Liga de Campeones

Mauricio Pochettino y la pasión desmedida de una gesta

El Tottenham remontó tres goles en 45 minutos ante el Ajax inspirado por las decisiones que llegaron desde el banquillo

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Alejandro García

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Con el equipo mermado, sin su mejor jugador, el delantero Harry Kane; sin fichajes en un año a costa de un estadio nuevo y en medio de la pelea por mantenerse entre los mejores de la Premier League, Pochettino rebuscó entre sus recursos para influir de manera trascendental en una eliminatoria histórica.

"Gracias, fútbol. Aún es difícil hablar, la emoción es increíble”, decía tras el técnico tras el partido que le ha terminado de encumbrar, después de una trayectoria en los banquillos en ascenso constante que ya le llevó a las puertas del Madrid en verano y que ahora premia su continuidad con un éxito inesperado y abrumador.

Sus experiencias al frente del Espanyol y del Southampton no hicieron más que adelantar lo que se avecinaba: un técnico sin déficits y con excedente de pasión en su trabajo. Discípulo moderado de Bielsa, entre otros, Pochettino representa el éxito de la pureza del fútbol auténtico, en el que cabe lo inimaginable.

Un éxito impensable

Con la semifinal ante el Ajax virtualmente perdida, el argentino sostuvo la moral y la credulidad de sus jugadores en el plan que les presentó, aunque no fuera muy atractivo, aunque fuera improbable, pero la fe mueve montañas y remonta resultados impensables. 

“Mis jugadores son héroes. Este tipo de emoción sin el fútbol no es posible, gracias a todo el mundo que ha creído en nosotros, demostramos que amamos el deporte y el fútbol. Estoy encantado de ser entrenador", terminó reconociendo.

Lejos del inmovilismo

El gran mérito táctico de Pochettino fue no ser inmovilista, no insistir en una idea que el Ajax desarticuló en la primera parte de los dos partidos de la eliminatoria y que el Tottenham revirtió, a falta de consistencia en su plan inicial, con el recurso de Llorente y las segundas jugadas que fabricó para sus compañeros. 

Además de la entrada del delantero español, Pochettino ajustó el dibujo para dar más protagonismo a un gris Eriksen, que en el tramo decisivo aportó clarividencia en el nacimiento de la jugada, el único paso previo a llegar a las inmediaciones aéreas de Llorente.

Al entrenador argentino no le tembló el pulso a la hora de renunciar a casi todos sus preceptos futbolísticos para perseguir una apuesta tan ambiciosa como improbable. "Hoy esto no iba de táctica, era más sobre corazón y lucha”, reconoció Eriksen en zona mixta. Pero por encima de todo, el técnico rosarino ha impregnado a su equipo de un espíritu inquebrantable y de una fe incondicional, el gran activo a destacar en su nutrido currículum, con resultados rodeado de problemas.

Sin fichajes y entre problemas

Moura, el héroe inesperado de la última noche de Champions, fue el último jugador que incorporó el equipo inglés, en enero de 2018, en medio de una política de austeridad total con las compras, mientras se sufragan los gastos del nuevo estadio, a cambio de retener a sus grandes estrellas. Al final, de una manera insospechada, ha dado resultado. 

El sufrimiento no es algo nuevo para el Tottenham de Pochettino, que perdió ante el Barça en una primera fase que sobrepasó por un gol de Lucas Moura, de nuevo, en el minuto 85 en el Camp Nou y gracias a que el Inter no pudo ganar al PSV.

La competición ha sido un huracán de emociones para un equipo y un entrenador que, después de empezar con dos derrotas, jugará la final en Madrid tras goleadas, remontadas y algún milagro, el antepenúltimo con el gol de Llorente en cuartos de final ante el Manchester City.