Copa América

Argentina y un solo rezo: que Messi vuelva a ser él mismo

El diez reconoce que no está jugando bien pero todos esperan que aparezca ante Brasil el martes

Messi intenta controlar un balón durante el partido ante Qatar.

Messi intenta controlar un balón durante el partido ante Qatar. / periodico

Abel Gilbert

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Falta poco, muy poco para el choque con Brasil y sus palabras todavía reverberan con una estela de desconcierto entre los hinchas argentinos. "Mi nivel no es el mejor, no estoy jugando como esperaba. No está siendo mi mejor Copa América".

La confesión de Leo Messi delante de los micrófonos tiene algo de extraordinario. No solo por el tono autocrítico: obliga al seleccionado celeste y blanco a administrar el bajón impensado del mejor del mundo. El equipo que conduce a tientas Lionel Scaloni ganó y sufrió sin el esperado protagonismo del astro del Barcelona. Argentina se ha resignado por ahora a funcionar como un equipo de iluminaciones esporádicas mientras espera que el genio abandone la lámpara. Ojalá llegue el gol contra Brasil”, dijo y todos quieren creerle.

"Siempre Messi ha estado por delante de la selección, pero esta vez el equipo está jugando por encima de Messi. No guía la manada ni convierte, y canta el Himno (nacional) por primera vez en su partido número 134 en celeste y blanco. La versión impensada. Terrícola y oficinista, atrapado por la kryptonita, al superhéroe se le descosió la capa", lo definió La Nación.

La sorpresa de Messi en esta Copa América se ha dado en el plano del lenguaje. Hasta se ha jurado correr más de la cuenta y le pidió a sus compañeros de ataque, Lautaro Martínez y el Kun Agüero, un esfuerzo más de cara al clásico. Su locuacidad y buen humor es inversamente proporcional al brillo que lo distingue. Eso desconcierta a propios y extraños. No en vano en vísperas del gran partido del certamen regional Thiago Silva se encargó de recordar que, a pesar de su momentánea condición terrenal, el diez sigue siendo un jugador de otro planeta. 

Las preguntas sin respuesta

Esa mezcla de alabanzas y prevenciones del capitán brasileño no encuentran por estas horas equivalente en los medios argentinos.  "El equipo lo saltea en varias acciones porque prefiere atacar de manera anárquica, entonces Messi no es aduana ni referencia", ha sentenciado también apresuradamente La Nación sin poder contestarse las grandes preguntas que atragantan a un país futbolero: ¿Se quitará sus marcas como suele hacer de manera natural? ¿Encontrará los espacios para habilitar a un compañero? ¿Recuperará la puntería en sus casi infalibles tiros libres? ¿Y sus zigzags que dejan rivales en el suelo? ¿Estará presente en el Mineirao la noche del martes?

Según el diario deportivo Olé, Messi llegó a Brasil "golpeado" por la eliminación en Champions ante el Liverpool. Sin embargo, su falta de destellos no obedece a una herida anímica que cuesta cerrar. "Leo se siente bien y cómodo con sus compañeros, muchos de ellos nuevos. Sólo necesita jugar como él mismo lo ha hecho miles de veces". La selección argentina, recordó Juan José Pannó, uno de los más agudos periodistas deportivos, ha recibido muchas ayudas durante el torneo: el VAR contra Paraguay, el error infantil de un defensor de Catar en el tercer partido, y la equivocación del portero venezolano que dejó el balón en los pies de Lo Celso y habilitó el pase a la semifinal. Regalos providenciales. Pero con eso, subrayó, no le alcanza para ganarle a Brasil. "¿Podrá aspirar a algo más sin Messi?".

El capitán es referencia absoluta por lo que hizo o ha dejado de hacer. "Se le impone una culpa que no tiene. El fracaso de su selección no es suyo, sino del fútbol argentino, incapaz de definir una idea de juego. No hay un ciclo completo de una Copa a otra, desde que Bielsa concluyó cuatro años brillantes", dijo el diario paulista Folha.

De vuelta al Minerao

Leo volverá al Mineirao donde brilló ante Irán en 2014. Para Brasil ese estadio lo remite a su mayor fiasco deportivo: el 1-7 ante Alemania. A lo largo de su historia en la selección, Messi pulverizó la era Dunga como entrenador, en la semifinal olímpica de Pekín-2008. Jugó nueve partidos, gano tres, perdió cinco e hizo cuatro goles a la “canarinha”.

Muchos quieren creer que el capitán apenas ha dormido una siesta y está a punto de despertar. Así como Diego Maradona eliminó a Brasil en el Mundial 90, al frente de un seleccionado lamentable, La Pulga, a los 32 años, tiene en sus pies la oportunidad de sumar una hazaña más. Pero para eso, dicen, repiten doctos y legos, apasionados e hinchas de sangre fría, optmistas y medianamente escépticos, Messi debe volver a ser él.