Homenaje a una figura olvidada

Poesía, república y lanzamiento de jabalina

Un documental rescata la memoria fascinante de la pionera Anna Maria Martínez Sagi, la primera mujer directiva del FC Barcelona

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Rafael Tapounet

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Anna Maria Martínez Sagi murió el 2 de enero del 2000 en una residencia de ancianos de Santpedor, sola y olvidada. Por una de esas casualidades que nos hacen pensar que lo que llamamos azar es en realidad el resultado de un plan maestro, ese mismo día el escritor Juan Manuel de Prada hacía llegar a sus editores la versión definitiva de su tercera novela, ‘Las esquinas del aire’, que relata las pesquisas de un joven aspirante a juntaletras empeñado en seguir el rastro de una tal Ana María Martínez Sagi, “poeta, sindicalista y virgen del stádium”, cuya existencia ha descubierto en un libro de entrevistas de César Gonzáez Ruano, amoral maestro de articulistas y falangista de primera hora.

La publicación de ‘Las esquinas del aire’ sirvió para rescatar la memoria de una mujer fascinante, adelantadísima a su tiempo, que cultivó con el mismo entusiasmo la poesía y el lanzamiento de jabalina, la natación y el republicanismo, el periodismo y el esquí. Impulsora del Club Femení i d’Esports de Barcelona (la primera entidad deportiva y cultural exclusivamente femenina del Estado español), amiga de Santiago Rusiñol y sufragista apasionada, Martínez Sagi entrevistó a prostitutas, mendigos y estrellas de cine para el semanario ‘Crónica’, fue corresponsal del ‘Daily Mail’ en la guerra civil española (escribía sus reportajes desde la Columna Durruti), vivió tras la contienda exiliada en Francia y Estados Unidos y no regresó a su país hasta la muerte de Franco, en 1975.

Un paréntesis de 55 años

Además de todo eso, y de otras muchas cosas, Anna Maria Martínez Sagi fue la primera mujer que ocupó un puesto en la junta del FC Barcelona (y la primera directiva de un club de fútbol español). Eso ocurrió en 1934. Martínez Sagi, que se encargaba del área de cultura y propaganda, no duró mucho en el cargo (“no tardé en dimitir, despavorida ante al ambiente de virilidad espesa que se respiraba en las asambleas de socios”, le hace decir De Prada en su novela), pero su presencia dejó una huella profunda en el club. Y duradera. Habrían de pasar 55 años para que otra mujer, Rosa Valls-Taberner, tuviera un asiento en las reuniones de la junta.

El paso por la entidad azulgrana de “aquella dulce y enérgica muchacha de Barcelona, inteligente y republicana”, cuya “belleza de estatua precisaba una cultura en la contemplación” (tal es la impresión que le causó a González Ruano), es uno de los ejes narrativos de ‘La Sagi, una pionera del Barça’, un documental coproducido por Minoria Absoluta, el FC Barcelona y TV-3 que el canal autonómico estrenará el martes en su espacio ‘Sense ficció’ (21,55 horas). Juan Manuel de Prada ha colaborado en el guion de la película con Francesc Escribano, que se encarga también de la dirección junto a Josep Serra Mateu. La actriz Anna Sahun interpreta a Martínez Sagi en esta docuficción que el pasado jueves, vigilia del 8-M, se presentó en el Auditori 1899 del Camp Nou en una proyección exclusiva.

 Nacida en 1907 en el seno de una familia acudalada de Barcelona dedicada al negocio textil con la que rompió cuando su madre se interpuso en su relación con la poeta Elisabeth Mulder (un amor condenado a cuyo recuerdo consagró toda su vida), Anna Maria Martínez Sagi tenía 27 años cuando Josep Suñol Garriga, director y propietario del semanario deportivo ‘La Rambla’, le propuso integrarse en la junta directiva del Barça presidida por Esteve Sala en la que el propio Suñol se reservó una plaza como vocal.

"Mejoramiento físico y moral"

El día de la toma de posesión, un reportero de ‘La Rambla’ le preguntó por sus planes para el nuevo cargo: “Mi ideal, ahora que me encuentro en este puesto –respondió-, es trabajar por el mejoramiento físico y moral de la mujer. Establecer, entre otras cosas, clases de gimnasia para mujeres. Preparar a conciencia a las jóvenes que deseen dedicarse al deporte, protegiéndolas del peligro que representa actuar sin control ni reconocimiento previo. Organizar cursos, conferencias, excursiones, hacer, en fin, una labor cultural y eficiente, sin olvidar nunca a la mujer”. Todas esas iniciativas acabaron siendo boicoteadas por la asamblea de socios y Martínez Sagi tiró la toalla al cabo de un año.

Siguió trabajando para Suñol como redactora de ‘La Rambla’, aunque su pasión por deporte estuvo a punto de costarle también ese empleo. En 1935, el director de la revista, convertido ya en presidente del Barça, le encargó la crónica del estreno en Barcelona de ‘Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores’, de Federico García Lorca. Martínez Sagi asisitió a una decena de ensayos, en los que trabó amistad con el autor granadino y con la actriz Margarida Xirgu, y dejó preparada una crítica altamente elogiosa para poder escaparse el día del estreno a participar en un campeonato de esquí en La Molina. El artículo se publicó tal cual, pese a que una afonía de la Xirgu había obligado a suspender la función en el último momento. Suñol montó en cólera y despidió a la periodista, pero Lorca intercedió por ella ofreciéndose a ser entrevistado en exclusiva y la cosa acabó con una alegre celebración en el despacho del director, copas de champán en ristre.

Federico García Lorca, Josep Suñol y Anna Maria Martínez Sagi, brindando con champán en la redacción de un semanario deportivo barcelonés. La aparente banalidad de la escena convoca la promesa de una república moderna, culta, abierta, alegre, libre, igualitaria y fraterna. Pero contiene también el atisbo de un presagio trágico. Apenas tres años después, Lorca y Suñol habrían sido asesinados por el fascismo y Martínez Sagi se preparaba para emprender el camino del exilio y del olvido.