La sanción a Rusia por dopaje

Atletas Neutrales Autorizados: la única vía rusa para competir

"Lo que ha pasado es una vergüenza", denuncia la campeona mundial de altura, Lasitskene, que participa como neutral desde que saltó el escándalo

Maria Lasitskene sonríe en Doha el pasado septiembre tras revalidar su título mundial de altura

Maria Lasitskene sonríe en Doha el pasado septiembre tras revalidar su título mundial de altura / periodico

Luis Mendiola

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Angustia y miedo son dos sentimientos que han ido arraigando en los últimos meses en el espíritu de los deportistas rusos, conscientes de que aunque la sanción de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) señala a Rusia como país, es también la credibilidad de sus carreras lo que se cuestiona.   

Si bien la resolución del AMA deja claro que aquellos deportistas que se sometan a los controles regulados y demuestren estar libres de dopaje podrán competir bajo bandera neutral, no son pocos los que temen que el tsunami pueda afectarles de alguna manera. Eso le sucedió, por ejemplo, a la atleta Maria Lasitskene, uno de las estrellas rusas de los últimos años. Triple campeona mundial de salto de altura, en Pekín 2015, Londres 2017, y este mismo verano en Doha-2019,  Lasitskene  se quedó fuera de Río-2016 después de que el AMA excluyera a la federación rusa de atletismo.

"Pretendo no perderme unos segundos Juegos consecutivos por gente que no hace su trabajo honestamente”, escribía hace poco la atleta de 26 años. “No dudaba de este desenlace. No me creía los cuentos de que todo irá bien. Lo que ha pasado es una vergüenza”, remarcó en su cuenta de Instagram, dejando claro que seguirá compitiendo como deportista neutral.

Igual que en el reciente Mundial de atletismo de Doha, Lasistkene pretende mantenerse bajo el paraguas de Atletas Neutrales Autorizados (ANA) con la que los atletas rusos compiten desde que estalló el escándalo del dopaje, como hicieron también Anzhelika Sidorova (campeona mundial de pértiga),  Vasili Mizinov (plata 20 kms marcha) o Mijail Akimenko (plata en altura), algunos de los once atletas a los que la IAAF permitió acudir a Doha.

Sin grandes nombres

Sin contar con grandes estrellas planetarias, como no hace mucho fueron el nadador Alexander Popov o la pertiguista Yelena Isinbayeva, son muchos los nombres de referencia con los que cuenta Rusia, como los nadadores Yulia Efimova o Yegveni Rylov, ambos medallistas en Río, tenistas como Daniil Medvedev o figuras en deportes donde son una fuerza hegemónica como la natación sincronizada (Kolesnichenko y Romashina) la gimnasia artística (Nikita Nagorny, Artur Dalaloyan), en la gimnasia rítmica, la halterofilia  o si lo llevamos al terreno de los deportes de invierno (con vistas a Pekín-2022) en especialidades como el patinaje, hockey hielo, esquí de fondo o biatlón.

Sea como sea, el impacto de un castigo tan duro se dejará notar en la repercusión del deporte ruso a nivel global.  A Londres-2012, Rusia acudió con 436 deportistas, para situarse cuarto del ránking con 82 medallas, que han acabado reduciéndose a 68 con los posteriores positivos. En Río-2016, ya fueron 282 los deportistas y el balance de medallas cayó a 56. Más acusado aún ha sido el impacto en los Juegos de invierno. Si en Sochi, donde Rusia organizó la cita olímpica en el 2014, conquistó 33 medallas y acabó primera en el medallero (después fue desposeída de 13 metales) en los Juegos de Pyeongchang (Corea), en el 2018 cayó al puesto 13 con 17 medallas.

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