Zidane salva el tipo con una victoria en Turquía

Hubo una época en la que viajar a Turquía era aventurarse a una suerte de infierno que acongojaba al equipo más pintado. Ahora, ir a jugar Estambul se parece más a visitar un baño turco, con sesión de relajación y masaje enfocada a la rehabilitación moral del visitante. 

El Madrid llegó al partido ante el Galatasaray acosado por las críticas, con Zidane cuestionado y la moral por los suelos; pero tras un partido con las concesiones de la defensa turca, los blancos salieron del barrio de Beyoglu con una victoria algo reconfortante, pese a perdonar en incontables ocasiones y a que Courtois tuvo que parar en la primera parte.

Los puntos encaminan la andadura de los blancos en la Liga de Campeones, segundos de grupo, pero los dramáticos problemas para culminar las ocasiones ante el cándido Galatasaray no pueden alentar demasiado a los de Zidane.

El esperanzador inicio del Madrid, versatil, dominante y profundo de la mano de Rodrygo, pronto se tornó en la habitual desazón que tinta de oscuro cada partido del pasado reciente blanco. Llegaron las primeras ocasiones turcas, con la única buena noticias de dos buenas intervenciones de Courtois a disparos de Andone, flaco consuelo para un equipo de nuevo con síntomas de agotamiento e impotencia. 

Presión con premio

Benzema volvió a parecer un llanero solitario en el ataque blanco, con Rodrygo en el papel de bisoño aprendiz, sin más recursos que el contragolpe a merced de un error de una defensa, la del Galatasaray, poco facultada para jugar el balón. Así llegó el primer gol, con la aparición de Hazard para armar una jugada con el francés, con espacios tras un robo en el éxito de la presión colectiva, que culminó Kroos con un disparo exquisito al ángulo de la portería turca. 

El Madrid siguió creciendo de la mano de las pérdidas constantes de un Galatasaray desaparecido, sin ritmo ni profundidad, presa del desorden y la precipitación, que entre su propio desconcierto volvió a encontrar a Courtois en sus llegadas. 

El mejor recurso de los de Zidane fue la inexistente presión del centro del campo turco, pero los blancos se asimilaron al nivel del partido y pasaron los minutos sin culminar las ocasiones, pese a la dejadez de la defensa rival. 

El partido para el Madrid parecía un videojuego a nivel de principiante, ante un rival que te hace todas las concesiones posibles: pérdidas, fallos, errores y espacios para correr; pero que no puede meter los goles en su propia portería. 

Fatih Terim deshizo la desastrosa defensa de cinco del primer tiempo en el descanso y el Galatasaray ganó en control en el centro del campo. No necesitó demasiado para acumular llegadas, pero el Madrid volvió a tener el gol en las botas de un desafortunado Benzema. 

Final sufrido

El partido se equilibró y discurrió en un peligroso equilibrio: los de Zidane empezaron a hacer aguas en defensa ante un Galatasaray con más iniciativa que acierto, pero cada vez más expuesto atrás frente al desacierto generalizado del Madrid.

Eden Hazard, aún sin la chispa determinante en su juego, pero ya encaminado; tuvo en sus botas la sentencia, con un disparo desbordante de rabia, ya sin portero, que se fue al larguero en otra llegada blanca entre la disolución general de las líneas defensivas locales.

Pese a todas las concesiones y la multitud de ocasiones, el Madrid llegó al tramo final con el partido abierto, con cierta ansiedad ante la posibilidad de un empate de los turcos. La tuvieron Nzonzi y Luyindama de cabeza, el Madrid, que llegó al descuento encerrado en su área, dispuso de un disparo cándido de Vinicius, representativo de los problemas del equipo para resolver en el área rival.