BALONMANO FEMENINO

El Granollers vuelve a citarse con la historia

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Irati Vidal

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“Pensar en todo esto me genera una sonrisa”. Y no es para menos. Robert Cuesta (Montornès del Vallès, 1987) pasará a la historia como el técnico que clasificó al KH-7 Balonmano Granollers para una competición europea. Y el mismo que logró que el temido club bielorruso del Minsk se fuera para casa con una desventaja de cinco goles en el marcador gracias a un nuevo sistema defensivo. Pero la historia de este equipo va más allá de un técnico o una jugadora. La historia de este equipo empezó a escribirse hace 75 años, cuando nació el Balonmano Granollers.

O más bien cuando un grupo de jóvenes entusiastas decidieron aprovechar que formaban parte de la ya conocida como ‘Meca del balonmano estatal’ para emprender un viaje nunca antes visto. El de ascender de Liga Catalana a División de Honor en tan solo dos años para luego romper barreras y convertirse en el primer equipo femenino de Catalunya en jugar competiciones europeas. Nadie les ha regalado nada. O sí. Pues pronto recibieron el ADN vallesano y con él como bandera empezaron a trabajar con un único objetivo: disfrutar y hacer disfrutar a una hinchada que empieza a acostumbrarse a celebrar hitos históricos.

Un mensaje muy especial

“El otro día antes del partido ante el Minsk recibí un mensaje muy especial que decía: ‘Robert, debutaremos en Europa con seis jugadoras de la cantera’. Entonces, me paré a pensar y me di cuenta de que esto que estamos haciendo es mucho más grande de lo que parece”. Lo es porque no solo son el primer conjunto catalán en disputar esta competición,  sino que además han conseguido que el club celebre su 75 aniversario con dos equipos (masculino y femenino) paseando el nombre de Granollers por el viejo continente. Algo inédito.

“Ya hace tiempo que desde el club se está trabajando para conseguir objetivos de estas dimensiones y por suerte nosotras hemos sido las afortunadas de recoger el fruto de muchos años de trabajo”, recalca el técnico catalán antes de referirse a la clave de su equipo: la juventud y un bloque mantenido a lo largo de los años. Porque en un mundo tan volátil como el del deporte en el que los jugadores van y vienen, el Granollers ha conseguido que año tras año la mayoría de sus jugadoras opten por quedarse. Y eso les está haciendo volar hasta límites insospechados.

"Una familia"

Ona Vegué (Barcelona,1998), la estrella que en el debut europeo le endosó 11 tantos al conjunto bielorruso, lo tiene claro. “Al Minsk le ganamos por motivación y trabajo. Hacía mucho tiempo que estábamos esperando este momento”. Tampoco titubea cuando se le pregunta por el exponencial desarrollo de su equipo. “Este fenómeno de crecimiento es porque las jugadoras somos prácticamente las mismas y hemos madurado como grupo. Hace poco me preguntaban cómo habíamos logrado el sueño europeo sin fichar a mucha gente. Mi respuesta fue sencilla: ‘porque somos una familia’. Y eso en momentos complicados siempre se nota”.

También se nota la apuesta del club por su equipo femenino. Y la de la Federación Catalana por las jóvenes balonmanistas. Cada año, ocho jugadoras son seleccionadas para pasar cuatro temporadas en el centro de alto rendimiento. Los frutos han hecho que el conjunto nacional se empiece a llenar de catalanas. O que equipos como el Balonmano Granollers lleguen a lo más alto con sus becadas. “Ona estuvo en el Plan de mejora del balonmano catalán y se nota mucho. Las jugadoras que han pasado por allí son conscientes de lo que implica el alto rendimiento”, argumenta Robert.

La marcha de la capitana

Míriam González (Les Franqueses del Vallès, 1994), capitana del equipo hasta hace un mes, fue una de las primeras becadas por la Federación y ahora disfruta del balonmano en uno de los países punteros, Francia.

"Lo que estamos haciendo es mucho más grande de lo que parece", dice el técnico Robert Cuesta

Como capitana le duele ver el debut fuera de la pista, pues Europa fue uno de los motivos de su renovación, pero asegura que no ha dejado a sus compañeras de lado. “Fue increíble verlas jugar. Nos hicieron disfrutar mucho, sobre todo a los que lo estábamos viviéndolo desde fuera del país. Aunque yo ya me esperaba la victoria porque sé como se trabaja día a día y como lo viven jugadoras y entrenadores. Confiaba en que se hiciera un buen papel y así ha sido, tanto en Europa como en la Liga”.

La extremo es la última de las jugadoras que lograron el ascenso a División de Honor que ha decidido hacer las maletas. Lo ha hecho porque la vida le ha bridando “una oportunidad de las que no pasan dos veces”. Pero si fuera por condiciones deportivas se hubiera quedado. “Aquí en Granollers no somos profesionales al 100% porque no todas nos dedicamos solo al balonmano. Pero el club está invirtiendo mucho. Este año ya entrenamos más que los chicos y las jugadoras que no trabajan ni estudian, entrenan mañana y tarde”, explica recordando los duros inicios en la élite.

La cantera como origen

“El primer año fue duro pero al final el equipo ha ido creciendo gracias a la profesionalización de todo. El club ha invertido mucho en nosotras, sobre todo en el sueldo de las extranjeras y en hacer que puedan vivir en buenas condiciones. Sin ir más lejos, este año ha alquilado dos pisos para ellas y las comidas les entran en el sueldo. Son pequeños detalles.”

Pero la inversión y la clave del éxito de este equipo va más allá del talento extranjero que viene a sumar. Pues el camino a la cúspide nace en casa, en la canteraKaba Gassama (1997, Granollers) es uno de los mejores ejemplos. Se unió al club después de acudir a un torneo benéfico y tras pasar por todas las categorías debutó en el primer equipo con 16 años. Ahora, es uno de los puntales de este histórico conjunto y ya ha debutado con la selección. Ella lo tiene claro: “Si seguimos trabajando podemos llegar hasta donde queramos”.

Compromiso con una idea

Hasta el momento, han conseguido todo lo que se han propuesto. Ahora, trabajan para que las niñas de la base a las que algunas entrenan “puedan aprovechar el camino que estamos construyendo y sepan que con trabajo todo se logra”.

Porque si en algo coinciden jugadoras y técnico es que el primer objetivo es Minsk, donde este sábado se juegan el pase a la próxima ronda de la Challenge Cup con una renta de cinco goles en el bolsillo. Y que el segundo no habla de títulos, habla de trabajo y competitividad. Habla de compromiso con una idea que ya les ha hecho brillar.