El Girona resucita a costa del Sevilla (1-0)

Montilivi celebró como un ascenso el primer triunfo del Girona tras seis derrotas seguidas, forjado con un esfuerzo descomunal, sin límites, desde el minuto 1 hasta el 95 y rubricado con un gol de Portu cuando todavía quedaba media hora por jugarse ante un rival que está luchando por una plaza que lleva a la Champions.

Con Eusebio en la cuerda floja y con la sensación que el equipo estaba más muerto que vivo, se obró el milagro en Girona y el equipo salió de la zona de descenso y recuperó la sonrisa. Nadie, ni el mismo Sevilla, pudo poner ni un pero a la victoria del Girona, la primera del 2019 en su estadio, donde no había ganado ninguno de los 11 últimos partidos, desde el mes de octubre de 2018.

Defensa de cuatro

Después de cambiar el sistema en Zorrilla, Eusebio volvió a su dibujo, con defensa de cuatro. Las grandes novedades estuvieron en los laterales. En el derecho, dejó a Ramalho en la grada, a Porro en el banquillo y apostó por Valery. Y en el izquierdo, sentó a su lado a Carnero y situó a Muniesa, un jugador que insiste que su sitio es de central y no en la banda, pero que hizo un partido mayúsculo como todos sus compañeros. El técnico, silbado como nunca cuando anunciaron su nombre por megafonía antes de que el equipo saltara al campo, mantuvo inalterables los jugadores más ofensivos y reclamó desde el minuto 1 una implicación y una lucha sin descanso de todos sus futbolistas sin excepción.

Y así fue. El Girona salió con las revoluciones al límite y dejando claro que ninguno de ellos se reservaría una sola gota de sudor. La salida de los rojiblancos sorprendió al Sevilla, que debió poner el modo concentración para evitar que los locales se avanzaran en el marcador.

Aviso pronto

El Girona ya avisó a los 3 minutos con un disparo de Stuani en el lateral de la red, pero también levantó la mano el Sevilla con un contragolpe donde Bounou debió salir a los pies de Munir para evitar el 0-1 que hubiese llenado de dramatismo el partido (minuto 12).

El Girona siguió jugando más allá del 100% e incluso asustando en las jugadas de estrategia, una asignatura que hacía muchos meses que parecía suspendida. La izquierda de Granell y la cabeza de Bernardo a punto estuvieron de avanzar en dos ocasiones a los rojiblancos. En la primera, el remate del central fue enviado a córner por Vaclik y en la segunda, el travesaño evitó el 1-0.

No cambió nada Eusebio (tampoco Caparrós) en el descanso, prueba inequívoca que el técnico del Girona estaba satisfecho con el partido de su equipo. Y aunque los primeros minutos de la segunda parte fueron complicados porque el equipo no entró con las revoluciones óptimas, pronto el Girona volvió a funcionar al ritmo de Pere Pons, que contagió a todos sus compañeros y también a los más de 11.000 aficionados. Llegó el gol, en un contragolpe de tres contra tres que nació de manera un tanto accidentada pero que finalizó de la mejor manera posible, con Pere Pons sirviendo el 1-0 a Portu y provocando el éxtasis en Montilivi.

Defensa para enmarcar

Aunque quedaban 29 minutos más el descuento (fueron 5), el Girona hizo una defensa del 1-0 para enmarcar. Los locales no se colgaron ni mucho menos del travesaño, pero todas las piezas hicieron su trabajo y mantuvieron a raya el Sevilla.

Los centrales hicieron un partido imperial, igual que los laterales. El centro del campo, liderado por Pere Pons, dio una lección de presión e implicación. Y arriba, un impagable Stuani, que luchó todos los balones como si se jugara la vida. El uruguayo, aclamado por la grada, no marcó pero hizo un partido soberbio. Y el apoyo del público sirvió para dar el último empujón hacia el triunfo. El triunfo de la resurrección.