Sin rastro de la campeona olímpica

La búsqueda de Blanca Fernández Ochoa se centra en cuevas y hondonadas

Los hijos de Blanca Fernández Ochoa, tras buscarla en Cercedilla

Los hijos de Blanca Fernández Ochoa, tras buscarla en Cercedilla / JOSÉ LUIS ROCA

Juan José Fernández

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La búsqueda de Blanca Fernández Ochoa continuará este martes después de que trescientos guardias, policías y agentes forestales, un centenar de senderistas voluntarios y una veintena de miembros de la familia no hayan conseguido aún que los montes del valle de la Fuenfría devuelvan a la medallista olímpica que lleva nueve días desaparecida. 

Desde primera hora de la mañana se han pateado, repartidos en grupos de diez y por cuadrículas de un mapa militar, una amplísima área de pesquisa de la sierra del Guadarrama en su vertiente de Cercedilla. Los más preparados se han hecho 30 kilómetros por grupo en seis horas y media, y aún no está completado el terreno, porque son 3.500 hectáreas de bosque cerrado de pino y helecho.

Los grupos iban volviendo en goteo, primero los menos profesionales, y a última hora de la tarde, con rostros de extenuación, los más preparados. Ropa deportiva de grandes almacenes se mezclaba en los senderos con uniformes verdes y azules.

Y todo el colectivo, la tribu generosa que se ha dado cita en el paraje de Majavilán, ha abierto paso en el camino al grupo de búsqueda más especial de todos, el de los familiares de la esquiadora: Luis, Lola, Juanma, hermanos; Olivia y David, los hijos, y una pléyade de sobrinos, novios y satélites de la familia que ha subido monte arriba a buscar a Blanca.

A primera hora de la tarde volvieron al campamento base los hijos. Emocional y físicamente cansados, quisieron apartarse de todo y se sentaron en un muro, en la trasera de una caseta de piedra, los dos solos, con la cabeza baja y en silencio. La familia sigue esperanzada, "pero son muchos días", dice cabeceando el cuñado de la deportista, Adrián Frederighi.

Llamamiento

La sierra madrileña no había conocido antes un dispositivo tan grande de búsqueda de un montañero perdido. La fama de Blanca y el cariño auténtico que los vecinos de Cercedilla, Navacerrada, Los Molinos y Guadarrama sienten por su familia han multiplicado el efecto del llamamiento que el consistorio cercedillense hizo este domingo para que senderistas voluntarios ayudaran en la búsqueda.

A primera hora de la mañana se agolpaban por centenares en el aparcamiento del viejo hostal Casa Cirilo, convertido en base de operaciones. Policías y guardias les repartían folios en blanco: "Pongan sus nombres, de diez en diez", les instruían. Y, ya formados los grupos, cuando iban a salir, de nuevo les decían: "Caminamos separados, pero sin perdernos de vista. No queremos que se pierda más gente".

Una vez agrupados y dadas las breves insrucciones, salían a los pinares en abanico, bajo el atronar de los helicópteros, entre el arroyo del Infierno y el de Cerromalejo, y pasando junto canchales evocadores de la Sierra madrileña: el refugio de Aurrulaque, el camino Smith, el alto de los poetas, el mirador Luis Rosales... 

Por la noche, cuando ya no volaban los helicópteros y los 4X4 policiales se iban carretera abajo, se quedó la Guardia Civil de Cercedilla en el monte, caminando por los senderos de patrulla en pareja, como antiguamente. Para este martes a las 9 están también citados los voluntarios en el paraje de Majavilán, pero esta vez fuentes policiales no esperan que sean tantos. Y eso que en esta tercera jornada de búsqueda se abordarán terrenos más difíciles: las cuevas y la maleza del fondo de los hondones de granito.

Para los GEO de la Policía y los escaladores de la Guardia Civil se han reservado las alturas más abruptas y peligrosas. Cinco de los famosos Siete Picos que cierran el valle por el norte, viejo lugar de reto de los deportistas alpinos, han sido ya recorridos por los guardias montañeros. El pico cinco y el pico siete aún no, porque se descuelgan en vertical sobre el valle. Este martes los examinarán los guardias haciendo rappel. 

Pista falsa

Y también volverán los perros, buscadores clave del dispositivo. Dos de esos canes, de la Guardia Civil, marcaron por la tarde dos zonas cercanas al aparcamiento donde apareció el coche de la esquiadora. Son dos perros especializados en la búsqueda de personas tumbadas. Pero su marca no dio resultado. Ni rastro aún de Blanca.

A los perros se les ha dado a oler como seña objetos que la deportista llevaba en su coche y, esta mañana, también un camisón de ella. En el vehículo, la desaparecida dejó dos sandalias, lo que permite pensar a la familia que se cambió de calzado porque sí tenía la intención de hacer una de sus frecuentes rutas de marcha alpina.

De nuevo durante la jornada han salido voces insistiendo en que la campeona olímpica estaba bien de salud y de ánimo. Esta vez, a esa versión de la familia se ha unido la de Ignacio, heladero de Aravaca, que la atendió el sábado 24 y la vio bien. El portavoz de la familia ha lamentado lo peleada que está su cuñada con los móviles, y el hecho de que "con demasiada frecuencia" se iba de marcha solitaria, a refugios de montaña, sin teléfono.

Es ella

La Policía tiene ya por seguro que la mujer que se ve comprando víveres en un vídeo de un supermercado de la localidad madrileña de Pozuelo es efectivamente Blanca Fernández Ochoa. Pero la investigación no descarta ninguna hipótesis, incluidas las zonas de Galicia en las que la deportista, con su móvil, estuvo buscando alojamiento para estos días.

Todos los grupos de montaña policiales del centro de España se han dado cita en este dispositivo. Este martes, el mando del operativo evaluará si amplía la búsqueda a la ladera segoviana de la sierra.

Los buscadores voluntarios están de nuevo llamados, y se les volverá a ver recorriendo con sus 4X4, o a pie con sus mochilas y sus botas, la calle de Cercedilla que, supuestamente, recorrió Blanca hacia Las Dehesas, donde se pierde su pista. Avenida Francisco Fernández Ochoa se llama.