EL PROTAGONISTA DE LA SEMANA EUROPEA

Gnabry, el chef de los goles

El extremo del Bayern, de 24 años, acapara los focos en la Champions con un póquer ante el Tottenham

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Raúl Paniagua

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El adiós de dos viejos rockeros como Arjen Robben y Franck Ribéry marcó el nuevo curso del Bayern de Múnich. El extremo holandés llevaba una década en el gigante alemán, mientras que el francés sumaba 12 años haciendo diabluras por la banda. Algo nuevo se cocía en el equipo bávaro, ansioso de referentes. Llegaron el habilidoso Perisic y el talentoso Coutinho, mientras Coman tomó más protagonismo. Pero el verdadero astro es alemán y estaba ya en casa: Serge Gnabry. Aquella promesa que cautivó al Arsenal con 15 años es una realidad. Su póquer de goles en la segunda parte contra el Tottenham es la mejor prueba.

Se jugaba mucho Mauricio Pochettino en ese duelo y los 'spurs' acabaron encajando la mayor goleada de toda su historia en Europa (2-7). El primer culpable fue ese extremo de padre marfileño y madre alemana que causó un tsunami por la banda izquierda.

Como Messi y Kocsis

Solo Messi, en el 2010 contra el Arsenal, y Kocsis, ante el Wolverhampton en 1960, habían conseguido antes un póquer de goles ante un club inglés. Gnabry (Stuttgart, 1995) concluyó su faena publicando un tuit con un evidente recado: «El norte de Londres es rojo». Con esa frase hizo un guiño al Arsenal, el club que se fijó en su talento precoz cuando era solo un adolescente. Pagó 150.000 euros al Stuttgart para pulir ese diamante en bruto.

Antes de dar el salto a Londres, la infancia de Gnabry se debatió entre el fútbol y el atletismo. «Empecé a jugar con el balón a los 4 años. Lo pateaba por todo el piso. Me lo pasaba en grande con mis abuelos», recuerda el delantero, que era un puro nervio en sus inicios. Con el atletismo moderaba su energía. «Nunca perdí una carrera, pero acabé decantándome por el fútbol. Me mudé a Inglaterra porque me gustaba el riesgo. Era un reto».

El debut con Wenger

Arsène Wenger fue uno de sus protectores y debutó como futbolista profesional en septiembre del 2012. Tenía 17 años, dos meses y 12 días. Aquel fulgurante comienzo se fue apagando poco a poco, también lastrado por una grave lesión de rodilla en el 2014. Su periplo 'gunner' se cerró con 18 partidos y un gol. Después probó fortuna en el West Bromwich, pero resultó un desastre. Solo jugó tres partidos.

El internacional alemán de origen marfileño fue pichichi olímpico y festeja sus goles como si estuviera cocinando

Su carrera parecía atascada. En punto muerto. Faltaba un empujón y llegó en Brasil con los JJOO de Río de Janeiro. Alemania fue medalla de plata y Gnabry acabó pichichi con seis goles, dos más que Neymar. Ese éxito le catapultó hacia la Bundesliga. Fue una gran decisión volver al origen. El Werder Bremen apostó por él y Joachim Löw le llamó por primera vez para la selección teutona. «No me lo creía. Hay tantas llamadas falsas de programas de radio que pensaba que había sido víctima de eso». 

No era broma. El 11 de noviembre del 2016 se convirtió en el primer debutante germano en lograr un triple desde Dieter Müller en 1976. Su ascensión parecía ya imparable y el Bayern lo fichó el 11 de junio el 2017 para cederlo días después al Hoffenheim. Allí firmó 10 goles y 8 asistencias y se ganó un puesto en el equipo de Niko Kovac. Ya tuvo protagonismo el curso pasado y ahora es indiscutible, hasta el punto de renovar hasta el 2023.

El mate y el piano

«En el Arsenal tenían dudas conmigo, pero estoy seguro de que les he demostrado que estaban equivocados», proclama este amante del mate, como Messi, Griezmann y Luis Suárez. Otra de sus pasiones es el piano. «¡No soy tan bueno con las manos como con los pies!», bromea. Pero lo más curioso de su música sobre el césped es la celebración de sus goles, que recuerda a James Harden, la estrella de la NBA. 

Cada vez que marca simula revolver un pote con una cuchara, como si estuviera cocinando. «Tiene que ver con la idea de estar encendiéndose, calentando, en llamas». En Londres se acabaron empachando con sus guisos. En su 12º partido de Champions se estrenó como goleador. El fantástico póquer del chef Gnabry dejó a Pochettino ardiendo.