la polémica

El Málaga y Víctor Sánchez del Amo buscan una salida amistosa

La decisión del club andaluz de prescindir de su entrenador por ser extorsionado con unas imágenes sexuales abre dudas sobre el derecho del club a sancionar al damnificado por un hecho delictivo

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Julia Camacho

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El Málaga negocia la marcha amistosa de su entrenador, Víctor Sánchez del Amo, justo tras la difusión de un vídeo de carácter sexual con el que el técnico estaba siendo extorsionado. Una decisión que demuestra las dudas que en material laboral y de derecho de los trabajadores arroja la actuación del club con un empleado víctima de un delito denunciado ya ante la policía e investigado por la Fiscalía. Los abogados laboralistas consultados son tajantes: despedir al director técnico por la difusión contra su voluntad de este vídeo íntimo sería claramente un despido improcedente, y cabría la posibilidad incluso de reclamar indemnización por el daño causado.

El alejamiento entre técnico, que termina contrato en junio de este año, y la dirección del Málaga ante el errático devenir del club en los últimos tiempos era ya notorio, y Sánchez del Amo no dudó en arremeter públicamente contra los planes del dueño del club, el jeque Al Thani, que encontró en la difusión del video el pasado fin de semana el argumento perfecto para apartar a su entrenador. Una decisión rechazada por la afición, que esta semana se manifestó a las puertas del estadio de La Rosaleda e incluso quemó imágenes del magnate, cuyas decisiones deportivas han enervado a los seguidores del Málaga.

"Daña la imagen del club"

En una rueda de prensa este viernes, el director general de la entidad, Richard Shaeen, concedió que el video íntimo, en el que Sánchez luce la camiseta del club, es un "problema extradeportivo que daña la imagen del Málaga", y justificó la suspensión temporal del entrenador en la necesidad de "proteger al club y dar tiempo a Víctor para resolver este asunto con garantías". "El Málaga CF quiere condenar el derecho a la vulnerabilidad de Víctor y ofrece la ayuda del club para encontrar a los culpables", zanjó antes de reconocer las conversaciones para "resolver el problema de manera amistosa y satisfactoria para todos".

El uso de la camiseta oficial del club en las imágenes como justificación del daño a la entidad "es una excusa engañosa", replica el abogado malagueño José Ignacio Francés, "si alguien llevara una camiseta de un cantante y cometiera un delito, éste podría denunciarle, ¿no?", se pregunta. En su opinión, Sánchez es víctima de una vulneración del derecho a la intimidad, y el vídeo con el que estaba siendo chantajeado, realizado en un ámbito personal y filtrado de manera ilícita y sin conocimiento y consentimiento del protagonista, no podría ser utilizado para justificar ninguna sanción y menos un despido.

Defensa en los tribunales

Según estima este letrado, de hecho el afectado podría incluso acudir a los tribunales a solicitar la nulidad de su despido por vulneración de sus derechos como trabajador, lo que se volvería en contra del club: no solo tendría que readmitirlo, sino además indemnizarlo por el daño causado. Frente a esta opción de cargar las tintas contra la víctima de un delito, el letrado añade que, si se quería perseguir el daño causado a la imagen del club, "el Málaga podría haber ido precisamente contra aquellos que se encargaron de difundir el video en redes sociales".

En la misma línea se manifiestan otros letrados especializados en derecho laboral y deportivo, que recuerdan que, aunque los clubes deportivos suelen tener reglamentos disciplinarios muy restrictivos, para sancionar a uno de los empleados éste debe tener derecho a defenderse. Los deportistas profesionales se rigen no solo por el Estatuto de los Trabajadores, sino también por un decreto de 1985 específico para su profesión, en el que se prohíbe expresamente (art. 17.2) la sanción por actuaciones o conductas extradeportivas salvo que repercutan gravemente en el rendimiento profesional del deportista o "menoscaben de forma notoria la imagen de la entidad deportiva". En este caso, explican algunos letrados, "el club puede entender que da mala imagen tener un empleado que ha salido en redes", pero "la difusión no ha sido provocada por el jugador y tampoco se trata de un hecho delictivo".