos de la Juventud, clausurados hace solo unos días en la localidad suiza de Lausana. 

El esquí de montaña sí que ha crecido en practicantes. Se les ve en los alrededores de las estaciones y lejos de ellas, inconfundibles con su casco característico, las mallas, el mundo multicapa, los esquís y botas ultraligeros, las pieles de foca... incluso la linterna que se colocan en la frente. "Entrenamos esquí dos días a la semana por la tarde, que ya es de noche", dice Ares, que sabe bien de dónde viene su nombre "Es el segundo santuario más alto de Catalunya, está en la Val d’Àneu. El más alto es el de Núria, y ese es el nombre mi hermana mayor".

Por nieve virgen

Tras esa reflexión no es difícil medir la pasión por la montaña de sus padres, María y Luis, profesor de INEF, exseleccionador de esquí de montaña. Viven en Gironella, cerca de Berga, la sede del club donde compiten Maria Costa, medalla de oro en la disciplina individual y que junto a Ot Ferrer (bronce individual) y Marc Radua logró otra presea por equipos en Lausana. El esquí de montaña "es mucho más atractivo que el alpino, mucho más bonito, llegas a sitios increíbles, sin gente, y bajas nieve que nadie ha tocado. El alpino es bajar una y otra vez por el mismo sitio con todo el mundo. Aquí no se necesitan telesillas, ni nada por el estilo", dice Ares, de 16 años.

Un año mayor, Maria Costa es vecina de Santpedor. "El esquí de montaña es mucho más ecológico y respetuoso con el medio ambiente", asegura la medallista de oro. Por consejo de su exentrenador se ha ido a vivir a la Cerdanya francesa, a Font Romeu, para poder entrenar más. "El año pasado me costó más, el idioma, la gente, pero ahora es mucho mejor", asegura mientras espera que "el COI haga olímpica esta especialidad". Becada por la federación catalana, Dinafit le proporciona el material. "No me gusta cuando subimos o bajamos nieve pisada", dice esta estudiante de bachillerato. "Prefiero siempre la nieve que no ha pisado nadie", confirma Ares.

Situarse en el mapa

"Esperamos estar en unos Juegos, sí, pero de aquí al 2026 pueden pasar muchas cosas... Mira, de un año para otro han aparecido las chinas...", dice Ares, a quien ya nadie le quitará el gustazo de haber logrado bronce en el relevos mixto, por detrás de los inalcanzables suizos, a solo dos segundos de Francia y por delante de Italia. "Para esos países alpinos, nosotros es como si no existiéramos, pero en estos Juegos de la Juventud nos han puesto en el mapa".