25 títulos

El eterno Pedro y su increíble palmarés

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Joan Domènech

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El primer jugador del mundo en marcar en seis competiciones distintas y ser campeón en todas ellas. El honor no corresponde a Leo Messi, que fue el segundo, sino a Pedro Rodríguez Ledesma, Pedrito, en sus breves orígenes cuando así se denominaba con condescendencia a ese menudo extremo del Barça B que Pep Guardiola ascendió con él al primer equipo. Épocas convulsas y de fuertes críticas en aquel verano del 2008 que se repiten cíclicamente.

Como se repite cíclicamente la sana costumbre de Pedro de ir sumando capítulos gloriosos a su carrera, alejada de los focos, pero brillante y valiosa como pocas. El último episodio lo escribió en Bakú al marcar en la final de la Europa League y sumar otro título, el tercero en cuatro temporadas en el Chelsea.

Una vitrina completita

Le está quedando una vitrina bastante completita a Pedro a los 31 años. Con la Europa League añadirá a su historial la única pieza internacional que le faltaba. Consiguió por triplicado la Champions con el Barça (2009, 2011 y 2015) y la Supercopa de Europa, y el Mundial de Clubs por duplicado. Fue campeón con España en la Eurocopa y el Mundial en un global de 25 títulos antes de emigrar a Inglaterra, donde ha incorporado la Premier (2017) y la FA Cup (2018) y la última pieza cobrada en Azerbaiyán.

Marcando un gol, como no. Fiel a esa impagable costumbre de responder en las citas más exigentes, aquellas en las que los nervios encogen piernas y cerebros. Firmó el gol del triunfo en la Supercopa europea frente al Shakhtar Donetz (1-0), el de la supervivencia ante el Estudiantes en el Mundial de Clubs (2-1) que remató Messi con el pecho en la prórroga y abrió el marcador en el baile al Manchester United en la final del 2011 en Wembley (3-1).

La primera alineación de Guardiola

Justo después de cruzar ese centro de Eden Hazard, sin que su irrupción en un espacio vacío hubiera sido detectada a tiempo por Koscielny ni Monreal, Pedro inscribía su nombre en otra prestigiosa clasificación: la de los jugadores que han participado y marcado en las finales de las dos competiciones europeas, después del danés Allan Simonsen, el argentino, Hernán Crespo el ruso Dmitri Alenichev y el inglés Steven Gerrard.

Un honor como el honor, en aquel momento solo un honor, que tuvo Pedro de formar parte de la primera alineación de la era Guardiola, junto con Valdés, Alves, Márquez, Puyol, Abidal, Xavi, Keita, Iniesta, Etoo y Henry. Ocupó el puesto de extremo derecho en ausencia de Messi, que había recibido el permiso para acudir a los Juegos Olímpicos con Argentina y ganar el único título (la medalla de oro) con su país. El Barça ganó 4-0 al Wisla de Cracovia en la previa de la Champions y comenzó su propia leyenda.

El último gol en el último título

Mucho más que un honor fue su despedida siete años más tarde. En la Supercopa de Europa frente al Sevilla (2015). Empezaba a ser más suplente que titular, pese a que siempre disputó entre 45 partidos por temporada (Tito Vilanova) o 54 (Tata Martino), compitiendo con gente de la talla de Messi, Etoo, Henry, Ibrahimovic, Villa, Alexis, Neymar y Luis Suárez.

Luis Enrique le sentó en el banquillo pese a la ausencia de Neymar, enfermo, en beneficio de Rafinha, pero tuvo que recurrir a él al principio de la prórroga, en un alocado partido que pasó del 0-1 al 4-1 y estaba 4-4. Salió Pedro y, claro, marcó. Luis Enrique le alineó de titular en los dos encuentros de la Supercopa española ante el Athletic y el milagro no se repitió.

De Mourinho a Sarri

Pedro ya tenía la cabeza en Inglaterra, seducido por la confianza que le prometió José Mourinho en el Chelsea. Los 27 millones (más 3 en variables) que pactaron los clubs fueron un regalo para la entidad inglesa, habituada a pagar barbaridades.

Contra los pronósticos que auguraban un lento declive, Pedro jugó con Mourinho, antes de que fuera destituido en diciembre. Y con el holandés Guus Hiddink, su relevo. Y con el frenético Antonio Conte. Y con el taciturno Maurizio Sarri. Ha seguido promediando en el duro fútbol inglés 45 partidos por temporada. Y goles en las finales, emitiendo señales constantes, frecuentes, sonoras, de su categoría como delantero. 

Señales que solo han dejado de escucharse en la selección española.