El drama está servido para el Girona (2-1)

No resucitó el Girona en Balaídos, donde encajó una nueva derrota, la quinta seguida, que coloca a los de Eusebio en una situación crítica antes del dramático duelo de este martes en Valladolid. Los rojiblancos fueron una caricatura de equipo en la primera parte, pero tras 45 minutos muy deficientes y un 1-0 corto por los méritos del Celta, los gerundenses reaccionaron a partir de los cambios y también de la vuelta al 3-5-2. El empate de Portu pareció cambiar por completo el decorado, pero un golazo de Boufal en una acción aislada puso el 2-1 que fue definitivo pese a que los de Eusebio tuvieron casi media hora por delante (21 minutos más 6 de añadido) para intentar arañar al menos un punto.

Más allá del cambio obligado en el lateral derecho por la lesión de Ramalho, Eusebio se cargó a dos de sus intocables en la confección del once. Uno fue el central Juanpe y el otro, más llamativo si cabe, el media punta Borja García. El técnico priorizó tener dinamita en las bandas con Portu y Roberts y sacrificó posesión y pausa. Pero nada salió bien. Y la mejor noticia en el descanso fue el 1-0 porque el Celta, por fútbol y ocasiones, pudo haber dejado el partido más encarrilado si cabe con un segundo gol o un tercero.

En el primer cuarto de hora, Bounou ya había sacado tres balones delicados. No debió hacer ninguna gran intervención, pero de no haber estado bien colocado, los remates de Boufal (6’), de Boudebouz (12’) y sobre todo de Maxi Gómez (13’) ya hubiesen situado a los locales con ventaja en el marcador. De hecho, el Girona estuvo absolutamente desconocido. Frágil en defensa, muy impreciso en el pase y ausente arriba, donde Stuani no encontró en ningún momento la colaboración de Patrick Roberts ni de Portu.

El Celta, con el campo totalmente inclinado hacia la portería de Bounou, empezó a explotar la banda izquierda, donde Olaza se merendó a Porro en cada subida que hizo. Los locales perdonaron el 1-0 en un remate de cabeza de Maxi absolutamente libre de marcaje (27’) y el gol acabó cayendo por su propio peso en una nueva internada de Olaza que dio el pase de la muerte para el único que no perdona: Iago Aspas (34’). Sin capacidad de reacción alguna, el Girona llegó al descanso después de continuar jugando con fuego y de evitar el 2-0, que ya hubiese sido posiblemente irreparable.

No había ningún motivo para que Eusebio no moviera ficha en el descanso. Y lo hizo por partida doble (Juanpe y Borja García). El Girona volvió al 3-5-2 y enseguida sacó réditos porque Portu cruzó un balón lejos del alcance de Rubén Blanco. Era el minuto 48, aunque el VAR no lo validó hasta el minuto 53 ya que después del gol, el asistente levantó el banderín señalando un fuera de juego que no era.

Boufal crucifica al Girona

Por primera vez, el Girona tuvo el partido donde quiso. Llegó a dominar la posesión ante un Celta cada vez más nervioso. No contaban, sin embargo, con la inspiración de Boufal, que se inventó una acción individual que acabó con un remate con la derecha que acabó en las redes de Bounou e incendió Balaídos, que no dejó ya de animar a su equipo hasta que el árbitro señaló el final en el minuto 96.

Los de Eusebio lo intentaron por todos los medios e incluso en el añadido tuvieron dos ocasiones. El primer remate de Stuani dio en Cabral, que hizo un gran ejercicio defensivo (93’) y el segundo de Pere Pons desde la frontal (96’) se perdió alto. Ya no hubo tiempo para más. Próxima estación: Nuevo Zorrilla. El drama está servido.