ATLÉTICO 2-0 CELTA

Un Atlético liberado vuelve a celebrar ante el Celta

El equipo de Simeone se impuso con buen juego y goles de Griezmann y Morata ante unos vigueses que siguen inmersos en la pelea por el descenso

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Alejandro García

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Recién despedido de toda aspiración en una temporada que empezó con la inversión más ambiciosa de su historia, el partido fue como una fiesta de fin de curso para el Atlético, todavía a seis jornadas del final de Liga, ya sin reproches por las malas notas ni rabia por las decepciones, más bien con una sensación de liberación total, ya sin la mochila de presión que le ha lastrado durante toda la temporada.

El equipo de Simeone se divirtió con el balón en los pies, combinando con la diligencia de Griezmann en la frontal del área de un Celta que se mantuvo ordenado, comprometido e inofensivo ante una defensa rojiblanca inédita, con los canteranos Moya y Montero. Al menos hasta que cazó un contragolpe, fruto de la distensión del juego atlético, para que Oblak se luciera con dos paradas de mucho mérito en la mejor ocasión del partido.

Homenaje amargo

La tarde se encaminaba a fiesta de homenaje de una temporada amarga, con cánticos a Simeone, a Costa, al portero y ovaciones varias, con un clima y una ambiente ya veraniegos. Aparecieron Vitolo y Correa, Juanfran se incorporó con acierto al ataque y se reprodujeron combinaciones verticales y vistosas en área rival, aunque las ocasiones no terminaban de ser claras. Eran más problemáticos los escasos arranques ofensivos del Celta, pero estaba Oblak.

Tuvo que llegar una falta en la frontal del área, al borde del descanso, para que Griezmann clavara el balón en la escuadra de un Rubén Blanco que llegó tarde a cubrir su lado asignado. Nada cambió tras el gol y el descanso para un Atlético que siguió viviendo entre el regocijo.

Falta de la ambición de Aspas

El Celta, empezando a sacar la cabeza del pozo del descenso desde que regresó al equipo Iago Aspas, se reveló como una amenaza inocua, con su estrella de baja y sin más materia prima que las aisladas apariciones de Boufal. Entre algo de impotencia y algo de falta de ambición, el equipo de Escribá no se descompuso defensivamente en busca de sumar algún punto hasta que ya fue demasiado tarde.

Entre la falta de tensión general y la poca presión que puso el Celta, el equipo rojiblanco amenazó con desenchufarse de un partido que perdió casi todo el ritmo y prácticamente toda la intencionalidad ofensiva. Pero entró Morata, peleó un balón largo, se lo entregó a Griezmann y corrió al espacio, consciente de que el talento del francés haría el resto. El delantero se deshizo de Rubén Blanco con un regate y terminó de desatar el jolgorio en la grada, satisfecha, aún con todo, del curso de su equipo.

Ficha del partido:

<strong style="font-size: 1.6rem;">ATLÉTICO     2</strong>