LOS ARBITRAJES

El VAR no puede con la polémica

El penalti de Varane a Suárez en el Camp Nou, la primera decisión tomada por el VAR en un clásico.

El penalti de Varane a Suárez en el Camp Nou, la primera decisión tomada por el VAR en un clásico. / periodico

Joan Domènech

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El VAR no tiene que interferir en el juego, según una premisa fundacional del invento establecida por los árbitros, y el VAR no tiene que acallar la polémica, convienen periodistas y aficionados. La tecnología reduce los errores de los árbitros, pero no elimina la bronca cotidiana sobre la interpretación de los penaltis o los milímetros de los fueras de juego. La paz nunca estallará en el fútbol español.

La juventud de la criatura -es la primera campaña del VAR- explica que en muchos sectores todavía exista cierta confusión sobre qué, cuándo, como y por qué se utiliza la vídeo-revisión. A pesar de que desde el minuto uno, y se recalca en cada estadio, solo se produce en cuatro supuestos: para determinar si se ha producido un penalti o no, si un gol es legal o no, si una acción merece ser expulsión y para corregir un error de identificación. Al tratarse de jugadas tan determinantes y siendo el VAR un componente arbitral, sigue siendo la excusa idónea para justificar el mal resultado.

El 'Villarato' aún vive

La costumbre de discutir sobre el uso de la tecnología sigue en boga en cada rueda de prensa del entrenador perdedor. O del portavoz del club derrotado. El VAR no puede combatir la endémica polémica del fútbol español, aunque sí ha conseguido que se reduzcan muchas simulaciones y se rebajen los tumultos alrededor del árbitro tras tomar una decisión crucial. Ha conseguido lo más importante: disminuir los errores de los jueces.

El Madrid no ha abandonado la tesis de la confabulación arbitral -lo que se conocía por Villarato- para justificar que el Barça haya ganado en 10 de las últimas 17 visitas al Bernabéu (la última eliminó a los blancos de la Copa del Rey) y por qué está a nueve puntos del liderato, que curiosamente ostenta el Barça.

"Yo vivo más feliz porque tengo una herramienta que me ayuda y me hace ir al campo con más tranquilidad. Cuando hay interpretación es difícil que entre a juzgar el VAR; en las jugadas de grises, los errores no son claros". La reflexión del árbitro Antonio Mateu Lahoz, VAR del próximo clásico 

La felicidad de Mateu Lahoz

"Yo vivo más feliz porque tengo una herramienta que me ayuda y me hace ir al campo con más tranquilidad", proclamó Antonio Mateu Lahoz, que pitó la ida copera del Camp Nou y este sábado oficiará de videoasistente en el clásico.

El colegiado valenciano es de los más corregidos por sus colegas televisivos. El vídeo, en cambio, no subsana las otras decisiones equivocadas que toma, algunas de difícil comprensión. "Cuando hay interpretación es difícil que entre a juzgar el VAR; en las jugadas de grises, los errores no son claros". Y los estatutos del VAR dicen que los errores han de ser "claros y manifiestos".

El 98% de aciertos

Antonio López Nieto, exárbitro internacional y miembro del Comité Técnico de Árbitros, explicó que con el VAR el índice de aciertos ha pasado del 93 al 98%. El desglose del organismo, en cada apartado revisable, se concreta en un aumento del 90.5 al 98.3% en los penaltis; del 91,6 al 99,1% en los goles, del 96 al 99,1% en las jugadas rojas y el 100% en la identificación de infractores.

En el fondo, el foco de discusión se ha trasladado a otro punto: ya no se debate tanto lo que se pita, porque se sobreentiende que está escrutado por más ojos, sino lo que no se revisa: por qué no se pitó el presunto penalti de Semedo a Vinicius del miércoles o el de Ramos a Rakitic.

Rozaduras en el área

La caja de los truenos, convenientemente amplificada, se destapó en el Real Madrid-Real Sociedad por el penalti de Rulli a Vinicius. El árbitro Munuera Montero dejó seguir la jugada. El portero de la Real alegró que había tocado levemente el balón con las manos. Una rozadura tan perceptible como los tacos de <strong>Doukouré sobre la media de Casemiro</strong> en el Ciutat de València.

"Cuando tienes el VAR, por lo menos consúltalo, si tienes esa bala. <strong>El penalti es escandaloso</strong>", despotricó <strong>Sergio Ramos </strong>aquel día, apenas una semana antes de que el VAR se estrenara en el clásico al denunciar el penalti de <strong>Varane a Suárez</strong> que Sanchez Martínez no vio.

El capitán blanco dijo ser partidario del VAR cuando Estrada Fernández favoreció a su equipo en el derbi con el Atlético en tres decisiones discutibles, opinión que no ha cambiado. Ni en la Champions. El VAR debutó en los octavos, y anuló el 1-0 del Ajax y no anuló el 1-2 blanco en una falta previa de Lucas a De Ligt.

De criticar a callar

Emilio Butragueño, el portavoz institucional blanco, ha operado un cambio semejante: de criticar a los árbitros a decir que no habla de ellos. El Barça proclama que "somos impulsores del VAR", en palabras de Josep Vives, el homólogo azulgrana. Las quejas barcelonistas se centraron en la expulsión de<strong> Lenglet </strong>ante el Girona. No ha habido más porque no ha habido más daños en el marcador.

El Madrid anda a la greña desde octubre, cuando cayó <strong>ante el Levante en el Bernabéu</strong>, día en el que el VAR convirtió en penalti una falta que el árbitro pitó fuera del área y anuló un gol de Asensio