MUNDIALES DE GIMNASIA ARTÍSTICA

Simone Biles engrandece su reinado con un récord de 25 medallas

La estadounidense conquista oro en las finales de barra de equilibrio y suelo, en la que la española Roxana Popa concluye sexta

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Luis Mendiola

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Simone Biles ya reina en solitario. El récord de medallas del bielorruso Vitaly Scherbo, situado en 23 desde los años 90,  ya es historia. Un ciclón lleno de energía, carisma y pasión lo barrió en estos Mundiales en Stuttgart, confirmando que la nueva era de la gimnasia solo tiene un nombre. La soberbia gimnasta estadounidense, de 22 años y apenas 1,42 de estatura, ha demostrado que su reinado se prolongará mientras ella mantenga intacta su ambición. Con los Juegos de Tokio a 10 meses vista, nadie se atreve a ponerle límite a una leyenda que no para de crecer. 

Con un código de puntuación que prima la explosividad y la fuerza, dos aspectos en los que Biles se maneja con una enorme soltura, la campeona estadounidense no ha tenido más rival en Stuttgart que ella misma. Si apenas 24 horas antes igualaba la cifra de Scherbo, con su victoria en salto, ayer extendió su hegemonía en la dos finales que restaban, imponiéndose en un margen de dos horas, en la barra de equilibrio, primero, y después en la especialidad de suelo.

Con las dos medallas de ayer, Biles suma 19 oros, 3 platas y 3 bronces, que superan el histórico registro de Scherbo en los mundiales disputados entre 1991 y 1996. La gimnasta de Columbus (Ohio) se despide de Stuttgart con su quinto título individual, récord de los Mundiales, y también el quinto con EEUU (iguala la marca de Rumania) además de los triunfos en salto, barra de equilibrio y suelo. Solo en barras asimétricas quedo fuera del podio al ser quinta. El título volvió a ser para la belga Nina Derwael. 

Infancia durísima

En la primera de las finales de ayer, Biles dejó ir toda su rabia lanzando el puño al aire y sonriendo abiertamente por el objetivo cumplido, antes de abrazarse con su entrenador, Laurent Landi.  En la final de suelo regaló al público alemán un ejercicio exquisito, en el que ha incorporado uno de los Elementos bautizado como Biles II, un doble mortal con triple giro.

Biles se impuso en la final de la barra de equilibrio con una puntuación de 15,066, por delante de las chinas Liu Tingting, plata, (14,3333) y Li Shijia, bronce (14,300) antes de encarar la final de suelo, en la que superó a su compatriota Sunisa Lee (14,133) y la rusa Angelina Melnikova (14,006) y en la que Roxana Popa acabó sexta. 

Rescatada de una infancia muy dura (madre alcohólica y drogadicta, un padre con el que no tuvo relación) por sus abuelos maternos que la criaron en Houston,  fue víctima también de Larry Nassar, el médico de la federación estadounidense de gimnasia, condenado después de los Juegos de Río por cometer abusos sobre más de un centenar de gimnastas.

Biles no es solo  una superviviente, sino que ha logrado alzarse hasta la cima del deporte, superando unas condiciones terribles, como confesó en un programa de televisión americana en 2017, en los que desveló que ni ella ni sus tres hermanos, dados todos en familias de adopción, pudieron jamás contar con el apoyo de su madre biológica. «Fueron mis abuelos los que me salvaron», confesó Biles, convertida gracias a su excelencia en la gimnasia en un icono global.