ALTERNATIVAS DEPORTIVAS

El 'ultimate frisbee', un deporte mixto y sin árbitro

La playa de Castelldefels acoge el campeonato de España de ultimate, un deporte sin contacto físico que prepondera el espíritu de juego

Una jugadora de 'ultimate' atrapa un disco en una imagen de archivo de una competición

Una jugadora de 'ultimate' atrapa un disco en una imagen de archivo de una competición / periodico

Alejandro García

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Entre la inmensidad de valores del deporte, pocos se pueden apreciar en el fragor de un torneo, donde la cortesía hacia el rival, la empatía y el sentido de la justicia quedan reprimidos bajo una capa de competitividad extrema que contamina casi toda actividad deportiva mínimamente profesionalizada, pero incluso en el desierto se puede encontrar agua.

Este fin de semana en la playa de Castelldefels se reúnen 33 equipos y casi 450 jugadores (185 mujeres) para disputar el campeonato de España en playa de 'ultimate', un deporte en expansión que se juega con un 'frisbee' o disco volador, en el que chicos y chicas comparten terreno de juego, sin contacto físico ni árbitros, entre una amalgama de exigencia física, creatividad táctica y espectáculo técnico, regidos por el espíritu del juego.

Desde el partido de fútbol más trascendente hasta la última carrera popular de atletismo, la picaresca es un concepto muy extendido y cultivado en el deporte patrio, donde la presencia de árbitros y jueces se antoja fundamental para evitar la perversión del juego.

La responsabilidad de los jugadores

En el 'ultimate' son los propios jugadores los que tienen la responsabilidad sobre el cumplimiento de las normas. “La gente alucina, tienen la imagen del fútbol o el baloncesto, donde el árbitro tiene un papel bastante importante, pero el hecho de tener que conocer las normas y tener que hablar con el otro implicado para decidir sobre una jugada te hace respetarlas más”, asegura Aïda Treviño, entrenadora de 'ultimate' y jugadora de Sharks, uno de los clubes que aglutina la provincia de Barcelona.

“Estamos acostumbrados a actuar siempre por nuestro interés y eso obliga que tenga que haber una figura imparcial para que juzgue las cosas. Si un jugador señala una infracción y no hay acuerdo con el rival, el disco vuelve atrás y se sigue jugando”, explica diligente Miguel Espiau, cargo federativo e internacional con la selección española.

Al final, los dos equipos intercambian impresiones sobre el partido en un círculo conjunto como paso previo a puntuar al rival en su espíritu del juego para, al concluir el torneo, nombrar un ganador en juego limpio y respeto a las normas y al rival. “Está mal visto un equipo que ha ganado el campeonato pero tiene el peor espíritu de juego”, cuenta Treviño.

Presencia femenina

La Federación Española de Disco Volador (FEDV) organiza a los clubes, 35, y selecciones nacionales de ultimate entre los casi 1000 jugadores federados tiene a nivel estatal. Entre ellos, un 38 por ciento de mujeres, muy por encima de la media el resto de deportes con presencia masculina. “Aún así es poco, trabajamos para que cada vez más chicas jueguen”, asegura Espiau, impulsor de la categoría mixta, la más popular en España, desde el comité directivo de la federación.

El deporte sin contacto funciona como un refugio para la inclusión, donde la corpulencia física no es un factor determinante. “Fue un 'shock' cuando lo conocí, pensaba: ‘ya no tengo que preocuparme de que venga un chico por detrás y me meta una segada, como en fútbol’”, explica muy gráficamente Treviño.

El 'ultimate' nació en los campus de las universidades americanas en los años 60, bajo el concepto de extraer y unificar lo mejor de otros deportes, y a partir de los años 80 comenzó la expansión mundial. Actualmente se practica muy activamente en Estados Unidos, donde hay una liga profesional, en gran parte de Europa y América Latina. En España, como en otros países, su implementación en centros educativos, auspiciado por los valores del espíritu del juego que abandera, es el gran trampolín.

Herramienta en la escuela

“El 'ultimate' es una herramienta para que los alumnos entiendan que hay otra manera de afrontar el deporte. No tiene parangón en cuanto a inclusión y auto arbitraje”, explica Enrique Cipriano, profesor de un instituto en Sabadell, fundador del equipo Esperit y miembro del comité SOTG (Spirit of the game, espíritu del juego, en inglés) el máximo órgano federativo relativo a la aplicación del espíritu del juego en el ultimate.

El Comité Olímpico Internacional reconoció definitivamente en 2015 a la WFDF (World Flying Disc Federation, Federación Internacional de Disco Volador por sus siglas en inglés), el primer paso para consolidar la apuesta por el futuro olímpico del 'ultimate', aunque el reconocimiento por parte del Consejo Superior de Deportes español todavía está en proceso.