UNA HISTORIA DE PERSEVERANCIA

Núria Pau, la esquiadora de ida y vuelta

La deportista catalana ha llegado al Mundial de Are tras ser descartada por la federación hace apenas un año y sueña con los JJOO

Núria Pau.

Núria Pau. / periodico

Joan Carles Armengol

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El suyo es un caso de manual de cómo la pasión por un deporte puede superar todos los obstáculos. Núria Pau fue descartada por la Federación Española de Deportes de Invierno (RFEDI) hace poco más de un año porque, a su juicio, no cumplía los requisitos ni conseguía los resultados exigidos para seguir en el equipo nacional. Pero rendirse no entraba en sus planes.

"Tenía claro que esa no era la manera de acabar, que no era mi final, que tenía mucho que dar todavía. Si no lo hubiera intentado, no me hubiera quedado tranquila. Dejarlo no fue nunca una opción para mí", explica la esquiadora catalana desde Are (Suecia), donde está disputando su primer Mundial y, además, en dos pruebas: el gigante, donde el pasado jueves quedó la 36ª, y el eslalon, con el que este sábado concluirá su participación.

Núria Pau, de 24 años, es en este sentido una esquiadora de ida y vuelta. La voluntariosa deportista de Ribes de Fresser (Ripollès) consiguió revertir una situación que parecía imposible. Pocos, por no decir ninguno, lo habían conseguido anteriormente tras ser rechazados por el equipo español. Sucedió en el 2017. "Cortaron la inversión en mí antes de tiempo. Si hubieran tenido más paciencia, los resultados habrían salido, como se ha demostrado después", asegura Núria, que no es muy dura, sin embargo, con el estamento federativo, presidido por el aranés May Peus, que tuvo la cintura de reconocer el error y aceptarla de nuevo en su seno. "Me echaron, sí, pero también han vuelto a apostar por mí. Gracias a ellos estoy cumpliendo mi sueño", concluye.

La mirada puesta en Pekín 2022

Un sueño que no acaba en estar en un Mundial. Núria ya piensa en los Juegos Olímpicos de Pekín 2022, después de que unos cambios de criterio de última hora dejara sin chicas al equipo español de esquí alpino de los Juegos de Pieonchang (Corea del Sur) del pasado 2018. "No voy a negar que los próximos Juegos están en mi punto de mira. El esquí es un deporte que admite a gente de edades avanzadas y que premia la experiencia. No hay que tener prisa", afirma Núria, que esta temporada ha logrado su mejor resultado en la Copa del Mundo, el 40º puesto en el gigante de Kronplatz (Italia). "Me quedé a solo 62 centésimas de pasar a la segunda manga [30 primeras]. En estos dos últimos años he dado saltos progresivos hacia delante. Estaba acostumbrada a ver a todas esas grandes esquiadoras por la tele, eran mi referencia. Pero ahora ya empiezo a verlas como unas esquiadoras más, porque todas estamos haciendo el mismo trabajo".

Pero volvamos a tiempos no tan pretéritos, tiempos más duros en los que Núria Pau Romeu se vio abandonada por el equipo español. Ahí salió toda el genio de una familia de deportistas. Sus padres, Gil y Gemma, responsables del Hotel Prats de Ribes de Fresser, ya practicaban este deporte, lo mismo que su abuelo, que incluso regentó un tiempo el restaurante de la estación de esquí de Núria.

Todo un pueblo detrás

En julio del 2017, Núria se fue sola, con la autocaravana de sus padres, a realizar la pretemporada en los Alpes. Pero no le bastó. Necesitaba puntos en el ránking FIS, y para ello tenía que acudir al circuito sudamericano. Era una opción muy cara, pero su familia, su club (La Molina) y prácticamente todas las entidades deportivas y sociales de Ribes de Fresser la apoyaron en su reto. Incluso los Gegants de Ribes, con una peculiar campaña de micromecenazgo (crowdfunding), se pusieron a su lado. Con sus 40 kilos de material, sola pero animada por el apoyo popular, Núria se fue a competir a varias estaciones de Argentina Chile, donde las cosas le fueron tan bien que ganó la Copa Sudamericana en la modalidad de eslalon y fue segunda en gigante.

"Esos buenos resultados los dediqué a toda esa gente que en aquellos momentos no dudaron de mis posibilidades y se volcaron en ayudarme. Me habían puesto a prueba y, si no hubiera sido por la ayuda de toda esa gente, hubiera sido mucho más difícil superar aquel momento", recuerda la esquiadora catalana, que ahora ya mira decididamente al frente. Comenzando por este Mundial  de Are y, sobre todo, con el horizonte de los Juegos. "Ese sí que es el sueño de mi vida", reconoce esta estudiante de tercero de Fisioterapia.

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