SUEÑOS DE LA INFANCIA

Las vidas que alegra el fútbol

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Andrea López-Tomàs

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“El fútbol me da la vida”. Dawda tiene 14 años y no puede evitar juguetear con el balón en sus pies mientras habla. Hace cinco años los partidos con sus amigos del barrio de Rocafonda de Mataró no eran suficientes. Él quería competir. En el Espai Joäo Martí, una asociación sin ánimo de lucro local, le concedieron su deseo. Se convirtieron en el primer equipo que no pertenecía a una escuela que participaba en la Liga escolar de Mataró. Ahora celebran que la próxima temporada tendrán equipo femenino.

Y todo es culpa de Ariadna. La joven de 16 años se colaba en los entrenamientos del equipo mixto del Espai pese a sacarles cuatro cursos a sus compañeras. "Ari quería jugar a fútbol pero no disponía de las facilidades económicas para hacerlo en la escuela así que nos inventamos un puesto para ella aquí: ayudante de entrenadora", cuenta Ray Hendrasatya, el cofundador del Espai Joäo Martí y coordinador de futbol de la entidad.

"Cuando juego a fútbol siento calma", confiesa Ariadna Soria. "Me ayuda mucho en aquellos momentos en que estoy enfadada y me quiero aislar del mundo; sueño con ser entrenadora para transmitir eso", reconoce Ariadna. Ahora parece que este sueño está más cerca y sus protagonistas serán las niñas del barrio. "Creo que es muy importante visibilizar que las mujeres también podemos jugar a fútbol", reivindica. "Y entrenar, claro.

La infancia en el centro

En un barrio como Rocafonda, la visibilización de la infancia tan diversa que lo puebla es un reto para el Espai Joäo Martí. "Ya no es solo visibilizar el fútbol femenino en general, es dar un espacio a niñas magrebíes o subsaharianas para que se lo pasen bien y aprendan en un equipo competitivo", puntualiza Ray. "La mayoría de los niños han nacido aquí, pero culturalmente sus familias no comparten esta predisposición a que hagan deporte", explica la cofundadora Anna Maria Comas.

Pero los recursos de un espacio como Joäo Martí son limitados. "Nosotras empezamos esto a ciegas en el 2012, creíamos en el proyecto pero al principio fue difícil", recuerda Anna. No se podían cumplir todos los deseos de cualquier niño ilusionado con jugar a fútbol ya que tal vez en su categoría por edad, no había suficientes interesados, como le pasa a Ariadna.

Carecían de lo más básico: ni equipamiento ni material deportivo, cada día tomaban prestado un espacio distinto para entrenar y las meriendas eran más bien discretas. El presupuesto no daba para más.

Hada madrina

"Un día Anna me prometió un campo de fútbol", confiesa, entre risas, Ray. Un campo no le trajo, pero sí equipación deportiva, balones, nuevo calzado para todos sus jugadores y la posibilidad de abrir un equipo de fútbol femenino. Y Colacao fue su hada madrina. Con las Becas Vamos ponen 300.000€ a disposición de los más jóvenes del país que sueñan con el deporte.

"Es muy gratificante ver todo el esfuerzo recompensado", agradece Anna. Ataviadas con unos brillantes uniformes amarillos, Ariadna dirige a Dawda y a sus compañeros en la pista municipal del barrio mientras Ray y Anna les miran orgullosas. Dawda ahora juega en el club U.D. Molinos pero el vínculo con Joäo Martí es firme. "El fútbol me da una alegría que nada más me da", confiesa.